Capítulo 14, Fuerzas al límite

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Capítulo 14Fuerzas al límite

El tan ansiado día había llegado. Al fin Guacho caminaba por la pasarela metálica hasta la plataforma en la que estaría observando como su criatura combatía con el enemigo. Se sentía seguro, las tardes de entrenamiento con Unicat realmente le resultaron provechosas, solo esperaba que Death Stinger se empapara con esa misma seguridad.

Se apegó a la balaustrada con el invocador en las manos, aguardando con tranquilidad a que su oponente tomara lugar.

Cuando la puerta de acceso se abrió entró un hombre adulto de unos treinta o poco más años, de complexión delgada, cabellera negra hasta los hombros y piel blanca. Vestía casual, de camiseta azul con el estampado de un tigre en la espalda, jeans negros y zapatillas del mismo color.

En el rostro reflejaba tranquilidad, como si ya hubiese hecho aquel recorrido en más de una oportunidad, y al estar en la plataforma sacó una pistola de metal ennegrecido con la empuñadura de madera.

El caballero negro tomó posición, les dedicó una mirada de soslayo a los jugadores y con tono firme anunció:

—En breve se dará inicio al combate entre el número diez de los juegos en penumbra, ¡Tom Müller! Y el retador que espera entrar a la gloria, ¡Oscar González!

Guacho tamborileó con los dedos en la parte inferior del contenedor. Si bien este no era su primera batalla, sí la más importante. La liga de los juegos en penumbra solo permitía a diez jugadores en la cúspide, el resto podían seguir participando, pero sus numeraciones no tenían importancia. Además para retar a cualquiera de los jugadores en los puestos más altos se debía cumplir con la condición de ganar tres batallas seguidas. Esta condición no fue difícil de cumplir, pues Death Stinger tomó por sorpresa a sus enemigos, abrazándolos con los pedipalpos para dejarles los poderes inhabilitados, o llegando a conectar el piquete con el aguijón, cullo veneno producía parálisis. El único problema es que sus estrategias quedaban al descubierto, por lo que para derrotar a uno de los diez jugadores más poderosos de la liga y luego mantenerse en el lugar, debía pensar en nuevas formas de aplastar al contrario.

—¿Están listos para comenzar?

Ambos jugadores asintieron.

—¡Liberen a sus criaturas!

El primero en quitar el sello fue Guacho, haciendo que Death Stinger emergiera en medio de una cortina de humo negro, quedando en el centro de la arena con su postura amenazante. Le siguió Tom que disparó hacia el centro del campo de batalla, escupiendo del cañón una llamarada que liberó a una criatura parecida a un tejón de unos dos metros de largo, con el pelaje gris claro en el cráneo y el lomo, y más oscuro en el vientre. De la punta del hocico hasta los ojos presentaba unas protuberancias óseas de color ámbar, al igual que en las escápulas y los muslos. La cola era corta, a lo más unos diez centímetros, y estaba cubierta por abundante pelaje.

—No tienen límite de tiempo, ¡comiencen!

—No te confíes, Medri. Puede que sea un clase tres, pero te puede dejar sin poderes en un solo ataque —dijo en tono tranquilo Tom.

El clase dos asintió, manteniendo la posición. Su rival era dos o quizás hasta tres veces más grande, lo que le entregaba gran ventaja en una lucha cuerpo a cuerpo. Además, descartaba de forma inmediata el uso de la influencia kinética, ya que para ello tenía que mantener contacto visual, y su contrario presentaba seis ojos, lo que facilitaría romper dicha influencia. Al menos contaba con otras armas para defenderse adicional a sus afiladas garras de treinta centímetros en las patas delanteras.

La tranquilidad de la criatura oponente alarmó a Guacho, pues lo que tanto temía estaba sucediendo, su oponente tomaría sus medidas para no recibir el abrazo. Era urgente pensar en un plan b.

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