Lucas:
Sam y yo estábamos entrenando en el gimnasio al que igual que Nik. No había mucha gente. Sam y yo simplemente estábamos golpeando a las bolsas, y haciendo algunos ejercicios simples. Alguien entró por la puerta, haciendo que la campanilla sonara.
Ambos nos volteamos a ver al hombre que acababa de cruzar la puerta. Era alto, de piel bronceada, cabello corto y castaño. Era robusto y musculoso, y estaba en muy buena forma. Debe de ser boxeador, pensé viendo como miraba en varias direcciones buscando algo.
— ¡John! — gritó Nik al hombre. Este miró en su dirección y sonrió. Se acercó a él y comenzaron a hablar animosamente.
— ¿Quién es? — le pregunté a Sam.
— Debe de ser un amigo de mi papá — se encogió de hombros y se volteó para volver a pegarle a la bolsa, pero antes de siquiera pegar una vez, la campanilla de la puerta volvió a sonar. Ella se volteó y noté como su cuerpo se tensaba y su mirada se llenaba de odio.
Era un grupo de chicos, y el que parecía ser el líder se volteó, y al ver a Sam sonrió de una manera poco amigable. Se acercó a nosotros y se plantó delante de ella.
— ¿Qué quieres, idiota? — escupió cada una de las palabras con tanto odio que hasta a mí me causo cierta sensación.
— Vengo a entrenar, mosquita muerta — sonrió de lado. Sam se acercó y lo tomó de la camiseta, pero antes de que algo pudiera suceder, John se interpuso.
— Sepárense — su voz era grave y firme. El chico intentó separarse, claramente intimidado por el hombre. Sam, en cambio, no se movió. — Dije: Sepárese.
Lentamente Sam soltó al chico y se volteó a ver a John. Levantó la cabeza bastante, ya que su altura no le era favorable en esas circunstancias. Pero aún así enfrentó al amigo de su padre.
— ¿Y usted quien se cree? — lo miró por unos segundos, y al ver que no se molestaba en responder a su pregunta, volvió a mirar al otro chico, pero solo por un segundo. Luego se separó de ambos y comenzó a caminar. Yo la seguí, pero no pudo ir muy lejos, ya que las palabras del hombre la pararon en seco.
— Soy tu entrenador, así que vuelve aquí, Samanta — y de alguna manera, aquel hombre hizo que Sam se calmara un poco, para que luego se acercara a él.
— Haré lo que digas, pero él entrenará lejos de mí — Sam sonrió victoriosa a ver que el muchacho se iba, intimidado por la dura mirada de John. ¿Quién era aquel tipo?
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Un Kiss, SamNovels