— ¿Me escuchas?
El sonido resonaba por toda las paredes de la cabeza de... ¿Quién era ella?
— Esto se está haciendo tardado, reacciona de una vez.
Usando toda la fuerza que tenía abrió los ojos y solo vio luz, una deslumbrante luz blanca que no la dejaba ver nada más dentro de la habitación.
— Y-yo. — La voz rota como si hubiera pasado horas dentro de un incendio asustó a la chica, no recordaba que su voz sonara así. A quien engañaba, no recordaba nada.
— Si, si, tu, ya sé que es todo lo que viene, estoy asustada, ¿Dónde estamos? ¿Quién eres tú? Saltémonos todo eso ¿Quieres?
El ser extraño extendió su mano, seguía sin ser capaz de ver que o quien era pero tampoco podía pensar en nada así que aceptó la ayuda.
— Mira, al parecer no eres tan fea. — Se burló el ser.
— ¿Cómo soy yo?
— Mírate tú misma.
La chica por fin miró a sus alrededores, nada, un cuarto vacío nada comparable con algo que fuera humano. Las paredes parecían escurrir agua pero cuando se aproximó a tocarlas no la mojaron, en cambio se volvieron claras como si de un espejo se tratasen.
— ¿Así soy yo? —Sus tersas manos se posaron sobre su reflejo mientras analizaba los pequeños detalles de su rostro.
Sus ojos amielados solo revelaban lo desconcertada que estaba. El resto de su rostro no podía pasar desapercibido, con sus finas facciones y cabello castaño. Sin duda era una chica que podía llamársele bella.
Le tomó su tiempo levantar la mirada pues estaba impresionada viéndose a sí misma y sus alrededores como un bebé cuando descubre sus manos pero tuvo que hacerlo al notar un par de ojos observándola.
El cuerpo de cabeza de una chica al parecer menor que ella flotaba sobre su cuerpo observando con detenimiento todo lo que hacía. No podía decir que se había asustado, pocas cosas podían hacerlo en esa situación aunque tampoco había sido agradable.
— ¡Boo! — Susurró la chica flotante.
— ¿Tú me estabas hablando? ¿Quién eres?
— ¿No te dije que podíamos saltarnos esas preguntas? — Dijo ladeando la cabeza como si la pregunta la hubiera molestado. — Quien soy yo no es importante, pero tú ¿Quién eres tú? Si me lo dices quizá te diga mi nombre.
— No puedo recordarlo.
— ¿Tan torpe eres? —Recalcó dando golpecitos en la frente de la chica. — Si no lo recuerdas esto no tiene caso. — Para facilidad de las dos la menor dio la vuelta, dejó de flotar y se paró frente a la muy desorientada chica. — Me llamo... Hela. — El silencio que hubo en medio de esa frase no era muy reconfortante.
— ¿Y qué se supone que eres?
— Bueno, soy un impresionante y muy genial ángel ¿No lo ves?
— No pareces un ángel.
Y no lo hacía, un ángel debía tener alas pero ella, ella ni siquiera dejaba de parecer una persona normal con unos gustos en moda un tanto cuestionables pues si afirmaba ser un ángel era raro que vistiera con un traje de pantalón, camisa y corbata por completo de negro solo contrastado por unos pocos bordados con unas pequeñas flores rojas.
Su cabello tampoco parecía largo, sedoso y perfecto, más bien era corto y estaba desordenado gracias a flotar de cabeza y por último sus ojos obscuros atraían toda la atención de su rostro.
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El Castigo.
Romance¿Me escuchas? El sonido resonaba por toda las paredes de la cabeza de... ¿Quién era ella? Despertar de esa manera debería de ser la más aterradora que se pueda imaginar cualquiera pues ese es el momento en el que te des cuenta que tu vida está a pu...