Capítulo 23.

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No sentí miedo.

Sentí rabia.

Drake me había tomado del brazo y me estrelló contra la pared.

—¡¿Que carajos quieres Drake?!— exclamo

—Oh, con que la novia de Jones sabe mi nombre— dijo con un tono sínico.

—¿Cómo no saber el nombre del chico más asqueroso que he conocido?— alcé un ceja.

—Sí yo fuera tú, no diría eso, linda— dijo acariciando mi mejilla.

—Me caes mal Greenfeild— dije apartando su mano bruscamente.

—Y tú me pareces muy bonita— sonrió.

—Te diera las gracias, pero viniendo de ti me da asco.

—Cállate.

—¿Por qué lo haría? ¿No te gusta oír la verdad de la boca de otra persona?

—Cállate, porque si sigues hablando, no sabes lo que te haré— dijo lo último cerca de mi oído.

—Eres un asqueroso— hice una mueca de asco.

Él rió.

—¿Sabes…? eres tan bonita, pero no eres mi tipo.

—¿Entonces por qué carajos me tienes aquí, imbécil?

—Porque me pareces interesante.

—Interesante te parecerá esto.

—¿Qué…?

Le dí en la entrepierna con mi rodilla. Vi como se retorció un poco y yo me le quedé viendo.

—Mira mejor con quién te metes la próxima vez, Drake.

No sabía a dónde se había ido esa Bella asustadiza, pero deseaba que no volviera por un tiempo.

Salí de ahí y volví a las gradas.

—Hey, ¿dónde estabas?— me pregunta Chris.

—Estaba en el baño y Drake se me cruzó.

—¿Te hizo algo?— pregunta mirándome fijamente.

—No, más bien, yo le hice algo a él.

Cuando él estaba a punto de hablar, Drake salió caminando un poco extraño. Sus amigos comenzaron a preguntarle cosas.

Él habló y casi todos los chicos voltearon hacia mí, algunos lucían molestos, otros sorprendidos, otros un poco graciosos.

—¿Se les perdió algo?— pregunté mientras me veían.

Me giré de nuevo para ver a Christian.

—Un golpe bajo para él, literalmente— dijo Chris soltando una risita.

—Pues sí— reí.

—Te llevaré a tu casa, te esperaré para que puedas ducharte y venir conmigo al partido— dice él.

—Claro, yo iba a caminar hasta acá, pero ya que insistes— solté una risita.

—Vamos— dijo pasando su brazo por mis hombros.

Caminamos hasta el estacionamiento y subimos a su auto. Llegamos, bajamos del auto y entramos a la casa.

Le preparé a Chris un sándwich pequeño, sé que no debe comer mucho antes de un partido.

Subí para ducharme y lo hice. Lo hice todo muy rápido.

Me puse unos vaqueros negros un poco ajustados, una camisa con el número 10 atrás, igual a la de Christian, y mis converse negras.

Rechazada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora