Chloe:
Mi madre entró en mi habitación. Sonreía de oreja a oreja, y sostenía su amado teléfono en la mano derecha. ¿Qué quería?
— Te inscribí en clases de baile — soltó abruptamente. Me la quedé mirando estupefacta. Mis ojos se abrieron como dos platos y mi boca se abrió levemente. Luego de unos segundos, me volví a recostar en mi cama y la miré sobre la revista que estaba leyendo.
— No iré — respondí restándole importancia.
— Iras, y no hay discusión.
˜*˜*˜
Estaba sentada en el asiento del copiloto del auto de mi madre. Ella miraba al frente sin inmutarse de mi presencia junto a ella. La música clásica estaba sonando suave en la radio, mientras que yo miraba hacia afuera. El auto paró frente a un estudio de danza clásica, y ella volteó a verme.
— Se te hará tarde — no quería ir, pero aún así, abrí la puerta y bajé del auto. Me sonrió, pero yo no moví una facción de mi rostro. — ¿No me saludaras?
— En lo absoluto, puedes irte — respondí seca. Su sonrisa flanqueó, y cuando cerré la puerta se fue.
Subí las escaleras, y me encontré con la recepcionista.
— Debes de Chloe — me sonrió amablemente, a lo que correspondí con otra sonrisa y un simple asentimiento de cabeza. — Ven conmigo — se paró y me dirigió hacia una puerta de madera. Dentro se escuchaban las voces de las chicas, música clásica y las indicaciones de la profesora.
La puerta se abrió y dejó a la vista un cuarto con las paredes cubiertas por espejos, un grupo de niñas todas rubias, paradas en el centro del aula cada una en una posición, usando mayas rosadas. A un costado había una mujer joven, de pelo rubio y ojos celestes. Sentados en el fondo del aula, había tres chicos. Un chico rubio, y dos chicas, una pelirroja y otra rubia. Los tres me miraban atentamente.
— Tess, ella es Chloe, la chica nueva — dijo la mujer a mi lado a la profesora. Esta me sonrió amablemente y se acercó a donde yo estaba.
— Soy Teresa, pero me puedes decir Tess — volvió a sonreír, mostrando su alegría en sus hermosos ojos. — Ellas son tus nuevas compañeras — señaló al grupo de chicas que ahora estaban dispersas, viéndome. — Y esos tres desastres de allá atrás — señaló al grupo de tres que estaban sentados al fondo. Los tres sonrieron de oreja a oreja y sacudieron la mano en forma de saludo. Tess rió —, son mi hija y sus dos amigos.
La clase comenzó luego de esa presentación.
˜*˜*˜
— Pareces humana, ¿qué haces acá? — preguntó la chica rubia, la que seguramente era la hija de Tess.
— ¿Humana? ¿Qué quieres decir con eso? — los miré confundida.
— Eres rubia, pero no eres como ellas — dijo la pelirroja. Me encogí de hombros, no solía hablar mucho, no desde hacía un tiempo. Sonreí un poco.
— Que bueno — les dije. — Me tengo que ir.
Me alejé de ellos, desconfiando. No quería tener a nadie cercano, no quería que nadie se acercara. Quería volver a estar sola en mi cuarto, lejos de mi madre y de los demás.
Quería volver a torturarme con el recuerdo.
.-.-
Un Kiss, SamNovels
