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Todo se había dado bien con respecto a la mudanza. Gummi no se quejó, ni nada.

Era la única que estaba despierta, así que solo me despedí de ella. Monté mi maleta y mis cosas en el taxi, y volví a la casa de Sehun.

Cuando llegué, le pagué al conductor con una aplicación, y me bajé, junto a mi equipaje.
Toqué el timbre del departamento 12, el de Sehun, y me avisó que ya bajaba.

Miré mi celular y eran las cinco y cincuenta. Ya iba siendo hora de arreglarse para ir al trabajo.

Sehun bajó después de unos minutos.

Nos saludamos y me ayudó con el equipaje. Volvimos a subir al ascensor y llegamos a su departamento.

Por alguna razón pensé que ibas a traer más cosas. —Comentó él y yo me reí.

Si tuviera muchas cosas las traería, pero... La pobreza. —Él soltó una carcajada y negó con la cabeza, haciéndome sonreír.

Falta poco para que nos paguen. Tu primer sueldo, tengo entendido. —Volvió a hablar él y yo asentí.

Espero que todo vaya bien... —Murmuré y él volvió a negar con la cabeza frunciendo levemente el ceño.

No te preocupes, si te esfuerzas todo saldrá bien. —Dijo para luego dejar mi maleta frente a la puerta de la habitación que compartíamos Minha y yo.

Gracias. —Sonreí sinceramente y él asintió— ¿Desayunaste? —Pregunté quitándome la chaqueta que tenía puesta desde ayer.

Si. Ahora me voy a bañar, porque sino se nos hace tarde. —Dijo entrando a su habitación y luego saliendo con una toalla en el brazo.

Okey. ¿Minha ya comió? —Pregunté y él asintió.

Él se metió en el baño, dando por terminada la conversación, y yo me concentré en hacerme el desayuno.

Me volteé hacia la cocina, encendí la llama, y luego revisé el refrigerador.

Manos a la obra.

Cuando terminé de cocinar escuché que se abría una puerta detrás de mí.

Volteé hacia donde provenía el sonido y me encontré in fraganti a un Sehun de cabello mojado, en bata de baño.

¡Perdón! —Dijimos ambos en voz alta, y yo volteé mi cabeza nuevamente hacia la cocina, super apenada.

La costumbre, en serio disculpa. —Dijo Sehun sincero y preocupado.

No te preocupes. —Solté una risa nerviosa— Anda... a vestirte.

Escuché que se cerró una puerta, y pude respirar más tranquila.

Decidí comer y no voltear más hacia atrás.

Minutos después, cuando había terminado de comer, escuché nuevamente una puerta abriéndose, pero me mantuve firme en mi decisión.

Hasta que me tocan el brazo.
Era Minha.

¡Hola! —Saludó con una sonrisa alegre, yo igual, y nos abrazamos— ¿Dónde estabas? —Preguntó haciendo un pequeño puchero, luego de separarse.

Estaba trayendo mis cosas de donde vivía antes para acá. —Le expliqué y ella asintió.

¿Me trajiste algo? —Preguntó con una sonrisa y yo sonreí.

No... Pero iremos a ver ropa para ti dentro de poco, ¿te parece? —Asintió emocionada.

Yo voy a bañarme y a cambiarme. —Avisé.

¡Ok! —Dijo ella— Yo voy a jugar en la computadora. —Sonrió y yo me reí.

Ambas fuimos al cuarto.
Busqué la ropa que me iba a poner, porque de todas formas el uniforme siempre queda en el casillero de la comisaría.

Tomé la ropa, la toalla y lo que necesitaba, y entré al baño. Puse el seguro, y me bañé. Cinco minutos después terminé, y me cambié.

Una camiseta azul, jean del mismo color, y tenis blancos. Salí del baño y ví la figura de Sehun a mi izquierda. Estaba de espaldas a mí frente a la mesa de la cocina.

Me reí un poco.

Estoy vestida, no te preocupes. —Sonreí burlona, mientras me hacía una trenza de lado.

Él se volteó lentamente, y al confirmar que estaba vestida suspiró levemente.

Él también, tenía un jean negro y una sudadera gris, con tenis del mismo color.

Ya son las seis y media. —Informó con seriedad y yo abrí mucho los ojos.

¡Minha! —La llamé y vino rápidamente— Vamos a bañarte. —Sehun me miró con los ojos muy abiertos.

¿Vas a bañarla? —Preguntó sorprendido.

Ni modo que la deje así, Sehun. Han pasado tres días. —Dije con obviedad y Minha obedeció.

Yo ya me sé bañar sola. —Dijo de la nada, y ambos la miramos sorprendidos— Solo necesito una toalla y ropa. —Sonreí orgullosa.

Las tienes. —Le pasé una toalla y ella se metió en el baño, y cerró la puerta.

Sehun estaba sorprendido pero no dijo nada, yo solo me reí y caminé a mi habitación.

Busqué entre mis cosas, y tenía ropa de Jiyu, que me había regalado Gunmi. Le expliqué que había una niña que necesitaba y no dudó en darme un poco.

Mi prima es de buen corazón.
Pero difícil personalidad.

En fin.

Minha tendrá ropa, por lo menos hasta que me paguen y le pueda comprar nueva.

Minutos después, salí a la sala y Sehun me miró, ya que uno de los sofá tenía vista directa a las habitaciones, pero luego desvió la mirada.

Caminé hacia él y me senté a su lado, así que me volvió a mirar.

¿Cómo se llama tu hermano? —Pregunté con curiosidad, para sacar un tema de conversación mientras Minha se bañaba.

Oh Luhan. —Respondió y yo asentí.

¿Y por qué viene cada cuatro días en vez de vivir contigo? —Volví a preguntar.

Porque trabaja lejos de aquí, en una farmacia. —Alcé las cejas.

¿Y dónde duerme cuando no está aquí? —Dije extrañada.

Él tiene su propio departamento, pero es más chiquito que este. Lo usa solo para dormir entre horarios. Viene de visita cuando su horario lo permite. —Contó— Es un trabajo un poco exigente. —Comentó y yo asentí.

Sehun miró la hora en su reloj.

Son las seis y cuarenta y cinco. —Informó y me miró a los ojos— Llegaremos tarde.

Me levanté del sofá y caminé hacia la puerta del baño.

Minha, ya es hora, apúrate. —Pedí sin entrar.

¡Ya salgo! —Avisó y al segundo salió.

Estaba envuelta en una toalla que le tapaba hasta los pies de lo grande que era. Sonreí por la ternura, y la tomé de la mano, para entrar rápidamente en la habitación, y darle la ropa para que se vistiera.

Una vez que terminó, todos corrimos hacia la puerta. Salimos, y Sehun cerró con llave.

Bajamos, buscó la moto, y nos subimos con dirección a la comisaría.

Esta vez conduciré un poco más rápido. No se asusten, solo sujétense bien. —Avisó Sehun, y obedecimos.

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¿Lovers or Enemies? //Imagina con Choi San//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora