3. Angel de la guarda

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Haneul.

Suspiro agotada y me detengo en el punto medio de un puente, siendo recibida en la ciudad por la belleza nocturna del famoso rio Han.

Al no tener más que una pequeña mochila con apenas lo necesario— [algunas monedas,  papeles de indentificacion y toallas sanitarias]— me preocupo.

Finalmente salí huyendo de Yeoui-dong como delincuente decidida a no ser el trofeo de un heredero ladrón y corrupto. Así que tome un bus que era para lo que me alcanzaba, y después de hora y media terminé en el terminal de autobuses de la cuidad. De allí estuve caminando sin rumbo como unas dos horas, porque para rematar es media noche y es imposible que encuentre un cajero automático y un lugar donde dormir.

Me apoyo del barandal de puente y me asomo para ver qué hay debajo en lo que pienso un segundo. Tal vez dormir por esta noche en algún rincón o en la guarida de un mendigo allí debajo donde no salpique agua sea la mejor opción para tener éxito en mi sorpresiva aventura.

— ¡Oye!, ¿Que crees que estás haciendo?. — Escucho a unos metros.

Volteo y me autoseñalo para ver si es conmigo, y todo lo que veo es a una niña caminando despacio a mi dirección.

Sola

¿Que hace una niña a media noche sola por la calle?.

— Solo estoy midiendo la altura, me parece algo interesante— Respondo.

Ella sigue acercándose sigilosamente. Viste un conjunto deportivo holgado que le queda algo cómico, a pesar de que tiene voz de mujer me sigue pareciendo una niñita

— No tomes tu intento de suicidio con humor— Advierte apuntandome— No es gracioso, alejate, todo tiene solución alma podrida.

Independientemente de la mala noche que he pasado su comentario me causa gracia.

— No te rías, la muerte no es un juego.

—¿Y que te hace pensar que me quiero matar?.

Ella me escanea de arriba abajo.

— Tu cara hinchada. A leguas se nota que estuviste llorando, Además este puente es el número uno en suicidios, ¿Acaso no lo sabes?

Me alejo como si el barandal estuviera infectado de bacterias. El hecho de ser de Corea no quiere decir que esté muy informada de todo lo que sucede en la ciudad, es decir, vengo de un pueblo costero que queda a dos horas de aquí, y todo lo que se respira y se habla es del mar, las plantas y las flores, por ende, es lo único de lo que tengo información, claro, aparte también está mi carrera, que aunque no fue en la mejor universidad del pueblo igual es un gran logro y aprendizaje.

La chica de baja estatura finalmente frena sus pasos sfrente a mi. Luce más relajada que hace un rato. Su piel es muy clara, su rostro es pequeño y viéndola más de cerca parece tierna. Le calculo como mínimo unos diesiciete años.

— Pensé que querías matarte. — Dice, sus ojos van directo a mi mochila.— ¿Eres recién llegada cierto?.

Asiento abrazando mi morral.

— Vengo de un pueblo, a dos horas de aquí. Tengo sed— Suspiro agotada.— Pero solo tengo mi tarjeta y no conozco nada por acá, aparte no creo que me alcance el dinero para un hotel.

— ¿Cuánto tienes para el hotel?— Pregunta escaneandome nuevamente.

Me tomo unos segundo para hacer mis cálculos.

— Ciento cincuenta wones.

La chica suelta una risotada.

— ¿Es broma?.

Half MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora