Extrañando a un ángel
Severus no sabía si estaba haciendo lo correcto. No regresó al hospital por dos días y esos dos días fueron un infierno, le era imposible concentrarse en nada. Pasaba las horas en silencio, ni siquiera la compañía de Harry le reconfortaba lo suficiente para no sentirse un miserable.
Harry también extrañaba a su hijo, a veces se quedaba mirando la camita donde dormía, sin embargo, no era algo que le quitara el sueño, estaba seguro que el bebé estaría bien, Severus le había dicho que un médico le cuidaba todo el tiempo así que seguramente no tenía qué preocuparse. Lo que no le gustaba era ver a Severus tan triste y callado.
Intentó en varias ocasiones hacerlo sonreír, distraerlo y consentirlo con sus besos y cariño, pero nada resultaba, los ojos de Severus lucían opacos, como si estuviera muriendo lentamente.
Una tarde, fue a sentarse en su regazo complacido al sentir que era rodeado por los brazos de quien amaba. Severus siempre le abrazaba tan cálido, lograba hacerlo sentirse seguro y a salvo.
— Sev, tengo una idea para que ya no estés triste por bebé.
— Se llama Ángel, no lo olvides. A ver, dime qué se te ocurrió.
— Bueno, ya que bebé... es decir, Ángel, se ha ido ¿porqué no hacemos otro?
— ¿Otro qué?
— Otro bebé. —respondió con toda lógica—. Recuerdo que bebé estaba dentro de mi cuerpo pero no sé bien cómo llegó ahí, creo que tú sí pues tú lo sabes todo ¿porqué no pones otro bebé dentro de mí? ¿no te parece una idea fabulosa?
— No, Harry, no es fabulosa. —aseguró con el ceño fruncido—. En primer lugar, un bebé no se sustituye de esa manera, un hijo es único, y no quiero ningún otro, sólo a Ángel. Además, él no se ha ido, sólo lo están curando.
— ¡Pero está tardando mucho, podemos tener otro mientras! ¡Por favor, Sev, quiero darte otro bebé!
— ¡Que no! —gruñó frustrado.
Severus se puso de pie apartándose de Harry, hacía mucho no se sentía molesto con él y no creía tener motivo para estarlo, Harry no hizo esa proposición con mala intención, era inocente, ingenuo, y continuaba sin la madurez necesaria para comprender y sentir la paternidad como realmente era.
— Lo siento. —se disculpó Harry al notar el mal humor de su pareja—. No quise hacerte enojar.
— No estoy enojado, no contigo, pero por favor Harry, déjame ir a ver a Ángel un rato.
— ¡Pero llévame contigo, Severus, no quiero quedarme solo aquí!
— ¡Ayúdame, Harry, te lo suplico, solo serán un par de horas!
— Eso dijiste la última vez y desapareciste por días, yo... yo creí que no volverías. —confesó con lágrimas en los ojos.
— Volveré, confía en mí.
Harry negó asustado, la sola idea de quedarse solo le aterraba. Perder a Severus era su mayor miedo, empezó a temblar angustiado, y al verlo así, el Profesor supo que no podía seguir insistiendo, volvió a sentarse ocultando su rostro con sus manos.
El corazón de Harry se apesadumbró. Ahora tenía un miedo mayor que perder a Severus: miedo a hacerlo siempre infeliz.
— E-está bien. —dijo titubeante—. Si me prometes que volverás en pocas horas... puedo aguantarlo.
— ¿Hablas en serio? —cuestionó Severus recuperando la esperanza, y la luz en su mirada fortaleció la decisión de Harry quien asintió.
— Ve tranquilo, yo estaré bien.
— ¡Harry, te amo, muchas gracias! —exclamó emocionado.
Harry se apresuró hacia la cuna de Ángel de donde tomó un conejito azul de felpa que era el preferido de su hijo y fue a entregárselo a Severus.
— Llévaselo, sé que le gustará tenerlo consigo, quizá si juega con él se componga más rápido, y dile que hasta extraño sus gritos y me gustaría que vuelva pronto.
Severus volvió a besarlo antes de salir apresurado de la casa. Al quedarse solo, Harry se abrazó a sí mismo mirando a su alrededor, el silencio lo agobiaba pero estaba decidido a ser fuerte así que respiró hondo esforzándose por dejar de temblar.
— Estaré bien. —se dijo a sí mismo—. Tengo que encontrar algo para entretenerme, sólo eso, las horas pasarán rápido y Severus regresará conmigo... Tengo que relajarme.
Pero el corazón continuaba latiéndole demasiado rápido, se asustó al ver que las luces parpadeaban y una puerta se abrió violentamente. Siguió respirando hondo, dispuesto a conseguirlo, tenía que controlar su magia... por Severus, tenía que lograrlo.*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*
En el hospital, todos se mostraron asombrados y alegres de que Severus hubiera vuelto. El amor que demostró por su bebé les impedía pensar que había sido abandonado, y el pediatra de Ángel, el doctor Warner había cumplido su promesa. Severus se enteró que no se había tomado ni un descanso en aquellos días.
— Estaré en deuda toda la vida con usted, doctor. —aseguró Severus mientras miraba embelesado a su hijo ahora en una pequeña cama, ya sin necesidad de demasiados aparatos aunque continuaba intubado. Junto a él había colocado el juguete que Harry le enviara, aunque el niño no lo viera, Severus tenía la esperanza de que sintiera la esencia de Harry en él.
— Es mi trabajo, me alegro que haya vuelto, me estaba siendo complicado posponer el reporte para que no se enteraran los de servicios infantiles.
— Créame, fue una emergencia la que me impidió volver, pero de ahora en adelante estaré aquí todos los días.
— Tengo que preguntarle algo ¿y la madre del niño?
— Él no tiene mamá.
— Comprendo, y lo siento mucho. —dijo pensando que la madre había muerto, Severus notó el malentendido pero sería imposible aclararlo con un muggle.
— Pero tiene otro papá, espero que eso no sea un problema.
— Por supuesto que no, al contrario, es bueno saber que no está solo en estos momentos.
— Sí, solo que ahora Harry también está... bueno, él ocupa de mis cuidados, por eso no puede venir a ver al bebé.
— Bien, no se preocupe, supongo que esa ha sido la causa de su ausencia. Yo le aseguro que seguiré ocupándome todo el tiempo de Ángel, por ahora va muy bien, tengo muchas esperanzas de que mañana podré retirarle el ventilador y después de eso creo que habrá librado la batalla. Me gustaría que estuviera presente ¿puede tomarse un tiempo para estar con el bebé?
— Por supuesto, aquí estaré. Y nuevamente, gracias por su ayuda.
Severus se quedó un largo rato junto a Ángel, aún sin poder creer que estuvo días sin saber de él, jamás se perdonaría por ello.
Más tarde, cuando volvió a casa fue recibido por un impetuoso abrazo por parte de Harry, pero en esta ocasión no había miedo en él, por el contrario, el joven lucía emocionado y radiante... a pesar de que la lámpara de noche parecía haber estallado, ahora se mantenía unida torpemente con cinta adhesiva.
— ¡Severus, te extrañé mucho!
— Y yo a ti ¿te sientes bien? —cuestionó decidiendo no mencionar el estropicio, le enorgullecía que Harry ya no se hubiese recluido en un rincón sino que intentó solucionarlo por sí solo.
— ¡Maravilloso, te tengo una sorpresa! ¡Ven!
Harry tomó la mano de Severus apresurándolo hacia la mesa de la sala donde estaba un libro abierto. Harry lo tomó señalando el título del inicio.
— Aquí dice "Poción" ¿verdad, verdad que no me equivoco?
— No, estás en lo cierto ¿cómo lo sabes?
— Estuve estudiando tus notas donde intentabas que aprendiera a leer, me costó mucho ¡Pero en verdad mucho! Y al final logré entender esta palabra ¡Dice Poción!
— Harry, es fantástico que al fin te animes a leer.
— Sí, y te prometo que cada que vayas a visitar a bebé me pondré a estudiar, así pronto podré leer todos esos libros y hacer magia contigo ¡Y leerle cuentos a bebé cuando lo tengamos de vuelta en casa!
— Me alegra verte emocionado, amor.
— Lo estoy, ¿y bebé?
— Aún tiene que continuar en el hospital, mañana deberé estar ahí temprano ¿estás de acuerdo?
— Por supuesto, hoy me cumpliste y regresaste. —suspiró colgándose de su cuello—. Mientras sigas volviendo, yo estaré bien. ¿Quieres que te caliente la cena? ¿Tienes hambre?
Sí, Severus tenía hambre pero no de comida, levantó a Harry en brazos llevándolo hasta la cama. Besarlo y sentir su cuerpo reaccionando con el suyo era su mejor medicina para olvidarse del cansancio y del estrés.
Respiró profundamente esperanzado en estar al final de la pesadilla y que pronto todo regresaría a la normalidad. Pero no.
Un nuevo evento lo impediría.*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*X*
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El beso del dementor
FanfictionTodo inicia con una condena. Dos personas ven su mundo transformarse por la crueldad de un despiadado corazón. Snarry