Un último sueño

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No sabían lo que se iban a encontrar, pero desde luego no era la puerta del apartamento abierto, con las luces apagadas y Johanna en medio del pasillo con los ojos cerrados

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No sabían lo que se iban a encontrar, pero desde luego no era la puerta del apartamento abierto, con las luces apagadas y Johanna en medio del pasillo con los ojos cerrados.

-Está soñando -susurró Myra sorprendida.

-Constantine, despierta -ordenó Morfeo, pero no pasó nada.

La otra chica entró entonces, levantando el brazo derecho, donde el zafiro de su brazalete brillaba ligeramente.

-Hora de despertar -murmuró.

Y con eso, los ojos de Johanna se abrieron, mirando a su alrededor desconcertada y con algo de miedo.

-¿Qué me habéis hecho? -dijo con voz cortada.

-Ha sido la arena -explicó Morfeo.

-¿Dónde está Rachel? -cuestionó todavía sin recuperarse del shock inicial. Pero ninguno de los dos tenía respuesta-. ¿Rachel? -llamó empezando a buscar por la casa hasta llegar al dormitorio-. ¿Rach?

- ¿Jo? -fue la respuesta-. ¿Jo? ¿Eres tú?

Johanna entró, encontrándose con Rachel tumbada en la cama. Estaba en los huesos y no parecía distinguir la realidad del sueño. En su mano derecha estaba el bártulo que habían ido a buscar: la bolsa de cuero.

-Qué sueño más maravilloso -siguió delirando la mujer.

-¿Qué le ha pasado? -exigió respuestas Johanna, viendo cómo Morfeo se acercaba a la cama.

-La arena no es para los humanos -respondió cortante antes de coger el bártulo.

-¡No! No. Devuélvemela -suplicó Rachel alargando el brazo para recuperarlo-. Por favor. Me duele.

-Podemos irnos -habló el Eterno sin mirar atrás, centrándose únicamente en la Dama del Sueño.

-¿Qué? -habló por fin dejando de observar a Rachel-. No podemos irnos y dejarla así.

-Ella tiene razón -concordó Johanna.

-No podemos ayudarla -argumentó Morfeo dándose la vuelta, mirando a la exorcista-. Solo la arena la mantenía viva.

-Tienes que hacer algo -siguió presionando la mujer, señalando a su ex novia-. Si está así, es por tu arena.

-No fui yo quien se la dejó -atacó el hombre vestido de negro, lo que solo consiguió que Johanna se enfadara.

-Pero, ¿a ti qué te pasa? ¿Quieres recuperar la arena para salvar a la humanidad? ¡Aquí está! Aunque, para ti todos somos insignificantes. Solo te importan tu arena y tu poder. ¿Para qué sirves? -acusó-. Ya tienes la arena. ¿Qué haces aquí si no la vas a ayudar?

Tras terminar de expresar sus pensamientos, regresó al lado de Rachel, intentando dar alguna clase de consuelo.

-Morfeo -susurró una voz a su lado, haciendo que se girara para enfrentarse a Myra-. No todas las personas son como Roderick Burgess.

Sueño se fijó de nuevo en la moribunda Rachel. Sí, podría hacer que sus últimos momentos no fueran dolor y agonía.

-Espera fuera -pidió a Johanna, a lo que ella asintió antes de despedirse brevemente de la chica.

Una vez hecho esto último, Sueño se acercó al lecho de Rachel, hundiendo la mano en su bolsa para sacar un puñado de arena que lo esparció por su rostro, otorgándole un último sueño placentero antes de abandonar a los vivos.

Una paz se instaló en la habitación, una que ni Myra ni Morfeo rompieron, hasta que Matthew, quien había estado observando desde la ventana, dio un picotazo a esta, llamando su atención.

Era hora de volver con los vivos.

X

Cuando regresaron al frío de la calle, no fue ninguna sorpresa descubrir que seguía lloviendo con fuerza.

-Ha muerto en paz, durmiendo -contó Morfeo una vez se colocaron frente a Johanna, quien esperaba con ansias sus palabras.

-Se lo diré a su padre -habló Johanna observando el caer de la lluvia-. De verdad que era buena gente. Hay alguna que otra buena persona por ahí. No todas son como ese tal Burgess y yo.

-Tú no eres Roderick Burgess -recalcó Morfeo.

La exorcista lo analizó con cuidado antes de que el aleteo de un cuervo la hiciera desviar la atención.

-¿Cómo se llamaba tu amigo?

-Matthew, pero no es mi...

-Cuídalo bien, Matthew -cortó sin dejarle terminar-. Falta le hace. Y... Myra. Gracias por todo -agradeció, a lo que la otra mujer inclinó la cabeza levemente.

Johanna abrió un paraguas y salió fuera del arco que los protegía del agua.

-¡Constantine! -llamó Morfeo-. Esa pesadilla no volverá a molestarte.

Johanna no contestó, sino que se alejó en silencio, sabiendo que Sueño cumpliría su palabra.

-Ha sido bonito lo que ha hecho ahí arriba -comentó Matthew una vez se quedaron solo los tres.

-No vuelvas a espiarme -ordenó con dureza el hombre.

-No le he espiado. Si le espiase, no se enteraría -se defendió el cuervo.

-Matthew tiene razón -concordó Myra antes de dirigirse a Morfeo-. ¿Qué hacemos ahora?

-Yo voy a buscar mi yelmo, y vosotros vais a volver al Sueño -recalcó.

-O, atienda, podríamos ir con usted, y no tendremos que volver a discutir esto -intentó argumentar Matthew, queriendo cumplir su trabajo como acompañante del Eterno.

-Resulta tentador -comentó Morfeo sarcástico-. Pero allá donde voy es muy peligroso.

-¿Crees que no lo sé? -cuestionó Myra antes de cambiar a una posición que delataba su incomodidad-. Aparte, sería mejor que fuera yo también porque...

Morfeo esperó a que respondiera, pero al no llegar, hizo incapie en él.

-¿Por qué?

-Lucifer comenzó a enviar mensajeros desde tu desaparición, pidiéndome que anexionara tu reino al suyo, que nos aliaramos.

-No aceptaste, ¿verdad? -cuestionó con voz seria.

-Claro que no. Sé lo que piensas sobre eso -explicó sintiéndose ofendida-. Aparte, no me fio de Lucifer.

Morfeo asintió.

-Está bien. Sería indecoroso que no aparecieras tú teniendo en cuenta que has estado hablando en mi nombre -reflexionó antes de mirarla a los ojos-. No te separes de mí.

-Entendido.

-De acuerdo -aceptó sacando su bolsa de arena-. Vámonos.

-¿Sí? ¿Adónde vamos? -quiso saber Matthew.

-Al Infierno -respondió Morfeo cogiendo un puñado de arena, sin importarle cómo Matthew empezó a entrar en pánico.

-¿Cómo que al Infierno? ¿Al Infierno de verdad o es una metáfora? Porque en cualquier caso, habría que hablar con Lucienne, a ver qué le parece. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero me da que no le parecerá bien que vayamos al Infierno -dijo moviendo las alas rápidamente.

-Tranquilo, Matthew. Si algo malo pasase, tú puedes regresar al Sueño -habló Myra mientras la arena comenzaba a rodearlos.

-Ah, está bien. A tomar por culo, ¡vamos al Infierno! -gritó antes de que desaparecieran.

Only In Dreams (Sandman x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora