Mar:
Lo habíamos logrado. Logramos hacer que Sam nos acompañara a una fiesta. Había pasado una semana desde que eso pasó, y con Lucas nos empeñábamos en distraerla lo más que podía. En el colegio, cuando no estaba ocupada, íbamos con Sam al patio más alejado y nos trepábamos a uno de los árboles que había ahí. Lucas venía con nosotras, generalmente, pero a veces "tenía cosas que hacer", como estudiar para ese examen para el cual no había estudiado.
Estábamos los tres parados frente a la casa de Trent, donde se hacía la fiesta. Lucas, que estaba en medio de amabas, pasó su brazo sobre nuestros hombros.
— Nos hacía falta un poco más de diversión — y luego de que él dijo eso, los tres nos encaminamos a la fiesta.
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Eran las doce pasadas y yo estaba bailando con un chico. No sabía su nombre, pero si sabía perfectamente que besaba como un dios. Bailabamos pegados, y con cada movimiento parecía que nos acercábamos aún más. Él unió nuestros labios otra vez.
Era un beso desesperado y ansioso. Su lengua jugaba con la mía. Sus manos, anteriormente en mi espalda, bajaron lentamente. Se posaron unos segundos en mis caderas, pero no por mucho tiempo. Siguió bajando y apretó mi trasero. Pero cuando menos me los esperé, sus manos siguieron bajando hasta el final del vestido. Sentí como comenzó a subirlo y... intenté separarme de él. Pero fue en vano, él era más fuerte. Lo empujé con todas mis fuerzas y lo único que logre hacer fue moverlo unos escasos milímetros. Seguí empujando, pero él seguía insistiendo y...
Sam estaba parada a un costado mío y tenía los nudillos con un poco de sangre. Mi mirada se encontró con la de ella, y no sabía si temer a lo que estaba viendo. Sus ojos azules parecían, de una extraña manera, dos llamaradas ardientes. Era... como si Sam hubiese vuelto. El chico estaba tirado en el suelo, y luego de unos segundos se volvió a parar, y enfrentó a Sam.
— Vete de acá, pulga — dijo este. Ella se acercó, y aunque él le sacara una cabeza y media, ella seguí recta y firme.
— Oblígame — estaba buscando pelea. Este explotó en una risa.
— Una niña y su amiga la puta, no son rivales para mí, y mucho menos tú — rió fuerte, y luego varios lo siguieron. — ¿Dónde está tu mami para protegerte?
Y Sam explotó. Se puño impactó contra el rostro del chico otra vez, y luego otra vez. Este cayó al suelo, y Sam lo siguió, y siguió pegándole. ¿Qué haría? Me acerqué por detrás de ella, no sabía que hacer, así que apoyé mi mano sobre su hombro. Sus golpes pararon en seco. Su espalda se elevaba y bajaba al ritmo de su respiración. Luego de unos segundos se levantó, dejando al otro con la cara sangrando y en el piso. Al verla, pude notar que no estaba ilesa. Tenía un golpe en el ojo y el labio un poco hinchado.
— Vamos, Mar. — dijo luego de unos segundos.
Yo solo asentí. Lucas apareció entre la multitud y lo primero que vio fue al chico en el suelo, luego miró a Sam, y por último a mí. Su mirada preguntaba qué había sucedido, pero yo simplemente lo esquivé con la mirada gacha y me acerqué a Sam. Lucas venía detrás de nosotras dos, un poco inquieto por la situación.
~*~
Era lunes, y hoy había decidido sentarme con Sam y Lucas, en vez de que con el resto. Desde lo que había sucedido el sábado, estábamos todo el tiempo juntos. Sam parecía haber vuelto un poco a la normalidad, y Lucas estaba feliz con eso. No hablábamos de lo sucedido el sábado, y si en algún momento llegaba a salir el tema, ella inmediatamente lo cambiaba por otro más trivial.
— ¿Qué sucedió el sábado, Sam? — pregunté yo de repente. Ella paró de comer por unos segundos, y luego levantó la mirada. Su ojo derecho seguía morado, pero su labio ahora estaba bien.
— Sentí la necesidad de defender a alguien a quien amo y no sentirme impotente — fue lo único que respondió. Y nunca más volvimos a remontar el tema.
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Un Kiss, SamNovels