Todo era silencio.
Tranquilidad.
Era como en su sueño, y quería conservarlo así.
La ventana que lo dejaba observar la incesante ciudad a decenas de metros por debajo de donde él estaba era lo único que lo mantenía pegado a la realidad.
Era todo lo que siempre soñó.
Luego de eso se escucharon tres golpes en la puerta.
¿Quién podrá ser?, se preguntó un poco molesto.
Se levanto del sofá color gris que acababa de comprar gracias a la ayuda de algunas cuantas personas que apoyaron su escape, y caminó directo hacia la puerta.
Al abrirla no había nadie afuera. A sus pies únicamente se encontraba una caja sin ningún membrete de alguna empresa postal. Era una simple y lisa caja de cartón.
Sin dudarlo la tomó entre sus manos y entró a su apartamento.
La intriga lo carcomía por dentro.
¿Qué tenía dicha caja en su interior?
Fue a por un cuchillo a la cocina y comenzó a romper las cintas que la mantenían cerrada. No esperaba ninguna clase de obsequio o paquete por parte de nadie, tal vez debería haberse planteado abrir o no la caja.
Al terminar quitó las tapas con sumo cuidado y descubrió lo que había en su interior.
Una rosa y una nota.
Sintió cómo el vómito subía por su garganta sin poderlo contener.
¡Debía ser una maldita broma!
Lanzó la caja lo más lejos que pudo y esta fue a estrellarse contra la ventana estrellando el cristal en el acto.
Al suelo cayó una rosa roja y la nota boca arriba con una caligrafía cuidada que se podía leer una y otra vez y mirarla horrorizado como estaba él.
Decía:
"Te encontré, mi amor. Pronto estaremos juntos."
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No somos amigos ©
Teen FictionEl chico que siempre vio junto a su casillero ha desaparecido y lo único que ha dejado tras de su misteriosa desaparición es una simple nota escrita sobre una servilleta. Ella sabe adónde ha ido o cree saberlo, pero no pondrá su atención en ello has...