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Los dos inspectores se dirigían al ascensor para marchar en busca de testigos o alguna información referente al caso, mientras, los otros dos inspectores iban en busca de West para saber las novedades.

- ¿Qué hay de nuevo vieja? - preguntó O'Keller.

- ¿En serio? ¿Bugs Bunny? - preguntó West riendo levemente.

-Había que intentarlo. - dijo levantando los hombros.

- ¿Qué tienes para nosotros Cara? - Preguntó Grace.

-La sangre.

- ¿La sangre? - Preguntó O'Keller despistado e intentando poner todo en orden dentro de su cabeza.

-Sí, he tenido que hacer más búsquedas, pero he encontrado un, mejor dicho, una pista.

- ¿Cuál es? - Interrumpió O'Keller.

-Déjame acabar. - Dijo Cara alzando las manos en señal de parar y rodando los ojos. - La sangre pertenece a Sarah Parker.

- ¿Quién es Sarah Parker? - preguntó O'Keller.

-Ese es vuestro trabajo, no el mío. - Dijo Cara dando media vuelta para irse.

-Ahí tiene razón. - Dijo la inspectora Michigan. - Mandemos a algún agente a por ella.

- Vamos, que no es un fantasma. – suspiró O'Keller.

Media hora después, Sarah Parker se encontraba saliendo del ascensor de la planta de la Brigada de Nueva York.

La señorita Parker era una mujer con curvas, llevaba gafas cuadradas por su mala visión y una blusa blanca que sobresalía un poco de su falda azul marino de tubo. Sus tacones de aguja negros estilizaban su figura y la hacían parecer más alta de lo que realmente era. Los dos agentes que la escoltaban la dejaron en la sala de interrogatorios número dos.

El cabello de la señorita Parker era de un color rubio oscuro, cualquiera diría que era castaño claro. Sus ojos eran azules y destacaban por su brillo.

La inspectora Michigan entró con la prueba de sangre y con el archivo del caso. Se sentó en la silla situada delante de la interrogada.

-Sarah Parker, ese es su nombre, ¿es cierto?

-Sí. ¿Podría decirme porque estoy aquí?

- ¿Conocía a este hombre? - Preguntó enseñándole una fotografía de la víctima.

-Claro que le conozco. Es mi novio.

La inspectora se giró disimuladamente hacia el espejo tintado sorprendida.

- ¿Su novio?

-Sí. Llevamos siete meses juntos.

-Llevaban.

- ¿Disculpe?

-Le han asesinado.

-Oh Dios mío. - Dijo la interrogada comenzando a sollozar. - No puede ser...

- ¿Sabía usted que Louis estaba casado?

- ¿Casado? Bueno, me dijo que se estaba divorciando, que su relación no avanzaba y le suponía una carga. Me enseñó los papeles del divorcio firmados por él, aunque faltaba la firma de ella.

- ¿Dónde estuvo la noche del crimen?

-En mi casa.

- ¿Hay alguien que pueda corroborar que permaneció allí?

-Tengo portero, él se lo corroborará.

-Lo investigaremos.

- ¿Cree que yo le maté?

Pirámide mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora