The line between hate and sin III

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Lauren g!p

Camila despertó con un ligero dolor de cabeza, una pequeña cefalea que desaparecería luego de beber un café bien fuerte. Sin embargo, algo le decía que aún seguía sumida en un sueño. Todo a su alrededor era oscuro, o eso proyectaban sus retinas. Después de unos segundos analizando la situación, se dio cuenta de que tenía los ojos vendados. Además, no estaba en su cómodo colchón ni entre sus sábanas de seda. Su espalda estaba alineada a una fría pared y sus brazos estaban extendidos. Movió una muñeca para escuchar el sonido de una cadena. ¿La habían secuestrado? ¿A esto se refería Lauren? Sus latidos aumentaron dentro de su cavidad torácica. Su esposa pagaría por el rescate, seguramente. Se estremeció cuando escuchó unos pasos acercarse con tanta parsimonia que su corazón pudo haberse detenido, no obstante, seguía zumbando en sus oídos. Era una mujer. Lo sabía por aquellos zapatos de tacón resonando contra el piso. Un olor conocido a Chanel No. 5 inundó sus fosas nasales, pero venía cargado de otro aroma que se le antojaba demasiado familiar. Podía sentir el calor corporal que desprendía la otra persona frente a ella. Se revolvió incómoda cuando una mano vagó por su abdomen descubierto, llevaba sólo lencería. Aquello iba más allá de extorsionar a Lauren por dinero, su captor quería apoderarse de su cuerpo también. Intentó gritar una vez que le desabrochó el brassier, sin embargo, le cubrió la boca mientras le masajeaba un pecho sin cuidado alguno. Su pezón la traicionó. Una risa ronca escapó de la garganta de aquella mujer, y sabía que la había escuchado otrora, pero no tuvo tiempo de procesarla. Sus aureolas habían sido atrapadas por unas pinzas para pezones. Chilló de dolor contra la palma que todavía la silenciaba. El sonido de sus bragas siendo rasgadas la inquietaron nuevamente. Su cuerpo volvió a traicionarla cuando un dedo acarició su húmedo centro. Por fin, la mano se retiró de su boca sólo para encerrar su cuello con la presión justa para cortarle el flujo de oxígeno e impedirle hablar. Debía concentrarse en su respiración.

- Oh, ma belle. - Esa voz, esa maldita voz hizo que se mojara un poco más. - ¿Qué te dije sobre desobedecer mis reglas?

Se sintió aliviada de que fuese Lauren y al mismo tiempo un miedo atroz recorrió cada célula de su sistema nervioso. Enfrentarse a una Lauren Jauregui enojada no era nada agradable. No podía verla, pero presentía que sus orbes chisporroteaban enormes llamaradas de fuego. Ajustó las pinzas para que le apretaran más y su clítoris vibró en aceptación. Se sintió un tanto mareada por la ligera asfixia a la que estaba siendo sometida, y su esposa pareció notarlo porque enseguida la soltó. Notó que se alejaba con ese taconeo elegante, sólo para regresar con algo que colocó en su entrepierna. Se sentía duro y suave a la misma vez. La primera descarga de placer recorrió su espina dorsal en el segundo que Lauren encendió el vibrador. Sus rodillas temblaron y agradeció estar sujeta contra la pared o hubiese caído desparramada por la intensidad de aquella sensación.

- Me desobedeciste, Camila. - Su tono calmado pero hosco al mismo tiempo le resultó demasiado excitante, no tardaría en llegar si ella seguía hablando de esa forma mientras la estimulaba. - Y, por si fuese poco tu descaro, me fuiste infiel en mi propio despacho.

- L-Lauren. - Jadeó. La ojiverde acababa de penetrarla con el juguete para luego abofetearla.

- No tienes permiso para hablar todavía. - Aumentó la velocidad del dildo y comenzó a palmear su clítoris en repetidas ocasiones, lo que incrementaba la formación de aquel nudo en su vientre. - Una sola petición, Camila, una sola. Pero preferiste llevarme la contraria. ¿Qué tienes que decir al respecto?

- Voy a correrme. - No le importaba más nada en aquel momento, así que se liberó por completo y comenzó a gritar improperios que murieron una vez que su esposa extrajo el vibrador. Creyó que iba a dejarla descansar, sin embargo, volvió a introducirle el aparato y fue directo hacia su oído

More Than That (Camren One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora