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¿Seguir a quién, si no hay nadie? —Se quejó Seungmin mientras conducía por la dirección que le había indicado.

Imposible. No pudieron haber desaparecido tan rápido. —Busqué con la mirada en los alrededores.

Ví que algo resplandeció en uno de los callejones, y cuando detallé mejor, observé el fondo de pantalla de mi celular en el suelo.

¡Mi celular! —Seungmin se detuvo, sonreí y abrí la puerta para luego trotar hacia donde estaba mi celular.

Un momento...

No estaba roto.
Si se hubiesen querido deshacer de él para evitar rastreos, lo hubiesen arrojado.
Pero... No veo ni un rasguño.

Miré de nuevo a los alrededores pero no ví nada extraño.

Deben estar por aquí... —Murmuré y antes de tomar mi celular lo examiné.

No tenía un hilo ni nada parecido, atado. No parecía ser una trampa. Por lo cual, lo tomé y rápidamente me volteé para dirigirme al auto de Seungmin.

Auto que ya no estaba.

Demonios... —Me quejé en murmuros— ¿Seungmin, dónde estás? —Pregunté para mí misma y lo busqué con la mirada pero no lo encontré.

Sorpresa... —Dijo alguien detrás de mí tapándome los ojos con una tela negra.

Otra tela atrapó mis muñecas detrás de mi espalda, y otra mis pies.

Todo en un tiempo récord. No me dió tiempo ni de pensar en defenderme.

Luego sentí que alguien me cargó en su hombro y ahí reaccioné.

¡Suéltame! —Grité enojada y asustada, sin poder ver nada, ni defenderme.

Me removí pero no sirvió de mucho. Me inmovilizaron de todas las maneras posibles.

¿No te enseñaron que gritar es de mala educación? —Se burló una voz, y luego me pusieron otra tela en la boca lo suficientemente gruesa como para no formular palabra coherente.

Solamente podía hacer sonidos.

¿Y ahora qué?

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–Por otro lado–
[Narrador omnisciente]

Oye, ¿No crees que eso de dispararle fue demasiado? —Se rió el peliazul.

Había que convencerla de alguna manera, y como viste, sirvió. —El pelinegro no prestó atención al asunto.

Bueno, en eso tienes razón. —Siguió conduciendo.

Hay que buscar a Black Fire y entregarle el dinero. —Habló el del bolso— ¿Sabes dónde se oculta ahora?

No, pero dijo que nos visitaría en cualquier momento para reclamar su parte. —Dijo tornándose serio.

Pf... Genial. —Pensó el pelinegro.

Por cierto, ¿el celular de la chica aún lo tienes? —Preguntó el peliazul mirándolo de reojo.

No. —Respondió secamente— Lo lancé y no sé dónde cayó. —Dijo manteniendo su mirada seria.

Una lástima. Podríamos haber ganado un poco de dinero si lo vendíamos. —Suspiró levemente desanimado.

Si, pero nos hubiesen rastreado. —Respondió su acompañante.

Ñe... Para ese momento ya tendríamos algunos wons en las manos. —Levantó un hombro el más relajado de ambos.

El peliazul siguió conduciendo en silencio.

Y hablando de la chica... ¿No te pareció linda? —Volvió a hablar— No la detallé mucho pero no era fea.

El pelinegro se quedó callado.

Tenía lindas piernas, parece ejercitarse. Y un rostro bonito, sobretodo con la preocupación y el enojo adornandolo. —Se rió.

Deja de hablar estupideces. —Dijo un tanto enojado el pelinegro y lo miró— En primer lugar, no debiste quedarte tanto tiempo mirándola. —Regañó.

Cómo quieras, pero tú mismo sabes que tengo razón. Tal vez si hubiese habido más tiempo... —Murmuró lo último y se lamió el labio inferior lentamente.

El otro chico miró por la ventana, poniendo su mentón en su mano al apoyarse en el marco.

No la volveremos a ver, no te ilusiones. —Dijo fríamente.

Yo creo que sí. —Se rió— Probablemente si intenta denunciarnos, si. —Bromeó.

Por fin, en toda la noche, el pelinegro había soltado una carcajada.
Rodó los ojos para seguir mirando la carretera e ignoró un rato a su parlanchín compañero.

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Hola beibiiiiss 7v7

Así como lo ven, va a haber narrador de ambos lados!
No siempre pero si lo suficiente uwu
Espero hayan disfrutado de este capítulo y perdón por la demora ùnú

¿Lovers or Enemies? //Imagina con Choi San//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora