CAPITULO 13

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Malkoçoğlu bali bey

La sultana hürrem se separa un poco del sultan y presta total atención al hombre que acaba de entrar. Todos esperan a que el hombre continúe con lo que tiene que decir.

—al parecer la sultana fue secuestrada en el jardín—dice el hombre.—se encontró la corona que llevaba la sultana ese día. También encontramos un pañuelo el cual contenía el liquido que hizo que la sultana mihrimah perdiera el conocimiento—finaliza el hombre.

—¡¿como es posible que la sultana desapareciera de tal manera?! El palacio está vigilado y más cuando me encuentro por fuera—dice el sultan con enojo.

—su majestad solo sabemos que el día que la sultana mihrimah desapareció hombres entraron al palacio, ellos aseguraron venir de manisa—dice el hombre dando una información valiosa.

—¿hombres de manisa? Pero quien pudo haberlos enviado—pregunta el príncipe mustafa con confusión.

—no lo sabemos, no se volvió a ver a los hombres y no se le presto atención pues la noticia de la desaparición de la sultana hizo que fuese lo único en lo que nos procuparamos.

—tenemos que ir a manisa padre, tenemos saber que hombres fueron los que vinieron ese día—dice el principe Mustafá.

—su majestad estoy de acuerdo con el príncipe, debemos saber que vinieron hacer los hombres—digo dándole la razón al príncipe, lo que más quiero en este momento es saber que pasa con mihrimah. Ella debe estar muy mal, lleva ocho días desaparecida y no se en que condiciones se encuentra.

—vamos a manisa—dice el sultan concidiendo con nosotros.

—ire con ustedes—dice la sultana hürrem de inmediato, ella estaba nerviosa y en su rostro se reflejaba la preocupación que tenia.

—no, hürrem estas nerviosa, es mejor que te quedes aquí—dice el sultan y se acerca a ella.

—süleyman no estoy pidiendo permiso, iré a manisa con ustedes. Si me quedo aquí me volveré loca sin saber nada de mihrimah—dice ella y el sultan no insiste y solo se acerca a abrazarla.

—esta bien, iras con nosotros—dice el y deja de abrazarla, sin embargo aún sigue serca de ella.

—bien, vamos—dice el príncipe Mustafá para dirigirse hasta donde esta el sultan, la sultana hürrem empieza a caminar a la salida de los aposentos junto al sultan y el príncipe Mustafá, yo los sigo y el príncipe mehmed se queda durante un momento en los aposentos y luego sale con nosotros.

—espero encontrar a mi hermana pronto, debe estar mal y no me imagino en que condiciones—dice el príncipe mehmed a mi lado.

—la sultana regresará con bien, me encargaré de eso así sea lo último que haga—le respondo al príncipe. Sin dudar un momento haría cualquier cosa por ella, lo único que deseaba era encontrarla y sentirla conmigo nuevamente, verla sonreír y escuchar su voz.








Mihrimah sultan

Habían pasado demasiados días en los cuales no había comido nada, no había podido probar una sola gota de agua y mi cuerpo ya se estaba debilitando. Me sentía cansada y que en cualquier momento mis fuerzas se terminarían, ni siquiera podía hablar sin sentir debilidad, sentía frío en todo momento y sabía que no tendría la suficiente fuerza para mantenerme de pie sie eso fuera posible, mis manos estaban marcadas por las ataduras que tenía en ellas. Sentía la vista cerrarse en todo momento, pues el mismo cansancio y debilidad que sentía hacia que eso sucediera.

Escuche el como las puertas se abrieron y ni siquiera voltee a mirar, sabía que estaban haciendo cambio de guardia, pues aún seguían los hombres cuidándo que no intente escaparme.

Uno de ellos dijo que lamentaba que muriera de tal forma y entendía que se refería a la debilidad de mi cuerpo, pues querían que me deshidratada y al final el no comer haga su efecto, pues al parecer ese el propósito de la mujer que está haciendo todo esto.

Las puertas se cierran nuevamente y el silencio vuelve a la pequeña habitación.

—es la primera vez que estoy aquí—empieza a decir el hombre.—su estado es devastador. No soy como todos los hombres que están aquí, solo tengo la necesidad y necesito el oro que me darán. Le cuento esto porque quiero que entienda las razones del porque hago esto, me siento la peor persona del mundo, pero no puedo dejar morir a mi hijo—finaliza el hombre. Esto me llama la atención y volteo a mirarlo, es claro que mi mirada debe reflejar el cansancio que tengo. El esta vestido igual que los demás hombres que me han estado vigilando, el mantiene su mirarada baja y por su voz puedo deducir que es un hombre no tan mayor, pero tampoco tan joven.

—ayúdeme—es apenas lo que le puedo decir y el voltea a mirarme. Me mira con tristeza y puedo notar lo apenado y a la vez lo culpable que se siente, solo su mirada me refleja eso.

—la ayudaría, pero entiendame, mi hijo está muy enfermo y para disponer de un buen doctor necesito oro, el es tan solo un niño de once años—dice el hombre con pena, la misma que refleja su mirada.

—lo ayudare—hago una pausa pues la debilidad hace que el solo habalr me canse.—soy...una sultana...ayudare a su hijo...por favor solo—tomo un respiro de cansancio y busco la fuerza para continuar hablando. Comprendo al hombre y su situación, debe ser desesperante el no poder ayudar a su hijo.—solo ayúdeme...

—no puedo creer que esos hombres hayan hecho esto, y más cuando usted es una sultana—dice el hombre y toma una postura de preocupación.—la ayudare, porque confío en que usted también me ayudara...

NUESTRO AMOR (Bali Bey Y Mihrimah)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora