Rechazada ©

Extra: Sophie

Sucesos ubicados en el siguiente día del capítulo 14, cuando Bella se sintió traicionada por Christian.
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Sophie:

Christian es un maldito idiota. Le dije que si lastimaba a Bella se las vería conmigo, y no me ha agarrado de buen humor, hoy también me enojé con Jack y estoy que boto humo por los oídos.

Voy de camino a su casa. No me contesta las llamadas ni los mensajes, el número de la casa nadie lo atiende. Lo peor de todo es que tuve que pedirle a mi hermano que me llevara a la casa de Christian, ahora le debo un favor al narcisista y estúpido de Alexander.

—¿No me dirás para dónde vas?— pregunta.

—Ya te he dicho que a resolver un problema.

—¿Debo preocuparme de pagar una fianza?

—De lo que deberías de preocuparte es de ver las noticias por si aparezco culpable de asesinato— digo mirando mi teléfono.

—Sophia, ¿Qué piensas hacer?

Alexander es tan estúpido que no nota el sarcasmo en mis palabras.

—Es sarcasmo, Alexander.

—No pareciera.

Bufé—¿Si te digo ya me dejarás en paz?

—Como una estatua.

—A las estatuas la molestan las aves cagandoles encima.

—Bueno, te dejaré en paz si me dices.

—Iré a la casa del no... de un amigo de mi mejor amiga.

—¿De Bella?

—Si.

—Umm, ¿Y qué tal está ella?

—No apta para que te la folles.

—¿Quién está hablando sobre follar?

—Tienes tu pequeña mente tan sucia y retorcida que de seguro ya te la imaginas como tú novia.

—Bueno... no solo eso.

—¡Alexander!

—Vale, vale, ¿Y por qué vas a la casa de su amigo? ¿Te gusta?

—Ya tengo novio y se llama...

—Brad, lo sé.

—Se llama Jack, estúpido, JACK.

—Lo que sea, no has respondido mi pregunta.

Ví que ya había estacionado frente a la casa de Christian.

—Vine, porque le pateare las pelotas si no me dice qué le hizo a mi amiga— dije y salí del auto.

Entré a la casa y toqué el timbre. Esperé unos minutos hasta que atendieron.

—Residencia Jones, ¿En qué puedo ayudarle?

—Hola, si, he venido buscando a Christian.

—Oh, el jóven Jones, creo que no ha despertado.

—Si no le importa, pasaré a despertarlo.

—Señorita...

No deje que terminara y subí las escaleras, ya había estado aquí, he venido para decirle a Christian las cosas que le gustan a Bella, que no le gusta, a qué es alérgica y todo eso.

Abrí la puerta de su habitación y estaba en el medio de su cama, sin camisa, con los vaqueros y sus zapatos aún puestos. Caminé hasta la ventana y abrí las cortinas, el sol pegaba directamente hacia la cama.