Introducción

5 1 0
                                    

Introducción

Con la presencia de los policías y la repentina retirada de los condenados la batalla llegaba a su fin.

Sue y Gatito se reunieron con Cris, Monti y Romina. Se observaron en silencio, ninguno comprendió nada de lo ocurrido, y quedaron gélidos cuando del jeep bajó Yhei, echando a correr a toda velocidad en dirección de la ruptura. El cazador no escuchó a nadie más que su propia consciencia, superando los montículos de arena y piedras con saltos, para impulsarse al interior del vértice que se comenzaba a cerrar.

—¡Nooo! —profirió Monti—. ¡Yhei!

Cris y Monti corrieron lo más rápido que sus pies se lo permitieron para impedir que su amigo fuese absorbido por la energía del mundo exterior, gritando con todas sus fuerzas el nombre de Yhei al estar a pasos de la ruptura que se desvanecía entre destellos en el cielo que ascendieron por entre las nubes.

Sus oídos le zumbaban, con sus ojos no reconocía forma alguna, solo destellos que estallaban uno tras otro. Las energías que centellaban en el espacio que dividían los dos mundos le castigaron el cuerpo, provocándole un dolor lacerante de pies a cabeza.

Después de segundos que parecieron horas Yhei se encontró suspendido en el aire, con dos gigantescos astros acompañando la noche, uno rojo y el otro azul. No eran ni parecidos a la luna del mundo mortal, pues eran diez o más veces más grandes, con un brillo tan intenso que daba la impresión de que era de día.

La potencia que lo arrojó a las alturas dejó de influir, lo que hizo que se precipitara aplomo al piso, colisionando con estrepito en arena negra.

—¿Este es el mundo espectral? —se preguntó Yhei incorporándose adolorido.

Miró en todas direcciones, pero no vio más que un desierto negro con prominentes rocas que se alzaban más de un metro en ciertos puntos. Lo más probable era que si en aquel sitio existían pueblos o ciudades estarían a varios kilómetros de allí.

—Estamos en medio de los Campos olvidados —dijo una voz femenina desde atrás.

Yhei se dio la vuelta esperando encontrarse con una mujer, mas no vio a nadie allí. Sospechó que la caída le pudo haber afectado los sentidos y se frotó el costado derecho de la cabeza.

—Eh, mírame, ¡estoy aquí!

El hombre dio un paso atrás espantado, sin embargo al mirar al suelo se percató de que era un gato blanco con inmensos ojos color esmeralda el que le estaba hablando. Pensó que se trataba de un ser similar a Gatito, por lo tanto se colocó a horcajadas y preguntó:

—¿Quién eres tú?

—Soy Cenaida, ¿y tú?

—¿Cenaida?

—Sí, ese es mi nombre, ¿y el tuyo?

—Soy Yhei...

—¡Un gusto, Yhei! —dijo la pequeña emocionada—. Es muy agradable conocer seres del mundo humano.

—¿Has visto otras personas por aquí?

—¿En los Campos olvidados? No, pero si en las grandes ciudades. Aunque la mayoría son esclavos de los espectrales más fuertes. E conocido a muy pocos humanos libres.

—Ya veo... —musitó Yhei preocupado.

—¿Y qué haces tú aquí? Dudo que vengas de paseo. El mundo espectral es horrible y hostil para todos los seres vivientes.

—Necesito a un forjador.

—Ah, ya veo... ¿Es por tu brazo, verdad? Quieres recuperarlo.

Yhei asintió.

—Conozco a un forjador humano excelente, y estoy segura que querrá ayudarte.

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque el ayuda a muchos humanos rebeldes que intentan escapar de este mundo. Tu confía en mí, y en menos del tiempo que esperas tendrás un brazo funcional.

—Bien... Gracias Ce...

—Cenaida, ese es mi nombre. Aunque si quieres me puedes llamar como gustes, yo me adapto.

Al incorporarse Yhei pensó en un nombre para la pequeña, y el primer nombre que se le vino a la cabeza fue el de su mujer.

—Lennys.

—¡Lennys! Es un nombre lindo. Bien, seré Lennys para ti. Yhei acompáñame, tenemos mucho que caminar.

Lennys se dio la vuelta y le enseñó el camino a Yhei con su paso ligero y grácil, haciéndole señas con la cola para que no se quedara atrás.

Redes En PenumbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora