Capítulo 28

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Poppy había perdido la cuenta de las veces que se había mirado en el espejo

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Poppy había perdido la cuenta de las veces que se había mirado en el espejo.

«No es una cita, solo una cena», se dijo.

Aun así, seguía regresando al baño para comprobar su aspecto. Se había puesto un vestido de gasa, corto y ligero, con flores estampadas, cuello en V y una hilera de pequeños botones delanteros. También se había peinado recogiendo la mitad de su cabello en un moño alto y el resto descansaba sobre sus hombros y su espalda. Al final se había aplicado un bálsamo de labios de un suave color rojo junto a su usual perfume de lavanda.

«No es una cita, solo una cena».

Poppy regresó a la cocina y revisó el horno. Su tía le había compartido la receta de su famoso solomillo al horno con patatas y Poppy esperaba que al menos estuviera la mitad de bueno que el de esta. También había hecho una ensalada de verduras salteadas con whisky y, como entrada, unos wontons con queso y espinacas.

Quizá se había puesto muy creativa con la comida. O quizá debía haber comprado algo más sofisticado. O quizá nunca debió haberlo invitado a cenar.

O quizá debería dejar de preocuparse tanto.

«No es una cita, solo una cena».

Poppy se mordió los labios e inspeccionó su dúplex. El espacio era amplio y abierto, sin divisiones, y muy luminoso, con techos altos y grandes ventanales.

El departamento tenía dos plantas o niveles, en donde la distribución de los ambientes cambiaba: en el primer piso se encontraban distribuidos la sala, el comedor, la cocina y la lavandería; y en el segundo piso, que estaba conectado por medio de una escalera, estaban las habitaciones, los baños y un estudio pequeño.

En ese momento, la luz de la luna se filtraba por las ventanas. Su decoración tenía un estilo rústico y vintage con sillas de madera, sillones con tapices con parches y alfombras de colores. A Poppy le gustaba el resultado; era un ambiente más cálido y acogedor. Además, estaba limpio y ordenado.

Todo perfecto.

Poppy se mordió los labios y consultó el reloj de pared. Eran las ocho y doce de la noche. Jack había dicho que llegaría a las ocho. ¿Y si le había sucedido algo? ¿O si había cambiado de opinión? ¿Y si la dejaba plantada? ¿Y si... ?

Estaba divagando.

Su superpoder al acecho.

Había divagado toda la noche pensando demasiado en una cena, que era solo una cena y no una cita.

¿Quizá ella debía escribirle y cancelar antes de que él la dejara en ridículo? ¿O tal vez debía llamarlo y exigirle una explicación de por qué no estaba allí cuando ella se había tomado todas esas molestias? ¿O... ?

El timbre sonó.

Poppy sintió que el estómago se le revolvía. De repente, estaba tan nerviosa que quería vomitar.

Este corazón roto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora