Capítulo 12, Una chispa de esperanza en la oscuridad

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Capítulo 12Una chispa de esperanza en la oscuridad

Bajo el espectro luminoso de un cristal con forma de lagrima engarzado a un pedestal de metal ennegrecido Darbel revisaba la cicatriz del muñón de Yhei. El corte realmente había sido muy limpio, dejando una porción del húmero, cuestión que permitiría insertar con mayor facilidad la pieza metálica que funcionaría como brazo. Además, era notorio que el miembro había sido cercenado con energía y no con un objeto, por el cierre casi perfecto de los tejidos blandos.

Lennys permanecía en silencio sentada sobre la mesa más cercana, sin perder de vista las manos del forjador. Le asustaba que Yhei sufriera, y estaba convencida que si el hombre dejaba escapar un solo quejido se lanzaría al rostro de Darbel con las garras desenfundadas. Le asustaba las sensaciones que despertaba en ella, ¡y siendo un simple humano!

La estancia era bastante amplia, aunque rústica, con piso de tierra y muros de madera forrada con unas placas de metal ennegrecidas. En aquel lugar se hallaban distribuidas varias sillas, una mesa en donde estaba Lennys, y un mesón al fondo donde se hallaban las herramientas de forja de Darbel. Además, en el centro de aquel lugar estaba una chimenea de piedra, con una superficie plana que seguramente la usaba para martillar el metal maleable por el calor.

—Cooño chamo, ¿en qué te metiste?

—Cacería...

No tuvo la intención de mentir, pero estaba tan acostumbrado a evitar hablar de los conflictos adicionales que conllevaban a la cacería que la respuesta afloró de forma instantánea.

—¿Ah, sí? Para tomar la estricta medida de cercenar el brazo la criatura tuvo que ser ponzoñosa. ¿qué fue?

Lo tenían atrapado. No conocía mucho de criaturas espectrales, eso se lo dejaba a Imi, y él no estaba allí para salvarlo. Debía pensar en algo pronto o quedaría al descubierto que estaba inmerso en algo bastante serio.

—Eh... Creo que era un...

—Un Yangñang —se apresuró a responder Lennys—. Yhei no le conocía el nombre, pero por la descripción que me dio lo puedo deducir.

—¿Un Yangñang? Desconocía que esas criaturas tan peligrosas pasaron al mundo mortal. Definitivamente fue lo mejor que pudieron hacer tus panas al cortarte el brazo.

—Eh... Supongo... Yo soy hombre de acción, otro pana es quien se preocupa de la identificación de las criaturas.

—Entiendo.

—Yhei, buenas noticias. Puedo fabricarte la prótesis, y quedará excelente, solo tengo un inconveniente.

—¿Cuál?

—Necesito materia prima. Normalmente para que el miembro se comporte como uno de carne y hueso se usa una fusión de metal negro y mercario, y precisamente hay una escasez de este último.

—Podemos conseguirlo —soltó Lennys impaciente—. Tocará ir a buscarlo a alguno de los tantos cementerios de los Almins.

—¿Por qué en un cementerio? —preguntó Yhei extrañado.

—Porque de ahí se extrae, Yhei. Y Lennys, tú sabes bien que no es tan sencillo sacar aquel material.

—Sigo sin entender por qué de un cementerio.

—Porque cuando los Almins mueren en vez de desaparecer en el proceso de putrefacción sus fluidos son expelidos por los poros y sus pieles, carnes y huesos se solidifican hasta convertirse en un metal llamado mercario.

—Entiendo, ¿y es muy difícil encontrarlo?

—En realidad, no tanto. Hay varios cementerios de Almins a pocos kilómetros, la cuestión es sacarlo de allí. Como es utilizado para prótesis se han saqueado muchos en busca de este grandioso metal, y eso ha hecho que los Almins dispongan de feroces criaturas para que custodien las tumbas. Tu entenderás, no es agradable para nadie que roben los cuerpos de los seres queridos, menos si es para que sean desmembrados en el proceso, fundidos y empleados como extensión para otro ser viviente.

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