Ezra POV
Aria me dijo que mis padres querían hablar conmigo. Estar asustado se quedaba corto con el estado de ánimo con el que subía las escaleras hasta donde estaban los padres de Aria.
Una vez que llegué llamé a la puerta.
-Aria me ha dicho que queríais hablar conmigo.- Dije entrando en el cuarto de la televisión.
-Hola, Ezra. Si queríamos hablar contigo de algo.- Ella me dijo.
-Mi hija quiere quedarse contigo hasta su cumpleaños.- Byron me dijo.
-Lo sé, mi plan para después de este curso era volver a mi apartamento en California. Ella puede venir conmigo allí. Podéis devolver su billete y ambos volaremos a California. Su vuelo y todo lo que necesite estará en mis manos. No hace falta que le paguéis nada.- Les dije.
-¿Estás seguro? Dos vuelos a california no se pagan con un sueldo de profesor.- Dijo Ella.
-No solo tengo mi sueldo de profesor. Mis padres tienen una galería de arte y un teatro. Llevo ganando demasiado dinero para mi solo desde que cumplí los 14.- Dije.
-Una galería de arte y un teatro. ¿Cuál es tu apellido?- Preguntó Byron.
-Fitz abreviado, en realidad es Fitzgerald.- Contesté.
-¿Cómo puedes venir de una familia tan rica y elegir ser un profesor?- Preguntó Ella ahora.
-Mis padres querían que heredara la empresa, pero yo quería hacer algo por mi cuenta. Ser profesor es lo que siempre había querido, así que lo hice.- Dije sonriendo.
-Aria se podrá ir con varias condiciones, la primera es que no tendréis sexo hasta que sea mayor de edad el mes que viene, al menos. Y la otra, yo pagaré sus vuelos.- Dijo Byron.
-Está bien, en cuanto a los vuelos... Quiero pagarlos yo, como un regalo a Aria.- Dije.
-Al menos lo de vuelta.- Dijo Byron.
-Está bien.- Le dije dándole la mano. Una de las dos condiciones no se podía cumplir. Por que Aria y yo ya habíamos hecho el amor más veces de las que se pueda contar.
-Cuida de mi niña, Ezra. Si le pasa algo... no se lo que te haré.- Ella me dijo.
-Yo cuidaré de ella, aun que tenga que dar mi vida por ella.- Dije sonriendo.
Cuando Ella, Byron y yo terminamos la conversación yo bajé donde había dejado a Aria y la encontré sola tomándose un café.
-Hola.- Dije abrazándole por detrás.
-Hola.- Ella dijo sonriendo y dándome un beso en la mejilla.
-¿Que te han dicho?- Me preguntó.
-No puedes venirte conmigo. Lo siento, dicen que eres demasiado joven como para quedarte sola tan lejos de casa.- Le mentí.
-Iré a hablar con ellos. Siempre he estado aquí encerrada, desde que puedo recordar siempre he estado aquí. Los veía en vacaciones, ni siquiera venían a verme cuando me ponía mala porque estaban demasiado ocupados en el trabajo.- Ella dijo levantándose.
-Tranquila, era una broma. Ellos te dejan quedarte conmigo. Pero con una condición.- Le dije.
-¡Ezra! Casi voy a gritarles a mis padres.- Ella dijo riéndose.- ¿Qué condición?- Me preguntó.
-No podemos tener sexo hasta que cumplas los 18 años.- Le dije sonriendo.
-Demasiado tarde.- Ella dijo besándome.- Es imposible apartar las manos de tu cuerpo. De echo, me están dando ganas de follarte por toda la cocina.- Ella dijo llevando su mano hasta mi paquete y dándole un apretón.
-Pueden bajar en cualquier momento y si nos ven si que no te van a dejar quedarte aquí conmigo.- Dije sonriendo.
-Hola, chicos.- Dijo Byron entrando en la cocina.
-Hola papá.- Dijo Aria sonriendo.
-¿Qué vais a hacer hoy?- Preguntó Byron.
-Aria y yo tenemos que hacer las maletas para ir a mi casa.- Dije sonriendo.
-Nosotros salimos dentro de una hora al aeropuerto.- Ella dijo dándole un beso a Aria en la mejilla.
-Tened buen vuelo. ¿Podemos ir a acompañarlos?- Me preguntó Aria.
-Ese era mi plan, irnos desde allí.- dije sonriendo.
-Entonces tengo que subir a hacer mi maleta ya.- Dijo ella y salió corriendo.
-Cuida de ella.- Byron me dijo.
-Lo haré.- Dije asintiendo con la cabeza.
Una hora después, todos estábamos en uno de los autobuses del la academia yendo al aeropuerto. Aria aún no sabía que íbamos a California, era una sorpresa. Ella ni siquiera sabía que yo no tenía ninguna casa aquí.
-Tened cuidado, llamarme cuando lleguéis.- Dijo Aria dándoles abrazos a su familia.
-Lo mismo te digo.- Le dijo a Ella.
Todos nos despedimos, sus padres se fueron por un lado y nosotros volvimos al autobús a por nuestras cosas.
-¿Por qué sacas nuestras cosas?- Me preguntó Aria.
-Es una sorpresa, solo te puedo decir que tenemos que coger un avión que sale en media hora.- Le dije sonriendo.
Sus abuelos se nos acercaron y nos despedimos de ellos también.
-Tened buen vuelo, llamarnos en cuanto lleguéis.- Dijo su abuela dándonos un abrazo a cada uno.
-Lo haremos abuela.- Aria contestó.
Ambos empezamos a caminar hacia nuestra terminal y esperamos a que nos llamasen para embarcar.
Una vez que estuvimos en el avión, Aria se sentó en el lado de la ventana.
-No puedo creer que me estés llevando a California, nunca he estado allí. Aunque les he dicho a mis padres un montón de veces que fuéramos de vacaciones allí.- Ella me dijo sonriendo.
-La verdad, es que mi apartamento está allí.- Le dije sonriendo.
-¿Tienes un apartamento allí?- Ella medio gritó.
-Claro, vivía allí antes de ir a la academia.- Respondí.
-Estoy deseando llegar.- Dijo suspirando.
-Yo tampoco.- La besé y ella se apoyó en mi hombro.
-Me alegro de que mis padres me hayan dejado quedarme contigo.- Ella se rió y se quedó dormida al momento.

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El Internado.
RomanceRe-escrita. Aria vuelve al internado después de un verano en su pueblo natal. Ezra Fitz empieza su primer trabajo como profesor allí. En el primer día, las chispas vuelan.