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Los dos salieron algo extrañados de la sala y se dirigieron a la mesa de la inspectora Michigan y al llegar, se sentaron en dos sillas diferentes. En la cual se había sentado el doctor Monroe era de madera, con una fina capa de pintura negra la cual había sido barnizada anteriormente. La silla en la cual se había sentado la inspectora era de metal negro, con un forro acolchado en donde uno se sienta y se apoya.

-Dinos que has encontrado algo. - dijo soltando un suspiro la inspectora Walker.

-Estoy esperando a que venga la mujer de la tercera víctima y su hijo para hablar del nombre de Jamie Landfort.

-Aquí tienes. - dijo el inspector Miller dándole el vaso con el zumo de manzana. -

¿Cuándo llegan?

-Según se me ha informado, en nada están aquí. - dijo la inspectora Michigan. - Y gracias por el zumo.

- ¿Vais a interrogarles juntos? - cuestionó el doctor Monroe.

-Sí. ¿Por qué? - cuestionó el inspector Miller.

-Curiosidad. - respondió el doctor mientras miraba con una mirada cómplice a su compañera y amiga Savannah.

- ¿Y esa miradita? ¿Qué ocultáis vosotros dos? - preguntó con cierta desconfianza la inspectora Michigan.

- ¿Nosotros? Nada. ¿Qué vamos a ocultar? Tss... Que cosas dices. - dijeron al unísono el doctor Monroe y la inspectora Walker.

-Ya... No sé porque, pero no me fío. - dijo la inspectora haciéndose un moño alto con el lápiz que tenía en la mano derecha.

-Ya han llegado. - dijo el inspector Miller señalando al ascensor.

-Llevémoslos a la sala de estar. Estarán más cómodos allí. - sugirió la inspectora Michigan mientras se levantaba de su silla para después acercarse hacia las dos personas que acababan de entrar en la comisaría y de hacerles gestos para ir a la sala de descanso.

-Buenas noches. Gracias por venir a estas horas. - dijo el inspector Miller mientras les daba un vaso con agua templada a cada uno de los integrantes de esa sala.

-No es nada. Si se puede evitar otro crimen haremos todo lo que esté en nuestras manos. ¿Qué les interesa saber? - dijo la mujer algo afectada.

-Jamie Landfort. - dijo la inspectora Michigan.

-Sí. ¿Hay algo que quieran saber en concreto? - preguntó la mujer irguiendo la espalda hasta obtener un leve crujido que hizo que su hijo se estremeciese en la silla.

- ¿Le han visto la cara alguna vez? - preguntó el inspector colocando la grabadora en el centro de la mesa en la cual se habían sentado.

-No. Nunca. Al menos yo no. ¿Hijo? - este movió la cabeza de derecha a izquierda en señal de respuesta.

- ¿Y de qué la conocen? - preguntó la inspectora un poco confundida.

-Bueno, yo no la conozco. La conoce mi hijo. Ethan, explícales lo que sabes de esa mujer. - el niño negó con la cabeza, acto que hizo que los dos inspectores se mirasen simultáneamente.

- ¿Podría dejarnos un momento a solas con su hijo? - preguntó la inspectora Michigan mirando fijamente a la madre.

-Por supuesto. Esperaré fuera por si necesitan algo.

-Gracias. - dijo el inspector Miller.

-Ethan, soy la inspectora Grace Michigan y él es el inspector Damion Miller. ¿Nos recuerdas? - el joven asintió en modo de respuesta.

-Tenemos un psicólogo muy bueno, si prefieres hablar con él puedo traerle. - dijo el inspector Miller. - el joven levantó los hombros y los bajó segundos después indicando indiferencia, la cual cosa hizo que los inspectores se mirasen de nuevo.

Pirámide mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora