Dos semanas después de su escapada a Escocia y de los inesperados eventos relacionados con Jack, Poppy sentía que su vida recuperaba su curso normal.
Bueno, ni tanto, porque muchas cosas habían cambiado.
En primer lugar, al siguiente día de su regreso, Jodie había dado a luz a sus mellizos. Poppy había acompañado a su abuela al hospital y había quedado enternecida por la belleza y ternura de Faith y Hanzel. Eran dos bebés adorables.
En segundo lugar, habían conseguido recaudar suficiente dinero para salvar el refugio. No había sido fácil. Si fuera por Jack, hubieran terminado la recaudación apenas ella regresó de Escocia, pero Poppy se había rehusado a aceptar su dinero. En cambio, se había esforzado hasta el cansancio, participando en las actividades programadas para la recaudación.
Además, a una semana de cumplirse el plazo de compra, cuando habían pensado que no lograrían la meta, el refugio había registrado varías donaciones anónimas de bancos escoceses. Poppy casi podría apostar que Quinn y Avery debieron de haber estado detrás de aquello.
Al final, lo importante era que habían alcanzado la meta. Entre todo el equipo y la buena voluntad de la comunidad iban a poder continuar protegiendo a aquellos que más los necesitaban. Solo faltaba que Laurie cerrara el trato y la propiedad sería de ellos.
Y, en tercer lugar, Poppy no había visto a Jack en todo ese tiempo. Era un cambio muy significativo porque, dos semanas atrás, él aparecía en su camino casi por arte de magia. Su último encuentro había sido fuera de su departamento en Mayfair. Poppy había conducido el Beetle hasta allí en un silencio inquietante y había esperado una despedida rápida, pero Jack había mencionado el tema del pago, lo que había desencadenado una sus clásicas discusiones en las que solo les había faltado gruñir como perros.
Ella no quería su dinero. O, mejor dicho, en algún momento había dejado de quererlo. De cierta forma, luego de todo lo que había sucedido entre ellos, se sentía incorrecto recibir un pago. Nada de lo que había hecho había sido por interés; es más, se había olvidado de ese detalle. Poppy había intentado hacerle entender sus razones, pero Jack había insistido y había encontrado una forma de hacerle llegar el dinero a través de un cheque.
Poppy aún lo tenía guardado en su mesita de noche. No pensaba cobrarlo, y él debía saberlo. Quizás estaba molesto por eso. O quizás estaba poniendo distancia entre ellos luego de su confesión. Poppy esperaba que le fuera mejor con eso último porque a ella aún no le funcionaba ningún intento de dejarlo fuera de su mente.
Si bien había dejado de aparecer en su rutina, Jack se había vuelto como su fantasma personal. Se había colado en sus recuerdos, en sus pensamientos y, hacía un par de días, en sus sueños, cuando era más vulnerable y sensible.
Y Poppy lo odiaba porque interrumpía su pacifico descanso con su actitud descaradamente seductora y sin prenda alguna. Esos eran los peores sueños, porque la dejaban sin aliento, inquieta, y con el cuerpo despierto y adolorido por la necesidad.
ESTÁS LEYENDO
Este corazón roto [TERMINADA]
Chick-LitPoppy Sinclair, una joven voluntaria en un refugio de animales, tendrá que unir fuerzas con Jackson Foster, un irritante y atractivo piloto de F1, para salvar su refugio de la ruina. ~⋆ ✦ ⋆~ Poppy Sinclair proviene de una familia con una maldición m...