Sueño de los Eternos era conocido por ser misterioso y silencioso. Había recogido muchos nombres a lo largo de la historia: Morfeo, Oneiros, Sandman... Lo que nadie se esperaba era que terminara enamorándose de una mortal y la convirtiera en Dama de...
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El sueño de Johanna era más bien un recuerdo. Uno macabro en el que intentaba cerrar un portal de demonios, pero justo entonces una niña aparecía y era absorbida por la puerta.
Johanna había estado intentando cerrarla, por lo que, al lograrlo, tan solo quedó en su mundo la mano cortada de la chica, la misma que le había estado agarrando.
Cuando se despertó, notó que había dos personas más en su apartamento.
-Su puta madre -susurró-. ¿Cómo me habéis encontrado?
-Estabas soñando -fue la respuesta simplificada de Morfeo, que pronto evolucionó a más-. Pero no era solo un sueño, ¿verdad? Era un recuerdo. Entiendo que no duermas.
-Lo lamento -se disculpó Myra, haciendo que la atención recayera sobre ella-. Para poder cubrir un mayor rango de durmientes, hice que algunos de vosotros soñarais con vuestros recuerdos. Lamento si eso te ha impedido dormir durante tanto tiempo.
-Quizá me lo merezca -fue la respuesta de Johanna.
-Puede ser -concordó Morfeo sin compasión-. Pero yo podría arreglarlo.
-Solo si te ayudo con la arena -murmuró Johanna antes de levantarse.
-Encontrar algo aquí requerirá más magia de la que puedes conjurar -dijo con sarcasmo el Eterno, cosa que fue ignorada por la exorcista.
-Miraré en el despacho. No limpieis en mi ausencia -dijo.
-Te acompañamos. Eres muy dada a desaparecer -respondió al instante Sueño.
-Bueno. Pero si este caos te ofende, fliparás con el despacho.
X
Tras revisar el despacho, Johanna tuvo una idea de quién podía tener la bolsa y para ello, tendrían que ir a casa de la que actualmente era su ex novia: Rachel Moodie.
-¿También usa magia? -quiso saber Myra mientras caminaban por las desoladas calles de Londres.
-No, por Dios. No, ella es buena gente. Tiene trabajo, una familia feliz... Se cagaba en la puta magia.
-Y aun así dejaste la arena con ella -acusó Morfeo.
-No, no la dejé con ella. La dejé y ya. Y a ella -hizo una pausa antes de explicarse-. Yo me quedaba en su casa. Ella interpretó que vivíamos juntas, cosa que no era así. Una noche me fui a trabajar y no volví.
-¿Por qué? -quiso saber Myra, para nada contenta con su forma de actuar.
-Porque nunca acaba bien.
-¿El qué? ¿El amor? -preguntó Sueño antes de observar a Myra, recordando lo mucho que había tenido que sufrir mientras él estaba apresado-. Tal vez.
