Sam:
— Hola, Sammy — y su voz cada día me parecía más insufrible. Me voltee y me encontré con el rostro de Trent sonriendo con cinismo.
— ¿Qué mierda quieres, Trent? — no tenía ganas de hablar con él.
— Solo quería hablar, chiquita — apreté los puños ambos costado de mi cuerpo. — Pensé que te gustaba hablar conmigo — se acercó a mi rostro, pero antes de que pudiera llegar muy lejos apoyé mi mano sobre su pecho.
— Veo que las pocas veces que piensas lo haces mal — una de las comisuras de mis labios se elevó.
— ¿Desde cuándo hablas así, Sammy? — se acercó aún más aunque mi brazo impedía que me aplastara contra los casilleros.
— Aléjate de mí, Trent — y cuando no lo hizo levanté mi rodilla y le pegué donde más le duele. —Dije que te alejaras.
— ¡¿Qué te pasa, Sam?! — escuché la voz de Marisa. La vi acercarse a Tren y ayudarlo a erguirse.
— No te metas, Marisa — mis palabras fueron bruscas, pero no lo pude evitar.
— ¡Acabas de pegarle a un amigo mío! ¿Cómo quieres que no me meta?
— ¿Y cómo no pegarle? Me estaba acorralando contra los casilleros. — mi voz se elevaba lentamente.
— ¡Podías decirle que se alejara! — soltó como si no lo hubiese hecho.
— ¡Y eso hice! ¡Si vieras un poco más allá del maquillaje y los chicos te darías cuenta de lo que en realidad sucedió!
— ¡Estoy viendo claramente lo que sucedió, Samanta! — ambas estábamos gritando. — ¡No todo se resuelve peleando!
— ¡¿Y crees que no lo sé?! ¡Intenté alejarlo! ¡No me quedó otra!
— Nunca te queda otra, nunca tienes opción, nunca — me acusó.
— El día que veas más allá de su deseo ambicioso de ser popular, tal vez pueda volver a hablarte — ya no quería gritar, no quería hacer nada. — ¿Pero hasta entonces? No te me acerques, no me relaciono con zorras falsas. — Y cada una de las palabras salieron entre mis labios sin que pudiese pensarlo. Tenía las uñas clavadas en mis palmas y los dientes apretados. Marisa parecía sorprendida, pero al instante puso los brazos en jarras y me miró con asco, aunque en sus ojos se podía ver que estaba triste y dolida. Y todo por mi culpa. Sin decir otra palabra me voltee y me largué de ahí escuchando los murmuros a mi alrededor. En el camino me encontré con Lucas, pero este no presenció la pelea, estaba con Lucy, y en cuanto me vio frunció el ceño. Le dijo algo a Lucy e intentó acercarse a donde yo estaba, pero no quería hablar con él. Me llamó pero no paré, y cuando sentí que algo me rodeó la muñeca, sabía que era él.
— Sam, ¿qué sucedió? — parecía preocupado.
— Nada más interesante que cualquier cosa que Lucy puede contar — me encogí de hombros al borde de las lágrimas. — Pero si quieres puedes preguntarle a Marisa. — Marisa. Casi nunca me refería a ella de esa manera, era raro, casi doloroso.
— ¿Qué pasó? — y cuando unas lágrimas se escaparon de mis ojos él intentó abrazarme, pero lo empujé.
— No — Lucas parecía dolido por mi acción. Nunca lo había corrido o echado, no era así.
— ¡Sam! — se escuchó la voz de Colton viniendo por el pasillo. Me voltee y lo vi corriendo en mi dirección. Cuando me encontré con su mirada él sonrió y yo intenté hacerlo. — ¿Cómo estás? Vi la pelea y luego te fuiste casi corriendo y no te pude alcanzar — dijo cuando llegó a mi lado. Pasó su brazo por arriba de mis hombros. Miré a Lucas, quien miraba el gesto de Colton entre sorprendido y... triste.
