Poppy Sinclair, una joven voluntaria en un refugio de animales, tendrá que unir fuerzas con Jackson Foster, un irritante y atractivo piloto de F1, para salvar su refugio de la ruina.
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Poppy Sinclair proviene de una familia con una maldición m...
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Poppy se sentía agotada, así que no se opuso a la idea de Jack de ordenar el servicio a la habitación. El restaurante estaba dirigido por la hija mayor del señor Kendrick, así que no tuvieron que escuchar historias antiguas de la parroquia antes de ordenar.
Ella recibió la comida mientras Jack se duchaba. Cuando regresó a la habitación, seguía estando semidesnudo, lo cual parecía confirmar su afirmación sobre no sentirse cohibido con su cuerpo.
Comieron en silencio, ella en el sillón y él en la cama, mientras veían un programa de variedades en la televisión.
Poppy aprovechó para enviar un mensaje a su tía diciéndole que estaba bien y que mañana llegaría a Melrose. No mencionó que el Beetle se había averiado porque no quería angustiarla. Además, Poppy confiaba en que el mecánico fuera capaz de dejarlo en una forma decente.
No lo admitiría en voz alta, pero se sentía un poco agradecida de que Jack estuviera allí. Con todo y su actitud irritante, había sido de ayuda e incluso se estaba encargando de los gastos inesperados.
Poppy se recostó contra el sillón, bebiendo su gaseosa con un sorbete. Mientras tanto, observó a Jack, que paseaba de un lado a otro de la habitación mientras hablaba por su celular.
Era la primera vez que Poppy lo escuchaba hablar con alguien en todo el viaje. Había pensado que estaba ignorando todas las llamadas. Sin embargo, el hombre al otro lado del teléfono, Larry, debía de ser lo suficientemente importante para que Jack hubiera dejado de escapar.
No quería ser entrometida, pero no pudo evitar escuchar ciertas palabras de la conversación: escándalo, suspendido, campeonato, Fórmula 1, prensa, Madison, contratos, marcas y un par de insultos. Por la expresión de Jack, podía intuir que no estaba feliz y, al parecer, él mismo tenía la culpa.
Poppy no quiso seguir escuchando, así que se distrajo. Ahora que su inexplicable impulso de tocarlo había dado paso a simple curiosidad, se permitió estudiar su tatuaje. Estaba admirando su tinta y no su abdomen marcado, por supuesto. Pero no es que hubiera algo malo con su cuerpo. Al contrario, él era muy... atlético, pero Poppy no estaba ni cerca de aceptarlo en voz alta y agrandar su ego; ya había quedado más que claro que él tenía una necesidad de atención. Por eso prefería espiar su tatuaje a escondidas. Y sí que valía la pena. Era un resplandeciente árbol de cerezo con brotes florecidos, ramas entrelazadas y pétalos flotando a su alrededor. El diseño era muy detallado, de colores vibrantes y abarcaba casi todo su pecho y la cima de su hombro.
No podía imaginar cuánto tiempo debió de tardar el artista en aquella pieza.
Poppy aún recordaba cómo un episodio de su característica impulsividad la había llevado a aquel estudio de tatuaje, el momento en que vio el boceto que su tatuadora diseñó siguiendo su idea, y cuánto había dolido mientras le tatuaba la rama de cerezo a lo largo de la columna, y luego las pequeñas flores y pétalos rosas alrededor de sus pechos, sus costillas y su vientre. Sin embargo, Poppy no se arrepentía de nada. Había dejado de disculparse por lo que quería hacía mucho tiempo. Además, su significado era importante para ella. En China, el cerezo está relacionado con el amor, la belleza, la sexualidad y el poder femenino, mientras que, en Japón, simboliza un nuevo comienzo, un renacimiento y la naturaleza efímera de la existencia humana.