More Than That (Camren One Shots)

Jauregui's Anatomy

Lauren g!p

El localizador en mi pantalón vibró desesperado, como anunciando que la urgencia a la que me enfrentaría no sería nada sencilla. Bajé de la camilla en la que estaba intentando recuperar unas horas de sueño para colocarme la bata mientras corría por el pasillo a toda prisa. A mitad de camino choqué con un cuerpo delgado, sin embargo, sólo dejé escapar un "lo siento" abrupto al aire para continuar en mi carrera hacia la entrada del hospital.

- ¿Qué tenemos? - Pregunté a Normani Hamilton, cirujana cardio-torácica y mi mejor amiga desde la universidad.

- Tiroteo masivo en un bar gay. - Ambas hicimos una mueca de disgusto. Las personas se creían con derecho de arrebatarle la vida a otros sólo por amar con libertad. - Al menos tres víctimas mortales y una docena de heridos. Será una larga noche.

- Llama a los residentes, necesitaremos la mayor cantidad de ayuda posible. - La morena de piel asintió con cierto recelo. Iba a preguntarle qué pasaba, pero el sonido de la primera ambulancia llegando al lugar me obligó a obviar su actitud.

En menos de cinco segundos toda el ala de emergencia se sumió en una caótica batalla contra el tiempo para detener hemorragias, suturar heridas leves, estabilizar a un chico que sufría de epilepsia... Yo, por mi parte, me encargué de tirar con fuerza de la camilla en la cual estaba recostado el cuerpo moribundo de una chica trans de cuya sien brotaba un hilo de sangre. No tardé ni cinco minutos en alistarme antes de entrar al quirófano e iba a colocarme los guantes de látex, sin embargo, un par de ojos expectantes me analizaron desde el otro extremo de la habitación. La ignoré con la molestia atenuada en mi interior, debía concentrarme en la persona que dependía de mí.

- Bien, hagamos esto. - Dije en voz baja mientras ella me tendía el bisturí con un brillo inusual en sus pupilas.

***
Casi ocho horas consecutivas de cirugía me mantuvieron despierta el resto de la madrugada. A penas podía sentir mis piernas y un ligero calambre se apoderaba de mis manos. Tiré los guantes ensangrentados a la basura mientras el resto del equipo celebraba una extracción de bala satisfactoria. Aún debíamos esperar a que despertara para analizar las secuelas, no obstante, su corazón seguía bombeando a un ritmo constante y eso era lo único que me importaba por ahora.

- Felicidades, doctora Jauregui. Otra cirugía satisfactoria. - Su voz me detuvo a mitad de camino. Ni siquiera me giré para observarla, sabía de quién se trataba.

- ¿Qué haces aquí? - Gruñí por lo bajo.

- Iba a saludarte cuando chocamos en el pasillo, pero te disculpaste antes de que pudiera hacer algo.

Así que había sido ella la persona que había atropellado unas horas atrás. Escuché cómo sus pasos se acercaban despacio, y me maldije internamente por los nervios que desató en mí el conocimiento de tenerla tan cerca luego de unos agobiantes seis meses. "Ella jugó contigo, Jauregui, no lo olvides." Mi subconsciente advirtió en cuánto el olor a vainilla inundó mis fosas nasales para enviar una oleada de libido a mi miembro.

- Ya participaste en la cirugía, puedes marcharte. - Advertí para que no iniciara lo que sea que tuviera en mente. Una mano apretó mi hombro de una forma tan relajante que me fue imposible apartarla.

- Vamos a tomar un café, lo necesitas. - Ofreció en voz baja. El rostro consternado de Normani atravesó mi mente; sabía que aquel gesto significaba algo. La pregunta ahora era por qué estaba de vuelta y qué quería de mí.

Acepté sólo porque necesitaba dar respuesta a mis interrogantes, sin embargo, una parte de mí la había extrañado a rabiar a pesar de sus actos egoístas en el pasado. Caminé sin dignarme a mirarla, todavía no estaba preparada para escrutar su rostro libre de la mascarilla.

- Un express sin azúcar y un latte. - Pedí en la cafetería del hospital, a sabiendas de que ella siempre bebía eso luego de una cirugía. Volví a nuestra mesa con ambos vasos de plástico humeando en una silente entropía.