Domingo. Finalmente había cumplido una semana en casa. Mi mamá me dio jugo de naranja. Me senté en la barra que está en la cocina— sí, al fin salí del sótano—, mi vaso de agua estaba en ella. Tomé mis pastillas que se encontraban al lado del frutero. Las manos ya no me temblaban.Sólo era un poco de congestión, pero de ahí en fuera ya estaba bien.
Miré hacia la sala. Mi papá estaba viendo la televisión y Holly estaba sentada en el piso con un cuaderno y un lápiz.
Me terminé mi jugo y me acerqué a ella.
La observé un momento antes de interrumpirla. Estaba escribiendo en su diario de sueños. Lo que me encantaba de ella es que no le molestaba mostrar lo que escribía. No le daba pena, al igual que a Nancy. En cambio, yo no soy capaz de seguir escribiendo mientras haya alguien más en la habitación, así sean mis ensayos escolares no me gusta que los lean, algo raro para alguien que se quiere dar a conocer con sus escritos.
—Hola, linda— le dije pantes de ponerme de cuclillas a su lado.
—Holi.
—¿Qué haces?
—Escribo en mi diario.
—¿Te gusta escribir?
—Si no me gustara no lo haría.
En definitiva, esta niña está creciendo.
—Okey, ya entendí. ¿Por qué te gusta escribir?
—Porque quiero servirse como ustedes.
Fruncí el ceño.
—¿Como quiénes?
—Como Nancy y tú. Nancy es muy buena escribiendo el periódico de la escuela y tú no me dejas ver lo que escribes, pero siempre te ves nervioso, menos cuando te desvelas en tu escritorio.
Sentí... bueno, no tengo otra forma de decirlo, sentí brillitos. Nadie me había dicho algo tan lindo, y el hecho de que mi hermana menor me haya dicho que quiere ser como yo... espero sentirme así alguna vez más.
No hice mas que abrazarla.
—Gracias, nena, pero no serás como nosotros, serás mejor.
Me devolvió el abrazo y siguió escribiendo.
Esa niña me va a matar de diabetes un día.
Mi mamá llegó a la cocina y se sirvió agua.
Llevaba su cabello claro recogido en una cola alta que destacaba la forma de su cara. Mi mamá era realmente hermosa.
—¿Qué vas a hacer hoy?— me preguntó antes de darle el primer trago.
Le iba a decir que nada, pero entonces recordé que unos días atrás, Will me había dicho que los llamara cuando sea para salir.
—¿Crees que ya estoy lo suficientemente sano como para salir con los chicos hoy? Los extraño.
Mi mamá se quedó pensativa ante mi pregunta.
—Creo que ya estás bien, sólo no tomen nada frío y llévate un suéter.
Asentí con la cabeza. Me fui a mi habitación, pues ya dormía ahí de nuevo.
Me puse una playera holgada y unos vaqueros de los que estoy acostumbrado a usar.
Me senté en mi cama, tomé mis pastillas del mueble a mi lado. Las últimas píldoras que quedaban.
Me puse una chamarra roja que he usado mucho últimamente.
Salí de nuevo de mi habitación, acomodado mi cabello con mis dedos.
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Mi libro favorito- Byler [EN EDICIÓN]
FanfictionUn día, Mike y Will , dos amigos de la infancia comienzan a leer un libro juntos. Les encantaba ponerse a leer todas las tardes, pero ambos comienzan a dudar sobre decirse mutuamente lo que sienten cuando se enteran de que el libro habla sobre una h...