Sueño de los Eternos era conocido por ser misterioso y silencioso. Había recogido muchos nombres a lo largo de la historia: Morfeo, Oneiros, Sandman... Lo que nadie se esperaba era que terminara enamorándose de una mortal y la convirtiera en Dama de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Myra tenía razón, había un parque cerca de la iglesia. Debido a las horas que eran, tan solo estaban ellos tres: Morfeo, Matthew y Myra.
Ella se había sentado en el borde de una fuente, pasando sus dedos por la superficie ante la mirada de Sueño.
-Este mundo es peligroso -volvió a intentar convencerla.
-Lo sé -respondió sin dejar de mirar las ondas que hacía en el superficie.
-Una secta me mantuvo apresado por más de un siglo. Asesinaron a Jessamy cuando intentó ayudarme. Y a ti te asesinaron con un cuchillo -recordó.
Esto la hizo detenerse, sacando la mano del agua para recolocar algunas de las plumas de Matthew.
-Lo sé. Tú mismo te encargaste de castigar a mi asesino con pesadillas eternas. Por cierto, creo que no te he presentado. Este es Matthew. Todavía se está adaptando, así que se amable con él -pidió mientras el cuervo hacia una reverencia torpe.
Morfeo tan solo le dirigió una mirada llena de molestia.
-No quiero ningún cuervo.
-Pero lo necesitas. Siempre ibas con uno.
-No necesito un niñero -insistió Sueño-. Ahora, Matthew, utiliza tus nuevas alas para volver de nuevo al Sueño. -Al ver que no respondía, se puso más serio-. Yo soy tu amo. Haz lo que te digo.
Matthew se removió incómodo, prefiriendo observar a Myra, quien le dio una sonrisa de disculpa.
-Date una vuelta a ver si ves a Johanna. Si por algún causal lo hicieras, vuelve de inmediato a informar -pidió.
El cuervo asintió antes de salir volando, dejándolos solos.
-Deberías de darle una oportunidad. Lo de Jessamy fue una tragedia, pero ahora que has vuelto, me sentiría más tranquila si tuvieras un cuervo que me pueda avisar de lo que te pasa y te pueda ayudar -pidió con mirada suplicante.
La expresión de Morfeo se volvió más dura.
-Yo no necesito a nadie.
-Bueno, pues yo te necesito a ti -exclamó de repente Myra-. He estado más de un siglo preguntándome cómo estabas. Qué clase de cosas te estarían haciendo. Lo que estabas sufriendo. Y ahora vuelves y te vas sin más en la búsqueda de tus bártulos sin saber qué más te puede pasar. Eso sin contar que no quieres ninguna clase de ayuda -terminó, notando que se había levantado en algún momento de su discurso.
Le dio la espalda al hombre, no queriendo que la viera así, tan afectada por su pérdida. Aunque era gracioso, él la había visto en muchas situaciones, hasta en su muerte, pero nunca había dicho nada que la pudiera avergonzar.
Una mano la agarró del brazo, obligándola a girarse con suavidad. Otra la agarró de la mejilla y cuando menos se lo esperaba, estaba siendo besada.
El beso fue tierno y largo. Era una forma de decir muchas cosas a la vez: "Lo siento", "Te quiero", "Te he echado de menos", "Yo también te necesito".
Al separarse, Myra pudo ver aquellos ojos llenos de estrellas. Morfeo no la soltó de inmediato, sino que se quedó cerca de ella un tiempo antes de sentarse al borde de la fuente, guiando a la chica para que se sentará a su lado.
-Viajé entre los sueños y pesadillas para recolectar las ofrendas para las Parcas. Las corrientes se han vuelto más fuertes y veloces de lo que recordaba. Me ha costado ir a donde quería -reveló mirando sus manos entrelazadas-. No me imagino lo que debe haber sido viajar durante mi ausencia.
-Bueno -comenzó Myra-. Al principio no eran así, pero con el tiempo fue como si... como si no me reconocieran. Hubo momentos en los que temía perderme y... no volver a verte nunca.
Morfeo apretó con suavidad sus manos como muestra de apoyo.
-Ya no tendrás esa sensación. Recuperaré mis bártulos y les recordaré a los sueños y pesadillas quien es su amo. La próxima vez que viajes entre sueños, será como antes de que me fuera.
Myra asintió, sabiendo muy bien que cada vez que Morfeo prometía algo, siempre lo cumplía. ¿No dijo él mismo que volvería y acabó haciéndolo? Más de un siglo después pero al final, cumplió su promesa.
La mirada de la chica se desvió a la muñeca donde tenía el brazalete.
-Tendrías que haber tomado mi brazalete, no ha Gregory.
-Estabas dormida -restó importancia.
-Pudiste haberme despertado -contrarrestó.
Morfeo levantó la mirada, centrando sus ojos en los de Myra.
-Ese brazalete es una parte mía que decidí regalarte. Es mi juramento de estar contigo y de verte como Dama del Sueño.
Su seriedad era abrumante. Cada vez que Sueño de los Eternos hablaba, lo hacía con una seguridad que dejaba a la gente silenciada.
Y actualmente, Myra lo estaba.
-Cuando viajaba entre sueños, recogí el huevo de una gárgola y se lo dejé a Abel. Al menos tendrán un nuevo compañero.
Myra asintió asimilando sus palabras.
-Eso fue muy considerado, Morfeo. Estoy seguro de que los hermanos apreciarán tu ofrenda.
Un silencio siguió a sus palabras, pero era uno cómodo, tranquilo. Y así se quedaron, escuchando el sonido del agua, hasta que Morfeo volvió a hablar.
-Intentaré no preocuparte tanto y... tal vez usar los servicios de Matthew -medio prometió-. Tan solo... quiero que te mantengas a salvo.
La chica sonrió.
-Lo prometo, Morfeo. Pero déjame ayudarte con esto.
Hubo una pausa en la que el Eterno estuvo deliberando si se lo permitía o no.
-Está bien, pero si veo que hay un peligro inminente, te quiero alejada.
-De acuerdo.
-Bien -aceptó Morfeo justo cuando Matthew llegaba volando de vuelta.
-Oh, lo lamento. ¿Interrumpo algo? -cuestionó dando unos pasos hacia atrás.
-Te puedes quedar, Matthew -dijo en cambio Morfeo, soltando las manos de Myra y levantándose del bordillo.
-Oh, eso es fantástico, mi señor -agradeció haciendo una inclinación que poco a poco iba mejorando-. Le ayudaré a encontrar a esa mujer. Si está dormida, tendremos cinco o seis horas hasta que se ponga en marcha
Y así, de repente, una idea vino a la cabeza de Morfeo.
Al empezar a escribir al fanfic, tuve muchos problemas con el personaje de Morfeo y realmente no sabía si lo estaba personificado bien. Todavía sigo intentando hacer un buen trabajo con eso (aunque lo dudo), pero este capítulo me hizo seguir hacia delante.
