5: pesadillas

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Cerrar los ojos. Respirar escandalosamente. Abrir los ojos. Sentir que hay alguien observandome. Moverme. Cerrar los ojos de nuevo. Comenzar a ver imágenes. Divagar entre mis recuerdos. Sentir que hay cosas malas a punto de pasar pero no saber qué es. Tener la necesidad de tener a alguien a mi lado por esa noche sólo para no sentirte sólo. Sentir que ya soy demasiado grande para eso. Levantarte. Regresar a mi cama. Sentarme. Prender la lámpara a mi lado. Acostarme. Cerrar los ojos. Escuchar voces. Sentir que mi mente es un lío. Ver de nuevo como una película ese momento en el que sentía que el alma se me salía del cuerpo. Me comienza a sudar la espalda, el pecho, la cara. La sensación de tener frío pero a la vez sentir que tengo temperatura. Todo eso que acaba de pasar pasó en sólo cinco minutos. Buscar una ventana. No hallarla. Sentir el nudo en la garganta. Mis manos se mueven de forma irregular e impaciente. Acostarme de lado en pocision fetal con la esperanza de que al fin mi mente me deje dormir. Sigo sin poder hacerlo. Repetir todo varias veces hasta tener un sueño de sólo cinco horas y a la mañana siguiente sentir los ojos pesados por no dormir.

Rutina de todas las noches.

Es algo que en definitiva quiero dejar de hacer, pero por desgracia no está en mis manos.

Tengo ojeras en la cara. Me siento cansado todo el día pero en cuanto las luces se apagan no soy capaz de conciliar el sueño.

¿Quién o qué sé encarga de hacer que de pronto todos los recuerdos malos lleguen a la mente de las personas y por qué me está atacando a mí?

Me duermo a las dos de la mañana después de dar vueltas en mi cama, a sabiendas de que me voy a despertar por muy tarde a las siete de la mañana.

Mis piernas están inquietas.

Finalmente me duermo.

Veo a Lucas y Dustin a mi lado en sus bicicletas. Van con la misma rapidez y desesperación que yo. Llegamos a donde había una ambulancia. Me doy cuenta de que eso no es un sueño, sino un recuerdo. El mismo de siempre.

Llegamos derrapando y habían oficiales de policía, bomberos y doctores. Unos hombres se encontraban dentro del lago con el agua llegandoles a la altura de las rodillas. Se veían angustiados. Estaban sacando algo del agua. Sobre una camilla. 《No puede ser él》 me repetía en mi mente.

Y en ese momento creí que sí lo era.

Miré a Once, indignado. Sentía la rabia en la garganta. El estómago pesado y ganas de aventar todo lo que estuviera en mi paso.

Tomé mi bicicleta y huí a mi casa. Las lágrimas iban hacia atrás, golpeadas por el mismo aire que atacaba mi cara, y con la visión borrosa era arriesgado ir a esa velocidad en bicicleta en un lugar oscuro y rocoso, pero a juzgar por como me sentía en ese momento, para mí era preferible golpear una piedra, desviarme, caerme y en el impacto romperme el cuello.

Era preferible morir a sentirme así.

Llegué a mi casa. Abracé a mi mamá. Cuando le conté todo a Nancy, ella sólo me abrazó, me acariciaba el cabello y me decía 《Todo va a estar bien》 y quería gritarle que si acaso era estúpida, porque era más que claro que nada iba a estar bien después de eso.

Hay algo en lo que mis sueños sobre eso se diferencian de mis recuerdos: en mis sueños yo no me entero que lo que habían sacado del lago era un engaño por parte del laboratorio, porque realmente en mis sueños no lo era. Era Will. Mi mejor amigo.

Siento cómo el corazón se me acelera a tal punto que lo escucho como si estuviera justo junto a mis oídos, siento mis manos como si no fueran mías, mis piernas tiemblan sin cesar.

Lo peor es que cuando me despierto tengo la sensación de que aún estoy en mi sueño. Me levanto a las siete y media de la mañana- al menos logré dormir media hora más -, mis pies tocan el suelo y suben las escaleras. Reviso que no haya nadie. Sólo está Nancy viendo la televisión mientras desayuna antes de ir a la escuela. Es miércoles.

Me pregunta que si estoy bien. Le contesto que sí. No quiero arruinarla su día, pues un día anterior la habían seleccionado como directora del periódico escolar y estaba muy entusiasmada.

No hago mas que servirme un vaso con agua con las manos temblorosas y tomarme menos de la mitad.

Cuando doy mis primeros pasos hacia abajo, Nancy me dice 《¿Está bien si le digo a Will que venga justo después de la escuela?》 Mi sensación es muy rara, porque finalmente voy a verlo, pero, como dije, tengo muy marcada la sensación de mi sueño y siento que sería raro verlo sólo unas cuantas horas después de haberlo visto morir.

Me limito a decir que está bien.

Tomo mis medicamentos.

Me acuesto de nuevo y mi mente es un nudo de telarañas.

Esto va para largo.

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