Sueño de los Eternos era conocido por ser misterioso y silencioso. Había recogido muchos nombres a lo largo de la historia: Morfeo, Oneiros, Sandman... Lo que nadie se esperaba era que terminara enamorándose de una mortal y la convirtiera en Dama de...
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Estaba en casa. Morfeo, Sandman, estaba de vuelta en su reino pero el reino no estaba igual que cuando se había ido.
Todo estaba destruido: los campos, el el palacio, el puente... Una desolación impregnaba el aire y poco a poco lo iba matando.
El corazón de Sueño se estrujó dentro del pecho.
-¿Qué ha pasado? ¿Quién ha sido? -exigió saber a Lucienne, el único sirviente que le había dado la bienvenida a su antiguo reino.
No Myra. ¿Dónde estaba ella?
-Mi señor, vos sois el Sueño. El Sueño sois vos -explicó la bibliotecaria con calma-. En vuestra larga ausencia, el reino empezó a decaer y desmoronarse. Vuestra señora, Myra, logró detener por un tiempo la destrucción, pero no por completo.
-¿Y sus habitantes? ¿Qué ha pasado con ellos?
-Me temo que la mayoría se ha ido.
La pena se transformó en ira.
-¿Que se han ido? -repitió sin creerse lo que oía
-Algunos os buscaron.
-¿Y los demás?
-Pensaron que tal vez os hubieseis cansado de vuestros deberes y...
-¿Qué? ¿Que os abandoné? ¿Que abandoné a todos? ¿Tan poca fe tenían en mí? ¿Acaso mis súbditos no me conocen? -replicó con fuerza.
-Disculpe, señor, pero alguno de los Eternos ya-
-Silencio -mandó callar, a lo que Lucienne no se atrevió a replicar. Morfeo dirigió su mirada al reino destruido-. Los traeré a todos. Antaño construí este reino. Lo reconstruiré.
Hubo una pausa y Lucienne supo lo que su señor iba a preguntar antes de que empezará a formularla.
-La Dama del Sueño, ¿ella también se fue? -cuestionó con un filo peligroso en su voz.
Si ella se había marchado... si ella se había ido sin preocuparse por él... él se encargaría de...
-No, mi señor. Ella se mantuvo aquí durante todo el tiempo que se ausentó e intentó cumplir con vuestras obligaciones. Hubo gente que no despertó, por lo que hizo que vivieran a través de los sueños. Logró que los residentes del reino se quedarán por más tiempo antes de abandonar el Sueño. Y consiguió que las personas siguieran soñando, aunque no igual que antes.
-¿Y por qué no a venido a recibirme? -cuestionó manteniendo un semblante serio.
Lucienne sonrió con pena.
-Ella sintió algo llegando al Sueño, pero me ofrecí a ir yo en su lugar. Mi señor -habló con más cuidado-, ella no debería cargar con los deberes de un Eterno y el poder que la entregasteis no se compara al vuestro. Se excedió, o al menos, se excede cada día para que la humanidad siga soñando. Está consumiendo su energía. Está cansada -declaró-. Por eso vine en vez de ella.
