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Los dos inspectores salieron del bar en camino a su coche para volver a comisaría y poder seguir investigando, pues querían cerrar el caso lo antes posible.

Mientras tanto, el inspector Miller y la inspectora Michigan se dirigían a buscar a Lurant. Lo bueno es que ese nombre no es muy común por lo que podrían encontrarla antes de acabar su jornada.

Avanzaron unos minutos en carretera para llegar a la primera casa, y cuando estuvieron, aparcaron justo delante de la casa.

Se desabrocharon los cinturones y bajaron del coche.

Se encaminaron hacia la puerta de la casa.

Era grande, al menos así se percibía des de fuera. Debía tener dos pisos, tres si tenía sótano. La fachada era de un color blanco crudo y las ventanas eran de doble cristal con doble obertura.

El inspector Damion Miller apretó el botón del timbre haciendo así que un leve sonido se hiciese presente en su entorno.

- ¡Enseguida voy! - gritó una voz femenina al otro lado de la puerta.

Los dos inspectores se miraron y se colocaron bien la camisa, en el caso de Miller, y la blusa, en el caso de Michigan.

-Perdón por la tardanza, la niña no deja de llorar. - dijo sonriendo.- ¿Puedo ayudarles en algo?

- ¿Es usted Lurant? - preguntó la inspectora.

-Sí. Lurant Dounver. - dijo cruzándose sus brazos.

Lurant Dounver tenía el cabello color caoba oscuro y muy rizado, los ojos verdes muy claros, los dientes perfectamente aliados y blancos y una figura corporal de reloj de arena.

Vestía con un pantalón del estilo "mom fit" azules, de tiro alto. En su tren superior llevaba una camiseta ajustada de color rosa palo que tenía un dibujo de una galaxia y el cuello de la camiseta era en forma de "U". Sus mangas eran cortas y la tela era como de una especie de algodón con un leve frisado.

- ¿Conoce a este hombre? - dijo el inspector enseñándole una fotografía de una de las víctimas, más en concreto la segunda víctima. Matthew Holt.

-No, ¿debería sonarme?

-Probablemente no. - dijo la inspectora sacando ahora una fotografía de la primera víctima, Louis Smith. - ¿Reconoce a este hombre?

-No, lo siento. No conozco a ninguno de los dos y dudo habérmelos cruzado alguna vez.

-De acuerdo, gracias por su tiempo señorita Dounver. - dijo el inspector regalándole una sonrisa.

-No es nada. - dijo sonriéndole también. De fondo se empezaron a escuchar llantos de un bebé, o tal vez de un niño o niña menor. - Disculpen, no deja de llorar y ya no sé qué hacer.

- ¿Puedo pasar? - preguntó la inspectora.

-Em... Claro. - dijo la señorita Dounver.

- ¿Necesitas que pase? - preguntó el inspector.

-Si a la señorita Lurant no le importa claro.

-Sí, por supuesto que pueden pasar.

-Gracias. - dijo el inspector mientras cerraba la puerta a sus espaldas.

- ¿Dónde está el bebé? - preguntó la inspectora.

-Síganme. - dijo encaminándose a una habitación del segundo piso.

Era una habitación de color amarillo pastel y tenía muchos juguetes para alguien muy pequeño.

- ¿Puedo cogerle en brazos?

Pirámide mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora