Capítulo 21

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Deseo, lujuria, y tentación.

Esa tres cosas se sentían en el aire mientras yo estaba semi desnuda con Christian en la tienda.

—Bella...

—¿Christian?

—Si te lastimo en algún momento no dudes en pedirme que pare.

—No es mi primera vez, Christian— digo soltando una risita.

—De igual manera, en este caso puedo ser algo… duro.

—Y quiero que lo seas.

—¿Segura?

—Si Christian, muy segura.

Él me besó desenfrenadamente, necesitado de mis besos. Yo no dudé en corresponder y me puse encima de él. Podía sentir lo duro que estaba por encima de sus pantalones.

Solté un pequeño gemido y el sonrió.

—Christian...

—¿Sí, Bella?

Otro roce…

—Dios, por favor termina de quitarme esto— dije alzando mis caderas para que chocaran con las suyas.

—¿Quieres que te haga mía?

Asentí.

Empezó a bajar muy lentamente el traje que llevaba puesto hasta que llegó a la parte de las tiras, ahí se le complicó un poco y tuve que ayudarlo. Sacó mi ropa interior y ya estaba muy lista para él.

—Bella, ya sabes si te...

—Lo sé, por favor…

Él se bajó las bermudas y con estas también los bóxers.

—Primero debo buscar algo— dijo alejándose un poco.

Empezó a busca algo en su bolso y no pude evitar desviar la mirada hacia su trasero. Que lindo trasero. Volvió a mí y me dió una sonrisa ladina.

—No puedo hacerlo sin esto— añadió mostrándome el preservativo.

Yo le sonreí y él se lo puso.

Se quitó la camisa, se ubicó encima de mí y me besó en la boca, luego bajó al cuello y a lo último en mi pecho.

—¿Qué haces?— pregunto.

—Nada que no te guste.

Me volvió a besar en la boca y mientras lo hacía pude notar que ya había empezado. Arqueé un poco la espalda y él aceleró su movimiento.

—Christian...— dije en un gemido.

Él me besó y seguía con sus movimientos lentos y rápidos, algo que me tenía muy complacida. Si seguía así me llevaría a un orgasmo rápidamente.

—Chris— dije soltando un gemido— por favor... detente un momento.

Me miró a los ojos.

—¿Estás bien?

—Sí, ahora yo te mostraré lo que puedo hacer.

No puedo creer que yo haya dicho eso.

Estaba encima de él  y comencé con unos movimientos un poco torpes, pero luego fui acelerandolos a mi ritmo y estaba tomando el control.

Un gemido salió de su boca y yo sonreí, victoriosa.

—Nunca había visto a un hombre gemir— dije cerca de su oído.

Soltó un jadeo cuando me moví con lentitud.

—Y es el sonido más excitante que he escuchado en mi vida.

Rechazada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora