3 de diciembre de 1984.La Navidad se acercaba rápidamente, como si hubiera estado guardada en una caja y ahora tuviera demasiada urgencia en salir.
Muchos autos salían del pueblo por las personas que pasan Navidad en otro estado.
Yo estaba en mi habitación, leyendo un libro, después de tanto tiempo de no poder hacerlo.
Entonces escuché como golpearon la puerta. Detuve mi lectura para confirmar el sonido, y volvieron a tocar. Nancy aún no regresaba de su curso de matemáticas, mi mamá se estaba arreglando y mi papá seguramente estaba dormido.
Corrí hacia abajo y abrí la puerta. Eran los Byers.
Sonreí. Hacía un tiempo que no los veía. La señora Byers tenía en su mano un traste con comida. Los tres estaban formales, dentro de lo que cabe.
-Buenas tardes, señora Byers. ¿Va a pasar?- le dije y me aparté de la puerta para darle permiso.
-Buenas tardes, Mike. Sí, gracias- me respondió sonriente y los tres pasaron al comedor.
Ella puso la comida en la barra. No sabía qué hacer. Sólo les dije 《permiso》 y fui a donde estaba mi mamá.
Toqué la puerta de su cuarto. Me dijo que me sentara con ellos o invitara a Will a jugar o algo así. Me dio cosa dejar ahí a la señora Byers y a Jonathan solos, y no porque tenga miedo de que roben algo o cosas por el estilo, sino porque para mí, dejar sólo a alguien en una casa que no es la suya es como dejarlo sólo en una guerra, porque seamos sinceros, nadie sabe estar sólo en un lugar desconocido.
Me senté con ellos. Todo estaba en silencio.
Aunque la señora Byers intentara romperlo, no soy bueno hablando con un adulto que no sea un maestro.
-¿Cómo vas en la escuela, Mike?- me preguntaba.
-Creo que bien- decía con rapidez.
Al fin llegó mi salvación. Mi mamá llegó al comedor con un hermoso peinado frondoso y elegante.
De inmediato las mamás se pusieron a platicar.
Jonathan, Will y yo nos sentíamos incómodos en ese lugar.
Jonathan nos miró a los dos y nos hizo señales con la cabeza de que nos fuéramos.
-¿Quieres subir?- le pregunté a Will.
-¿Por qué no?
Dejé a Jonathan sólo con mucha pena, pero no es como que podamos hablar con él como hablamos entre nosotros.
Subimos, y antes de comenzar a sentir pena por Jonathan, llegó Nancy.
Ya estábamos en mi cuarto. Dejamos la puerta abierta.
Will vio el libro sobre mi cama.
-¿Qué es esto?- preguntó y levantó el libro.-Un libro.
Puso cara de seriedad y su boca se movía para ocultar una risa que estaba a punto de escaparse.
-Sí, bobo, eso ya lo sé, pero dime de que trata o como se llama.
Le conté sobre el libro. Me emocioné y él sólo me miraba exaltado porque al fin alguien me había preguntado sobre el libro. Fue una plática de diez minutos diciéndole cada pequeño detalle que llamaba mi atención y diciéndole las cosas que no me gustaban. Me sentí con la libertad de darle mis opiniones no tan breves.
Al terminar, tomé en cuenta que tal vez lo estaba aburriendo con lo que le contaba.
-Te aburro, ¿cierto?
-No, de hecho se me hace interesante.
Se quedó callado por unos momentos y...
-¿Crees que me lo puedas prestar cuando termines?-Podemos leerlo juntos- no podía creer lo que acababa de decir -. Bueno, si quieres. Y si quieres puedo leerlo desde el inicio una vez más, no llevo mucho.
-No... no te preocupes, supongo que con lo que me contaste basta.
Nos reímos momentáneamente.
Le pregunté si estaba seguro y me dijo que sí.
Me senté, recargandome en la cabecera de mi cama y él se sentó frente a mí. Yo sostenía el libro y ambos leíamos a la par. Cuando terminaba, esperaba unos cuantos segundos a que él me diera la señal para pasar la página.
Así pasamos un tiempo, y sin darnos cuenta fue cuando nos hablaron a comer.
La cena se dio porque hace una semana mi mamá se encontraba haciendo las compras para la comida y se encontró a la señora Byers. Se pusieron a platicar y llegaron a la conclusión de que hacía un tiempo que no comíamos juntos. Es por eso que hoy nos encontramos Byers y Wheeler en una sola mesa.
Mi mamá dio las gracias por la cena y comimos.
Nos sirvieron ensalada y carne a cada uno. Mientras todos comían rápido, yo daba los bocados muy lento. A veces no comprendo a mi cuerpo. Un día tengo atracones de comida, pero los cuatro días siguientes el solo hecho de pensar en comer me daba náuseas.
Cuando por fin terminamos, mi papá, mi mamá y la señora Byers ya se encontraban destapando una botella de vino, como si de Navidad se tratase.
Jonathan y Nancy se fueron al sillón a platicar y Holly se fue a dormir.
Una vez más subí con Will a mi habitación.
-¿Podemos seguir leyendo?- me preguntó con una sonrisa en el rostro.
-Claro.
El cielo comenzaba a oscurecerse y la nieve hacía su tacto nocturno con el suelo.
El frío comenzó a apoderarse de la habitación y Will comenzó a tiritar de frío. Yo también tenía esa sensación de debilidad que tengo cuando hace mucho frío y pronto comenzaría a temblar.
Safé las cobijas de la cama y le dije que se tapara con ellas. Prendí la luz que se encargaría de guiarnos en la oscuridad al momento de leer. Nos quedamos sentados con las piernas bajo las cobijas.
La lectura continuó amena. Lo que Will no sabe es que me aguanté muchas reacciones. En muchos momentos quise gritar, llorar, enojarme explicitamente y gritarle muchas cosas al protagonista, pero era la primera persona que accedía a leer conmigo, y no podía arruinar eso.
El libro era muy corto a decir verdad, por ello, no fue sorpresa que de pronto lo terminamos.
Yo estaba totalmente impactado por el final. Tenía un nudo en la garganta horrible debido al cierre. Will estaba inmóvil. Me asomé para ver si estaba despierto y apartó la mirada.
-Will... ¿estás bien?
-Sí- me contestó con la voz temblorosa.
-¿Qué tienes?
Guardó silencio, se giró hacia mí y me sorprendí al ver que tenía los ojos ligeramente rojos.
-¿Era necesario que se muriera ESE personaje?
¿De verdad estaba tan impactado como yo?
Conversamos por más o menos media hora de todo lo que habíamos captado. De verdad nadie nunca- mas que Nance -había hablado así conmigo sobre un libro.
Como teníamos las piernas tapadas, me acosté y me tapé por completo. Will copió mi acción y seguimos hablando. Hubo un punto en la conversación en la que ya no recibí respuesta. Will estaba dormido.
Al día siguiente- cuando nos volvimos a ver -se nos ocurrió que podríamos leer más libros juntos.
La idea se quedó.
Y es así que probamos con libros más largos.
Cada dos semanas, uno de nosotros elegía un libro que le llamara la atención y lo pedíamos prestado en la biblioteca o en su muy extraño caso, lo comprabamos.
Fui buscando que él no se aburriera, porque a mí me gusta leer, y a él también, pero no tanto.
Él me dijo que mientras sea conmigo, nada le va a aburrir.
Han pasado meses, y sigo sin entender porqué tuve mariposas en el estómago cuando escuché eso.
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Mi libro favorito- Byler [EN EDICIÓN]
FanfictionUn día, Mike y Will , dos amigos de la infancia comienzan a leer un libro juntos. Les encantaba ponerse a leer todas las tardes, pero ambos comienzan a dudar sobre decirse mutuamente lo que sienten cuando se enteran de que el libro habla sobre una h...