10: Something

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Ahora que lo pienso es una estupidez. Si hubiera movido ese peón correctamente le hubiera ganado a Nancy.

Miro con resentimiento al tablero de ajedrez y mi hermana del otro lado de la mesa. Holly jugaba con sus muñecas cerca de nosotros.

Mis papás habían ido a surtir la alacena y de algún modo nos teníamos que entretener antes de que nos pusieran a limpiar la casa con ellos dos.

—Admítelo, Mike, te gané— su tono de voz se escuchaba tan cínico y triunfante que si no fuera mi hermana ya hubiera explotado con ella.

—No voy a admitir que ganaste.

Holly nos veía perdida. No entiende las reglas del ajedrez, pero si hay algo que sí sabe interpretar es mi cara de estrés, y sabe que ahí no debe siquiera hablarme.

Nance me extendió la mano.
—¿Revancha?

Quise aventar el tablero, lo juro. Pero tocaron la puerta. Fue mi excusa, llevaba cuatro partidas perdidas.

Cuando ella se iba a levantar de su asiento yo aventé la silla para atrás y me levanté.

Fui caminando con indignación hacia la puerta. Con coraje.

Pero en cuanto abrí la puerta y vi a Will, mis frustraciones se anularon y solté lo que vendría siendo una sonrisa estúpida.

—Hola— le dije aún con esa mirada boba.

—Hola— me respondió y sacudió la mano en la misma acción.

Lo invité a pasar y nos sentamos en la mesa. Invitamos a Nancy a que se sentara con nosotros. Accedió.

Hablamos un rato de cosas sin sentido, cosas de niños sobreprotegidos con problemas mentales, lo normal.

Paso un rato y cuando nos dimos cuenta, nos estábamos riendo como pavos asfixiados. No recuerdo muy bien el por qué, pero nos la estábamos pasando muy bien, son esos momentos por los que vale la pena seguir aquí.

Mis papás llegaron y nosotros seguíamos hablando. Creí que mi felicidad se había terminado, después de todo, nos iban a mandar a otra parte de la casa, y justo ese día entraba por la ventana una luz hermosa.

Mi mamá puso sus cosas en la mesa y m miró con cara de te-perdono-porque-está-Will.

—Bueno, los dejo, tengo tarea— dijo Nance y se levantó de la mesa, no sin antes recoger las piezas. Se llevó el tablero en la mano.

Me quedé solo con Will. Me empezaron a temblar las manos, creo que es por el hecho de que solo y Will están en la misma oración.

Mis papás se sentaron en la sala y finalmente Will habló.
—¿En qué capítulo nos quedamos?— sacó su libro de la mochila y lo puso en la mesa. Deleitó mi vista con su sonrisa. 

Ahora entiendo porqué casi no sonríe: los mortales no soportarían lo lindo que se ve.

—En el veinticinco. Ya casi terminamos.

—Creo que estamos avanzando más rápido de lo que normalmente lo hacemos— dijo mientras acomodaba su separador entre las páginas.

Fui por mi ejemplar a la habitación, tomé unos papelitos de colores que me gusta pegar en las orillas de las páginas para marcar cuando una frase o parte que me gusta. Descubrí eso hace como dos días, y me alegra haberlo hecho, porque antes de eso doblaba las páginas o las anotaba en una hoja. En la parte de abajo de la casa se escuchaba una melodía leve.

Cuando me giré para salir de mi cuarto, Will estaba fuera de este.

—¿Qué pasó?— pregunté.

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