Reencuentro
Ron corrió desesperado por aquellos oscuros pasillos. Durante un par de días estuvo en busca de la única persona que podía conocer el paradero de Lucius Malfoy. Lo buscó en su casa, en los más altos círculos sociales, con sus amigos Slytherin, pero nadie había vuelto a saber de él. Hasta que sus investigaciones le llevaron a casa de un funcionario cuyo elfo había sido propiedad de los Malfoy, ahí fue cuando se enteró de tal noticia que casi le provoca desmayarse.
— El Amo no me vendió. —dijo el elfo—. Fue el Ministerio quien decomisó todos sus bienes, el amo Draco no ha podido reclamarme... si en Azkaban debe continuar.
Y era cierto, a pesar de que la condena ya debía haber terminado, Draco continuaba en Azkaban. Ahora le parecían eternos aquellos húmedos corredores que lo separaban de la celda de su antiguo amor.
No sabía qué sentir, no sabía si tendría el valor de ponerse a aclarar sus sentimientos. Draco... su Draco, enclaustrado en esas pútridas paredes. No, él no podía continuar ahí ni un minuto más, rogaba para que todo fuera un error y encontrarse con una celda vacía.
Apenas pudo recuperar el aliento cuando sus piernas se detuvieron. Vio una pequeña figura ataviada por una túnica gris vieja, encogido sobre sí mismo en aquel camastro incómodo. Era él. Era Draco.
El joven rubio alzó la cabeza mirando al recién llegado. No había tenido ninguna visita en todo ese tiempo y aun así no se mostró sorprendido. Sus ojos grises continuaron tan opacos como la triste sonrisa que dibujaron sus labios antes de volver a inclinar la cabeza.
— Sigues luciendo hermoso en tu traje de Auror. —susurró con voz grave, casi arruinada por el escaso uso.
Ron no respondió, abrió la puerta y entró agradecido de que sus rodillas no titiritaran.
— ¿Porqué continúas aquí? Tu condena era de solo seis meses.
— Parece que algún funcionario olvidó eso.
— ¿Y porqué no has dicho nada? ¿Y tu abogado? ¿Cómo pudo permitir que siguieras enclaustrado?
— Renuncié a tener abogado, no me interesa.
— ¿Es que te has vuelto loco? ¡Creí que ya estarías en libertad desde hace mucho!
— Pero nunca lo comprobaste, me olvidaste... ¿y entonces para qué querría salir? —cuestionó sin reproche, solo infinita tristeza—. Te lo prometí, Ron, esperaría por ti siempre, y afuera está un mundo en el que la persona que más amo me repudia... no quiero vivir en ese mundo.
Ron guardó silencio, un poco enojado por la apatía de Draco, pero sobre todo por sí mismo, por no haber corroborado que estuviera libre. Quizá es que temía que entonces correría veloz a sus brazos y no, no estaba seguro de si podía perdonarle lo que le había hecho a Harry.
Suspiró hondo, a pesar de eso, Draco ya no merecía estar en prisión.
— Te sacaré de aquí.
Esa frase consiguió que Draco volviera a levantar el rostro, en esa ocasión parecía haber recuperado su luz y esperanza.
— Draco, te necesito para...
— ¡Oh Ron, yo también te necesito! —exclamó Draco lanzándose a sus brazos, emocionado, creyendo haber recobrado el amor del pelirrojo—. ¡Te amo, te amo cada día más!
Ron se quedó impávido, su corazón palpitó con fuerza al volver a sentir los brazos del rubio rodeándole por el cuello. No pudo evitarlo, sus manos se movieron sin su permiso colocándose en la cadera de Draco, cerró los ojos permitiéndose de disfrutar de aquel contacto que creía que no sucedería nunca más.
Pero no podía ser débil por demasiado tiempo, tomó aire profundamente para apartarse, no fue rudo, por el contrario, le sorprendió verse actuar casi cariñoso, sin embargo, consiguió que su voz recobrara el tono profesional de Auror.
— Te necesito para encontrar a tu padre, eso es lo que quiero de ti.
Draco asintió sin mostrarse desanimado, era un inicio, ya encontraría la manera de recuperar al amor de su vida.*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*
Ron pensó que pasaría toda su vida corriendo, pero ahora era el turno de hacerlo por los pasillos del Ministerio, y en esa ocasión sí que estaba enfadado. Se dirigió hacia la oficina de su gran amiga, Hermione, y sin detenerse a anunciarse, entró azotando la puerta sin importarle interrumpir a Hermione en una de sus reuniones.
— ¡Ron! —exclamó ella alarmada, sabía que su amigo jamás tendría tal comportamiento sin justificación, y lo primero que se le vino a la mente fue Harry. Ron dedicaba cada segundo disponible a localizar a su amigo.
Sin embargo, Ron no parecía preocupado sino rabioso y lo demostró de inmediato.
— ¡¿Se puede saber porqué Draco continúa en Azkaban?! —gritó sin importarle las miradas reprobatorias de los funcionarios presentes.
— ¿Qué? Ron, no sé de qué estás hablando.
— ¡Pues entérate, Draco continúa preso a pesar de que su condena terminó hace bastante tiempo!
Hermione no tenía idea de lo que Ron decía, sin embargo supo que aquello era prioridad para su amigo. En todo ese tiempo, y a pesar de lo que Ron dijera, sabía que continuaba amándolo. Muchas veces lo sorprendía suspirando su nombre aunque el pelirrojo ni siquiera se daba cuenta de que lo hacía.
Se despidió de sus colegas, y pidió de inmediato la presencia del encargado de los presos de Azkaban.
— ¿Estás seguro de eso? —preguntó cuando se quedaron a solas.
— Acabo de estar con él, necesito encontrar a Lucius Malfoy y sé que puedo hacerlo con su ayuda, ahora respóndeme porqué sigue preso.
— No tengo idea, Ron, te lo juro. Aunque para serte sincera no me sorprende, hay muchas irregularidades con respecto a los seguidores de Voldemort, la gente continúa queriendo vengarse de ellos.
— ¡Pero eres funcionara del Ministerio, debiste darte cuenta, Hermione!
— ¡Y tú eres Auror, has estado en Azkaban infinidad de veces y tampoco lo supiste!
Ron apretó los puños, era verdad, y eso era lo que más le frustraba, nunca se tomó el tiempo de revisar a los presidiarios, tan sólo se dedicaba a capturar y encerrar a aquellos que lo merecían para luego olvidarse de ellos.
Justo en ese momento apareció el funcionario dedicado a los trámites de liberación. Ron dejó que Hermione se encargara de hablar con él, juntos revisaron la papelería de Draco Malfoy, el acta de liberación estaba firmada desde hacía mucho tiempo, supuestamente Draco ya no tenía que estar en Azkaban. Para el Sistema, realmente él ya andaba libre por las calles.
Hermione agradeció la ayuda de su compañero y al volver a quedarse a solas con Ron, le extendió el papel que significaba la libertad de Draco.
— ¿Lo llevarás contigo, a Draco?
— Lo necesito más que nunca... es decir, tengo que localizar a Lucius Malfoy y sé que él podrá ayudarme.
— Has buscado a Lucius por mucho tiempo, incluso rehúsas algunas misiones como Auror para tener más tiempo de ir tras de él ¿Por qué la prisa ahora?
Ron respiró profundo, por primera vez esa tarde sonrió emocionado al responderle.
— Encontré a Harry, amiga, lo encontré.*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*
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El beso del dementor
FanfictionTodo inicia con una condena. Dos personas ven su mundo transformarse por la crueldad de un despiadado corazón. Snarry