Capítulo 6

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Poppy intentó ocultarse detrás de las toallas, pero fue demasiado tarde

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Poppy intentó ocultarse detrás de las toallas, pero fue demasiado tarde.

Es muy irónico pensar cómo el destino puede encontrarnos de forma muy sencilla con personas a las que no queríamos ver. En el caso de Poppy, nunca había pensado volver a Jackson Foster luego de su escena en plena calle, pero ahí estaba, con toda su atención puesta en ella y una expresión engreída.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Él deslizó su mirada por su rostro y su cuerpo.

Poppy retrocedió un par de pasos y desvió la mirada.

—No sé quién eres —murmuró de prisa. Fingió no reconocerlo e intentó escabullirse.

Sin embargo, él bloqueó su camino y sonrió ante su descaro. Era obvio que ella sí lo había reconocido y parecía un poco entretenido con eso.

—Claro que sí. Eres tú —afirmó insistente—. Me hiciste dormir en tu auto viejo y luego armaste un escándalo en la calle.

Poppy soltó una exclamación indignada y lo encaró, aun cuando sabía que lo mejor hubiera sido seguir su camino.

—Tú fuiste el que armaste el escándalo en la calle como un niño asustado —lo acusó.

Y no exageraba. Poppy había tratado antes con clientes difíciles, pero él había reaccionado mal sin ninguna explicación.

—No estaba asustado —refutó, frunciendo el ceño.

—¡Claro que sí! —discutió ella con firmeza—. Parecía que estabas en medio de una crisis de ansiedad o algo así.

Algo cambió en su expresión. Poppy lo notó porque el azul en sus ojos se oscureció y las líneas de su rostro se tensaron. De pronto, ya no parecía ufano o entretenido en absoluto.

—No seas ridícula. Nunca he tenido un ataque de ansiedad —espetó con aspereza. Empujó su hombro al caminar junto a ella y no se molestó en despedirse.

Poppy lo miró hasta que se perdió en los cambiadores para hombres e intentó entender qué había sucedido. ¿Acaso había dicho o hecho algo para molestarlo? ¡Él había empezado... de nuevo!

Resopló y se tragó su enojo, aunque no se calmó. Le enfadaba que él la hiciera enojar y luego se fuera sin más.

«¡Idiota y grosero!»

Murmuró un insulto entre dientes y maldijo su suerte. De todos los lugares, tenía que encontrarlo allí, donde seguramente volvería a verlo.

¿Cómo es que antes no se habían topado?

Bueno, quizá sí lo habían hecho; pero, al no conocerse, había importado muy poco. Poppy no iba al gimnasio a ver a tipos guapos o a buscar pretendientes.

No había forma de volver atrás, y ahora tendría que andar con cuidado para evitarlo. Eso sería lo más sano.

Poppy continuó su camino y llevó las toallas a la zona de duchas para mujeres. Luego regresó a la recepción y ayudó a Carol a desempacar las cajas que recién habían llegado con artículos para las clases de yoga.

Este corazón roto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora