— ¿Sí saldrás con ella? — se burló Rachel mientras se encaminaban ambos dentro del salón de clases. Su nuevo profesor de Matemáticas era una patada en el trasero, no podía simplemente permitirse llegar a la hora que se les diera la gana. Afortunadamente, llegaron quince minutos antes así que estaba todo perfecto.
— Le dije que sí, quiero conocerla. — se encogió de hombros relajada. No quería confesar que en realidad se moría de ganas por saber de quién se trataba, simplemente no podía darle el gusto a su tonta amiga de mofarse de ella. Además, solo la conocería y le agradecería por su buen gusto. Eso era todo.
— Vaya, supongo que tienes una cita entonces. — su amiga rió dejando su mochila debajo de su pupitre para seguidamente tomar asiento al igual que Brittany.
— No seas idiota, solo quedamos en vernos en una cafetería cercana aquí. Quiero conocerla y tal vez decirle que ya dejé de acosarme. — para ser honesta no estaba muy segura de saber exactamente en lo que se estaba involucrando, pero no le importaba mucho ya que había planeado su discurso y sabía perfectamente que aquella niña la dejaría en paz.
— Bueno, no te enojes. — levantó sus manos en señal de inocencia. — ¿Qué haces si es una niña guapa? — dijo pícara levando sus cejas de forma divertida.
Brittany rodó los ojos ante tal pregunta. Estaba muy claro que eso a la rubia no le importaría, pero en lo más mínimo.
— ¿Y yo qué voy a saber si alguien es guapa? No seas tonta. — se quejó en un tono cansado.
— Así como sabes que Sam es guapo puedes saber si tu admiradora secreta lo es. — dijo simple a la vez que se acomodaba mejor sobre su asiento ya que el profesor hizo presencia dentro de aquel aula.
La mayor soltó un bufido y negó rindiéndose ante la lógica de la judía.
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— Estoy nerviosa. — declaró la pelinegra a su mejor amiga. Quinn sabía que este era uno de los momentos más importantes para Santana, así que como buena mejor amiga que era estaba encargada de que esta se sintiera la niña más feliz de todas en esa cita. — ¿Crees que hice bien en invitarla a salir? — se cuestionó y unos ojos preocupados miraron con angustia a la muchacha rubia.
— Claro que sí, Sanny. — asintió queriendo brindarle toda la confianza posible. — No tengas miedo. Tú ve con todo porque estoy segura que la dejarás con la boca abierta.
Quinn creía que ese encuentro sería no tan satisfactorio como su amiga esperaba, pero bueno, ella no podía hacer nada al respecto.
— Siento que se sorprenderá mucho. — comentó con una sonrisa— Pero estoy tan feliz de poder compartir con ella ahora. A pesar de que en un principio no quería que me conociera. — declaró un poco triste.
Su amiga la abrazó por la espalda queriendo reconfortar todos esos sentimientos.
— Te irá excelente porque eres un alma excelente. — sonrió y dejó un suave beso en la sien del pelinegro haciendo que este sonriera. — ¿Me enseñas lo que vestirás? — preguntó intentando cambiar el tema. Además, no podía esperar más por ver a su amiga deslumbrante como siempre.
Santana asintió emocionada y se levantó de la cama para dirigirse hasta su armario. Tomó las prendas y corrió hasta el baño.
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— ¿Irás así? — Rachel frunció el ceño al ver a su amigo con su primer cambio de vestuario. Según la rubia era su favorito, se sentía cómoda.
— Me gusta. — se encogió de hombros. A decir verdad, ya estaba un poco harta de la situación. No entendía por qué su amiga quería que se viera lo mejor posible. No era algo importante para ella.
