Falsa amabilidad

1.7K 191 10
                                    

Cruzaron el estrecho camino que llevaba hasta una enorme puerta con la estrella invertida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cruzaron el estrecho camino que llevaba hasta una enorme puerta con la estrella invertida. Ya dentro, siguieron por los túneles hasta la cámara que daba a un balcón. Una mesa con un fuego estaba en el centro, y más allá, una figura de alas negras y ropas blancas.

Lucifer.

-Hola -saludó con voz de seda mientras se giraba y se acercaba a sus invitados-. Sueño, Myra.

La sonrisa que les daba era amable, pero era falsa amabilidad lo que destilaba de ella.

-Saludos, Lucifer, Estrella del Alba. Y a ti, Mazikeen de los Lilim -saludó Morfeo al demonio que había al otro lado de la habitación, quien tenía media cara quemada.

-Saludos, Soñador y guía de los durmientes -habló esta.

-Es bueno verte al fin, Myra -comentó Lucifer sin perder la sonrisa-. No pudiste venir a mi reino a pesar de mis múltiples invitaciones.

-Lamento que haya sido así -se disculpó la mujer-. He estado muy liada en los últimos años.

-Lo bueno es que por fin has encontrado tiempo para venir -dijo antes de fijarse en Morfeo-. Te veo bien, Sueño. ¿Estás bien? ¿Y la familia? Destino, Muerte, Desesperación y los demás.

-Supongo que sabes que no vengo por cortesía -mencionó el hombre, queriendo acelerar las cosas.

-¿Vienes a unir fuerzas? ¿A que aliemos nuestros reinos? ¿A reconocer nuestra soberanía? -cuestionó Lucifer complacida.

-Ya sabes lo que opino, Dador de Luz -volvió a recordar.

-Las opiniones cambian -murmuró Lucifer sin dejar que aquello le quitara el buen humor-. Sobre todo cuando te cogen y encierran los mortales -mencionó queriendo ir a hacer daño-. Esperábamos más de ti, querido Morfeo.

La tensión era palpable, sobretodo en los tres seres que habían venido desde el mundo mortal. Estaban en desventaja y eso no era bueno.

-Hemos venido porque el yelmo de Sueño fue robado -volvió a hablar Myra, sintiéndose igual de nerviosa que la primera vez que vio al propio Diablo-. Creemos que lo tiene un demonio y deseamos recuperarlo.

La sonrisa de Lucifer se hizo más amplia, pero su tono era burlesco.

-Myra, ojalá fuese tan sencillo, pero nosotros tenemos reglas y protocolos que deben seguirse. Ahora, Sueño, ¿qué demonio tiene tu yelmo? Dímelo y lo traeremos aquí -pidió regresando al balcón.

-Confieso que desconozco el nombre -habló Morfeo caminando él también hacia la misma dirección.

-Tendremos que invocarlos a todos, pues -dijo Lucifer como si fuera lo más común para hacer, levantando la mano con elegancia mientras llamaba a toda su horda de demonios.

Y no eran pocos.

La plaza de abajo se llenó de demonios que gritaban sin cesar junto a las llamas rojas.

-Vamos, Sueño, pregunta -pidió el ángel caído-. ¿Qué demonio tiene tu yelmo? ¿Los interrogamos uno a uno o...?

-No será necesario -finalizó Morfeo regresando a la mesa con el fuego.

-Nos sorprende lo fácilmente que te rindes -comentó Lucifer, pero Myra lo sabía mejor, él no iba a rendirse-. Sabemos que confiabas en tus bártulos, pero son trampas de lo más sutiles. Si dependemos de ellos, su ausencia nos deja vulnerables, débiles, indefensos.

-No del todo -murmuró este sacando su bolsa de cuero. Hincó la rodilla en el suelo y dejó que algo de arena cayera-. He recuperado mi arena. Nos ha traído al Infierno, y ahora me traerá lo que es mío y está en el Infierno.

La arena comenzó a hacer efecto, para disgusto de Lucifer, trayendo a la figura de un demonio que en sus brazos guardaba el yelmo de Sueño.

-Dime tu nombre, demonio -ordenó Morfeo habiéndose vuelto a levantar.

-¿Es necesario? -preguntó este a Lucifer, ignorando por completo al rey de los Sueños y las Pesadillas.

-Ese es Choronzon, duque del Infierno -presentó Estrella del Alba.

-Choronzon... -volvió a hablar Morfeo-. El yelmo es mío. Debes devolvérmelo.

-No. Ahora es mío -decretó apretando con más fuerza el bártulo-. Lo intercambié por una insignificancia. Fue un trato justo. No quebranté regla alguna. Si el rey del Sueño quiere su yelmo, tendrá que pelear conmigo.

Morfeo no se asustó de sus palabras y las aceptó al instante.

-Muy bien. Te desafío, Choronzon.

El demonio se rió ante su confianza.

-Ya conocéis las reglas.

-Si gano, me devuelves mi yelmo.

-Y si perdéis, -se detuvo por un instante, dirigiendo la mirada hacia donde estaban Myra y Matthew, una sonrisa empezó a crecer en su rostro-, la Dama del Sueño será mi esclava en el Infierno para toda la eternidad.

Hubo una pausa en el que la expresión de Morfeo no cambió para nada, pero sus ojos mostraron preocupación.

-Deseo cambiar ese acuerdo ofreciéndome a mí en cambio -mencionó.

Una pequeña risa salió de los labios de Lucifer. Choronzon sabía donde atacar.

-No, mi señor. Podéis aceptar las condiciones o podéis iros sin vuestro yelmo -denegó el demonio.

Ante esta encrucijada, Morfeo dirigió la mirada a Myra. Estaba más pálida desde que Choronzon la había mencionado. Matthew lo había notado y se había posado en el hombro de la joven, intentando tranquilizarla.

Sus ojos se cruzaron. Myra suspiró antes de asentir, dando su permiso.

-Acepto las condiciones -decretó Sueño.

-¿Quién te representará en combate, Morfeo? -preguntó Lucifer claramente divertida.

-Me representaré yo.

-Choronzon, ¿a quién escogerás
para que te represente?

-Os escojo a vos, señor -dijo este mirando al señor del Infierno.

Si fuera posible, la temperatura de la habitación bajó drásticamente. Unos pasos se escucharon y todos pudieron ver cómo las ropas de Lucifer habían cambiado a unas negras de combate. A pesar de que intentaba suprimirlo, su sonrisa todavía podía apreciarse en la cara, un claro signo de que estaba disfrutando de toda la situación.

-Mil disculpas, pero las leyes del
Infierno exigen que yo sea su campeón. -Su tono cambió a uno serio-. Pero si no quieres luchar conmigo...

Por segunda vez, Morfeo volvió la mirada a Myra, quien no podía suprimir su creciente miedo y ansiedad.

No iba a perder, no iba a permitirlo.

-He aceptado las condiciones -recordó antes de darse la vuelta, cambiando él también sus ropas a unas de combate, mostrando cuán serio iba-. Que comience el desafío.

Only In Dreams (Sandman x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora