Sueño de los Eternos era conocido por ser misterioso y silencioso. Había recogido muchos nombres a lo largo de la historia: Morfeo, Oneiros, Sandman... Lo que nadie se esperaba era que terminara enamorándose de una mortal y la convirtiera en Dama de...
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Regresaron al Sueño, a la espera de que Rose se durmiera. De mientras, Morfeo y Myra se quedaron en la oficina compartida.
-¿Estás bien?
La joven alzó la cabeza, viendo los ojos preocupados de Morfeo. Bajó la mirada, notando que su mano estaba moviéndose inconscientemente en el lado izquierdo de su estómago, justo donde le habían clavado el cuchillo que la desangró.
-Sí, ni me había dado cuenta de que lo estaba haciendo -soltó una risa, o al menos lo intentó, porque salió rota.
Morfeo se sentó a su lado, cogiendo la mano de esta, acariciándola con cariño.
-No puede hacerte daño. Está en el Infierno, cumpliendo su condena.
Los ojos de Myra se humedecieron.
-Lo sé. Es divertido, ni siquiera me acuerdo de cómo era él. Tan solo recuerdo una sombra y un dolor agudo en el estómago. Y ver a toda esa gente allí... fue como si cualquiera de ellos pudiera ser mi asesino -suspiró de forma temblorosa.
Morfeo siguió acariciando su mano, brindando apoyo.
-No permitiré que nadie te vuelva a hacer daño -prometió-. Nunca más. Y sino, sé que puedes defenderte -comentó cogiendo su otra mano, donde estaba el brazalete con el zafiro.
Myra sonrió.
-Gracias, Morfeo -agradeció mirándolo a los ojos.
El hombre la observó un rato antes de inclinarse y besar sus labios con suavidad, moviendo la mano para acariciar su mejilla. Al separarse, apoyó la frente contra la de ella.
-Déjame lidiar con el vórtice yo solo. Tú descansa -pidió.
Myra negó con la cabeza.
-No podré descansar hasta que esto acabe. Voy contigo.
Morfeo suspiró.
-Mi querida Myra -dijo, pero no había enfado en su voz, sólo cariño-. Entonces, vayamos a terminar con esto.
X
El vórtice se había convertido por fin en un verdadero vórtice que estaba consumiendo todos los sueños y los durmientes por igual. Comenzó por los amigos de Rose y continuaría propagándose por todo el Sueño.
Por suerte, llegaron a tiempo para contenerlo por un tiempo.
-Has provocado grandes daños -habló Morfeo acercándose a Rose-. Ninguno que no pueda reparar, al menos por ahora.
-¿Qué les ha pasado a Jed y a mis amigos? -preguntó asustada la chica.
-Ellos están durmiendo en sus camas -respondió Myra-. Duermen, pero no están a salvo. Ni ellos ni nadie.
