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Llegué a la casa de mi prima, y me recibió su esposo Doyoung. Se estaba sirviendo un vaso de jugo. Me miró por un momento con una sonrisa amable.

Oh, hola Jane. ¿Ya llegaste? —Volvió su mirada a la bebida.

Si. —Sonreí a pesar de que no me veía.

Noté el silencio que había en la casa, lo cual me pareció raro.

¿Y los niños? —Pregunté y Doyoung me miró nuevamente.

Se fueron con Gunmi a la casa de la abuela. Lo de siempre. No te preocupes. —Tomó su jugo de un solo sorbo.

Ah, de acuerdo. —Asentí.

¿Y tú? —Preguntó esta vez mirándome con atención— ¿Todo bien?

Eh... Si. —Alcé un hombro levemente, pero luego se me vino una idea a la cabeza— Por cierto, necesito su ayuda. Pero no le cuente a nadie, por favor. —Esta vez su semblante cambio a uno serio.

Dime qué necesitas, y veré si puedo ayudarte. —Asentí lentamente.

Pues... Me gustaría saber si usted conoce alguna inmobiliaria que esté alquilando algún departamento actualmente. —Él se cruzó de brazos pensativo y miró al suelo.

Creo que hay una. —Lo miré más atentamente— Se llama Bienes raíces Go. —Sonrío— Si quieres te llevo. —Terminó su jugo.

¿Por qué? ¿Queda lejos? —Asintió— Está bien. ¿Puede ser hoy mismo? —Pregunté nerviosa.

Quería que fuera lo más pronto posible.

Claro. —Respondió tomando sus llaves.

Ah. Eh. —Pronuncié nerviosa— ¿Ahora? —Él sonrió y se detuvo.

Si no te llevo ahora tendrás que esperar hasta el próximo domingo. —Abrí un poco más los ojos.

Está bien, está bien. ¿Y qué necesito llevar para alquilar? —Pregunté y él sonrió.

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El esposo de mi prima Gunmi y yo, ya íbamos en camino a la inmobiliaria, en su auto.

Y... —Habló él— ¿Por qué quieres averigüar por un departamento? —Me miró de reojo— ¿Piensas mudarte? —Siguió mirando la vía.

Bueno, sí. Me gustaría tener más independencia. —Dije mirando por la ventana con la mano en mi barbilla.

¿Es porque Gunmi no es muy cariñosa, cierto? Discúlpala, pero puedes estar segura que- —Lo interrumpí.

No, no. —Dije rápidamente— Ella ha sido así conmigo siempre, desde que tengo memoria. Así que no es por eso, no se preocupe. —Él me miró de reojo con desconfianza— Pero la idea de vivir en la casa de ustedes desde un principio fue temporal. Solo estoy acortando mi tiempo de estadía. —Volví a mirar por la ventana.

Está bien. Cambiando de tema, te voy a dejar en la inmobiliaria pero no voy a poder llevarte a casa de nuevo, porque tengo que hacer unas diligencias. Así que cuando lleguemos te voy a indicar la parada de autobús que te dejará cerca. —Asentí tranquila— ¿Tienes mi número?

No, Gunmi no me lo dió. —Dije sacando mi celular.

Bueno, anótalo por si acaso. —Comenzó a dictarme su número.

Listo. —Guardé el número y él asintió.

Rato después llegamos a la inmobiliaria.

Antes de bajarme del auto, Doyoung me detuvo con su voz.

Jane. —Me llamó y yo volteé hacia él para mirarlo— Tengo que decirte algo muy importante. —Le presté más atención— Pero necesito que no le cuentes esto a absolutamente nadie. —Advirtió y yo asentí rápidamente— Escucha con atención.

Se volteó más hacia mí.

¿Recuerdas el jarrón marrón que está en la parte de afuera de la casa, en la entrada, al lado de la puerta principal? —Asentí confundida— Hay una copia de la llave de la puerta principal para entrar a la casa, enterrada ahí, no muy profundo. —Abrí un poco más los ojos— Te cuento esto por si cuando llegues, Gunmi todavía no está en la casa. Pero úsala solo para emergencias, por favor. Y no le digas a nadie, por seguridad. Ni siquiera le cuentes a Gunmi que te dije que existía esa llave, porque me mataría. —Me reí un poco pero asentí.

No se preocupe. No sucederá. —Aseguré con una sonrisa.

Eso sería todo. —Relajó su semblante— Dile al señor Go que vienes por recomendación mía. Espero que puedas encontrar un departamento que le guste. —Sonrió amable— Pero no dejes de visitarnos. —Bromeó y yo me reí levemente.

Salí del auto y nos despedimos.

Que buena persona es Doyoung. Ese pensamiento me hizo sonreír. Menos mal que Gunmi encontró a alguien como Doyoung, y no a un hombre con su mismo carácter. Temblé al pensar en eso de broma.

El edificio de la inmobiliaria no era tan alto como otros edificios que había visto cuando llegué, pero era elegante y bonito. Pintado de blanco y beige.

Entré, y me atendió un señor de unos 56 años.

Hicimos reverencia, me invitó a sentarme y lo hice.

Hola señorita, mi nombre es Go Sungmin. ¿Qué la trae por aquí? —Inició la conversación el dueño de la inmobiliaria con una pequeña sonrisa tranquila.

Hola señor Go, mi nombre es Jane Han. —Sonreí de igual forma— Vengo a alquilar un departamento cerca de la comisaría central de policía. ¿Tiene alguno disponible? —Pregunté, rogando que sí, en mi mente.

Mmm... Creo que sí hay uno. —Tecleó cosas en la computadora de oficina que tenía a un lado, y luego me miró— La más cercana queda a cinco calles de ahí. ¿Le parece bien? —Sonreí.

Si, ¿cómo podría pagarlo? Soy un poco nueva en esto. —Comenté con una sonrisa, levemente avergonzada.

El señor se rió y me miró.

¿Eres estudiante? —Preguntó— Porque si es así necesitaría una garantía. —Tomó su bolígrafo.

No, no soy estudiante. Hace unos días comencé con mi nuevo trabajo, y mientras tanto me estaba quedando en casa de Doyoung. —Él señor sonrió un poco más.

¿Doyoung? ¿Vienes por recomendación de él? —Asentí.

Es el esposo de mi prima. —Comenté sonriendo un poco y él se sorprendió más.

Que mundo tan pequeño. Él está alquilando uno de mis departamentos. —Me reí— ¿Y dónde trabajas? —Preguntó.

En la comisaría central de Seúl. —El señor abrió mucho más los ojos.

¿Y de qué? Porque hay muchas especialidades. —Acotó.

Por ahora, de oficial de tránsito. Pero pienso subir de nivel a policía. —Revelé.

¿Pero no es peligroso para ti? —Preguntó preocupado.

No señor, no se preocupe. He entrenado mucho. —Sonreí— ¿Entonces qué podría hacer para pagarle el alquiler? —El señor se rió.

No te apresures, jovencita. Primero tienes que ver el departamento para determinar si te gusta. ¿Cuándo tienes tiempo para verlo? —Asentí.

Mañana mismo si es posible. ¿A qué hora usted puede? —Pregunté.

De 9 a 19 horas. —Respondió— Puedes venir aquí de nuevo en ese horario, salimos para allá y te lo enseño. —Asentí— ¡Oh! Te voy a dar mi número para que me escribas si pasa algo. —Escribió en un post-it, y me lo dió.

Gracias, señor Go. —Sonreí.

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¿Lovers or Enemies? //Imagina con Choi San//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora