#24

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Pov.narrador/ra

Era el segundo día del celo del peruano y este se encontraba en su hogar lamentándose y quejándose por lo bochornoso que era para el aquel estado.

No importaba cuántas pastillas ni supresores tomara, la sensación y el deseo que el celo le causaba simplemente no se iba, se sentía horrible y necesitado de atención, sentir el calor de otro cuerpo junto al suyo y sentir como le daban cariño.

Lo necesitaba, necesitaba un omega.

Maldijo en voz baja mientras se removia y acomodaba en su cama, en estas se podía ver aún su ropa desordenada en forma de nido que había hecho el americano cuando estuvo en aquel lugar, el peruano no había tenido corazón para deshacer lo que había formado el estadunidense, tampoco era como si pudiera pues sentía que si lo hacía el aroma del omega desaparecería.

No sabía la razón pero se había vuelto adicto a aquel dulce olor a chocolate y arándanos, lo necesitaba, necesitaba llenarse de aquel aroma a como diera lugar.

—USA~.

Escapo de sus labios en un quejido bajo, se dio la vuelta en la cama acomodándose en una posición en la que pudiera estar más cómodo, se sentía sumamente fatal.

Y mientras Perú sufría, en otro lado, nuestro querido gringo se encontraba caminando de un lado a otro.

USA estaba inquieto, caminaba de aquí y allá desesperado, quería salir de su hogar, sentía la necesidad de correr, su omega interno no aguantaba más estar encerrado, algo le pasaba, algo malo, algo que sin dudas odiaba.

—maldición, esto no puede estar pasando.— se quejaba el chico mirando repetidamente la hora en su reloj de muñeca —esto no es verdad, por favor, alguien dígame que es mentira.

Rogaba en voz alta, el chico llevaba un buen rato así, tanto que su querida mascota Taffy le miraba asustada por el comportamiento de su amo. USA sabia lo que le pasaba o al menos tenía una pequeña hipótesis de aquello y vaya que no le gustaba mucho por donde iba pintando aquello, sin embargo era lo más lógico que encontraba al comportamiento de su omega desde que le trajeron de la casa del peruano, sus nervios, su preocupación, su desesperación por salir de su hogar e ir donde el Alfa menor, todo era un claro indicio de que su omega interno había elegido a Perú como su Alfa hace dos días cuando estuvo en la casa del inca.

Y lo odiaba, odiaba que haya elegido al peruano sin su consentimiento... vaya, ahora sentía lo que debió sentir el ruso cuando el lo "junto" con México.

Ya harto de todo, se colocó unos pantalones para salir, la camiseta que le había robado al Alfa, unas zapatillas deportivas y arreglo un poco su largo cabello, se colocó sus características gafas de sol y salió de su hogar rumbo a la casa de Perú, necesitaba verle, saber como estaba y ¿por qué no? También le insultaria un poco por haber cautivado a su omega interno.

''•''•''•''•''

Perú termino levabtandose a duras penas de su cama debido al insistente sonido de su timbre, bajo las escaleras y fue a la entrada, abrió la puerta un poco, lo suficiente como para poder asomar la cabeza por esta.

—¿U-usa?.

Pregunto sorprendido al ver al omega al otro lado de la puerta, este se veía nervioso, muy nervioso, el chico le saludó con un leve y tímido movimiento de mano.

—hi, emm quería ver como seguías.— sonrío con nerviosismo, el aroma del Alfa le había llegado de lleno cuando este abrió la puerta lo cual le había afectado demasiado, su omega interno se encontraba olfateando y disfrutando de las fuertes feromonas del Alfa en celo, mientras que el se sentía algo mareado por el fuerte olor —y‐yo, creo que no fue buena idea venir.

Jadeo el americano, se sentía débil, sus piernas comenzaron a temblar débilmente para luego flaquear haciéndole caer, sin embargo no llegó a lastimarse pues Perú había sido rápido y le atrapó entre sus brazos, el latino cargó a USA y lo metió a la casa dejándole rápidamente en el sofá.

—¡¿estas bien?! ¡dios esto es malo!.— Perú miraba a todos lados asustado, no sabia que hacer —¡l-llamare a México para que venga a por ti!.

Estaba dispuesto a levantarse e ir por el teléfono pero se detuvo al sentir un suave toque en su brazo, USA le había detenido, este le miraba con tristeza y decencia.

—no te vayas.— pidió el omega con voz temblorosa —por favor.

A Perú se le aceleró el corazón al verle de tal manera, el sabia que tenía que resistir sus impulsos, debía hacer lo correcto y llamar al mexicano para que sacara a USA de ahí, sin embargo no lo hizo, no tuvo el corazón para hacerlo.

En su lugar prefirió sentarse a un lado del americano y acomodarse para que ambos estuvieran acurrucados en el sofá, USA sonrio alegre ante esto y se recostó en el pecho del peruano, aspirando aquel aroma a hierba buena y alfalfa que el inca poseía, mientras que Perú, pues este estaba disfrutando del tranquilizante aroma a chocolate y arándanos que el americano había comenzado a soltar, no se había dado cuenta pero la sola presencia de USA había calmado la incomodidad y el dolor que su celo le había estado haciendo experimentar desde hace dos días.




Continuará...


Datos random;

-el malestar que tenía Perú era más por la soledad que por la necesidad de fornicar.

-el omega de USA sentía que el Alfa del peruano lo necesitaba.

-USA termino arrepintiendose de lo que estaba haciendo ya cuando había tocado la puerta.

-Perú en ningún momento tuvo impulso de atacar o marcar a USA cuando percibió sus feromonas, sino todo lo contrario, lo que quería era mantenerlo a salvo luego de algún otro alfa que pudiera atacarle.

Sin más que decir, me despido.

Sayonara☆☆☆

✨¡Rompiendo los estereotipos!✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora