-Bueno, Aria. Debería felicitarte por tu embarazo.- El médico dijo cuando miró la prueba.- Vamos a ir a la sala para hacerte la eco-grafía. Ezra y yo le seguimos a una sala más pequeña con una camilla y Ezra me ayudó a subirme a ella.
Aún no me podía creer que estuviese embarazada. Estaba feliz de tener un bebé con Ezra, pero también estaba muy asustada de como reaccionarían mis padres. Tendríamos que mentir sobre los meses de embarazo. Mis padres me habían dejado venir aquí con la con la condición de que no tendríamos sexo hasta que fuera mayor de edad y ahora estaba embarazada y solo me quedaban 9 días para mi cumpleaños.
-Esto estará un poco frío.- Me dijo el médico echándome una crema en el estómago. En el momento que puso el aparato encima de la crema se empezó a escuchar los latidos del corazón del bebé. Miré a Ezra que me sonreía. No me di cuenta de que estaba llorando hasta que Ezra me secó la lágrima con cariño.
-Ese es el latido del bebé. Estás casi de dos meses.- El me dijo.
-¿Casi dos meses? Pensé que estaría de unas semanas.- Le dije.
-El tamaño del feto nos dice eso.- El me contestó.
Cuando salimos del médico Ezra y yo nos metimos en el coche y el condujo hasta su apartamento. Los dos estábamos en shock.
Cuando llegamos al apartamento me metí en el baño y me levanté la camisa y me puse de perfil para ver mi estómago.
Me fijé y vi como mi vientre no estaba tan plano como antes.
-¿Estás bien?- Ezra me preguntó entrando en el baño.
-¿Me querrás cuando esté tan gorda que no me vea los pies?- Le pregunté a Ezra.
-Pues claro. No hay nada en el mundo que me pueda separar de ti y de nuestro pequeño bebé.- El me dijo sonriendo y agarrando mis caderas.- Te amo. Se que esto es inesperado y un poco pronto. Se que tienes 17 años, pero Aria, vamos a salir de esta. Vamos a salir los tres juntos. Mi pequeña familia.- El suspiró en mi oído.
-Te quiero, Ezra.- Dije abrazándole.
Ambos nos sentamos en el sofá. Ezra estaba sentado y yo encima de él con mi cabeza apoyada en su hombro y poco a poco empecé a quedarme dormida.
Me desperté con el olor a comida. No estaba en el sofá donde me había quedado dormida. Ezra me habría traído a la cama.
Me levanté, estaba incómoda con mi ropa así que me quité mi ropa, cogí unos pantalones de pijama de Ezra y una de sus camisetas de la universidad y me lo puse.
-¿Ya te has despertado?- El me preguntó cuando lo abracé por detrás.
-Si, gracias por llevarme a la cama.- Le dije dándole un beso en la espalda.
-El se dio la vuelta para mirarme y me sonrió.
-No me lo agradezcas.- El me dijo dándome un beso en los labios.
-Ve a sentarte en el sofá. Pon una película si quieres, la comida ya casi está lista.- Me dijo dándome un beso más en la mejilla.
Puse Matar a un Ruiseñor, una de las películas que teníamos en común Ezra y yo. Después de haber comido, Ezra y yo nos tumbamos a ver la película y Ezra tenía su mano sobre mi vientre y estaba acariciándolo lentamente.
-Siento que haya pasado esto.- El me dijo mirándome.
-No lo sientas, ha pasado y ya está. Ahora solo hay que ver como se lo decimos a mis padres.- Le contesté.
-Mierda. Supuestamente no íbamos a tener sexo hasta que tuvieses los 18.- El me dijo.
-Podemos esconderlo durante un tiempo.- Le dije.
-Estaremos 2 meses en casa de tus padres. Tu vientre ya se mostrará mucho más y es muy difícil de ocultar.- Me dijo.
-Entonces les diremos que no podemos ir.- Le contesté.
-Se lo diremos, probablemente tu padre me dará una paliza. Pero tendré que soportarla, por vosotros.- El sonrió.
-No dejaré que mi padre te pegue.- Le dije dándole un beso.
9 días después.
-Felicidades, mi amor.- Ezra me dijo cuando me desperté. En sus manos había una gran bandeja con comida. La puso en la cama y se sentó a mi lado y la arrastró hasta mis piernas.
-Gracias.- Le contesté dándole un beso.
Aún quedaban unas horas para que tuviésemos que estar en el aeropuerto por lo que empezamos a hacer las maletas después de que nos hubiésemos terminado de desayunar y ducharnos.
Cuando llegamos al aeropuerto de Filadelfia vi a mis padres con mis hermanos con una pancarta en la que ponía bienvenida y felicidades, Aria. Me acerqué a ellos y los di un gran abrazo.
-Te he echado de menos, Aria.- Dijo Sophia sonriéndome.
-Yo también os he echado de menos.- Le contesté.
Todos nos metimos en el coche familiar que tenían mis padres y fuimos a casa de mis padres.
-¿Que tal te lo has pasado por California, Aria?- Me preguntó mi madre.
-Bien, hemos estado casi todo el día en la playa.- Dije sonriendo. Ha excepción de algunos días en los que nos quedamos en el apartamento haciendo a nuestro bebé.
-¿Te gusta más que Rosewood?- Preguntó mi padre riéndose.
-Por supuesto.- Le contesté.
Llegamos a Rosewood unos minutos después. Ezra ayudó a mi padre y a mi hermano con nuestras cosas, no quería que yo cogiera peso.
-Aria cariño, has engordado.- Me dijo mi madre.
-Si, eso creo.- Dije agachando la cabeza.
-¿Hay algo que me tengas que contar Aria?- Ella me preguntó.
-No, que va. Voy a subir a mi habitación, a colocar la ropa.- Dije saliendo corriendo de la cocina.
Esa noche, mi madre preparó mi comida favorita y después quisieron brindar con vino pero yo dije que prefería zumo de naranja.
Al día siguiente celebramos mi cumpleaños yendo a comer fuera y después fuimos a pasar tiempo todos juntos en el parque y cuando se hacía de noche fuimos a ver una película en el cine.
Ezra y yo acordamos en no tener sexo en los días que estuviéramos con mis padres, por que sería bastante raro que nos pillaran.
Los días pasaron lentamente y ya llevábamos aquí más de un mes. Estábamos apunto de decirles a mis padres sobre el embarazo. Estábamos esperando a que llegasen de una fiesta de trabajo para hablar con ellos. Mis hermanos ya estaban en la cama porque era muy tarde. Sabía que era mejor hablar ahora que no podrían gritarnos por mis hermanos.
-¿Qué hacéis despiertos tan tarde?- Nos preguntó mi padre.
-Tenemos que hablar con vosotros.- Dije.
-¿Tan tarde?- Preguntó mi madre.
-Es importante.- Dije. Ellos se sentaron en frente y yo le agarré la mano a Ezra.
-Venga, Aria. Habla.- Me dijo mi madre.
-Antes de que digáis nada, todo esto ha pasado sin querer y siempre hemos usado protección. Con esto, quiero deciros que estoy embarazada.- Dije.
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El Internado.
RomanceRe-escrita. Aria vuelve al internado después de un verano en su pueblo natal. Ezra Fitz empieza su primer trabajo como profesor allí. En el primer día, las chispas vuelan.