Ice War

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El hielo se desplegaba imponente bajo el filo de mis cuchillas, a la espera de ser rasguñado sólo para otorgarme el placer de liberar el estrés del día. No es necesario hablarles demasiado sobre cómo sucedió todo, lo único que necesitan saber es que desde los quince años, mi vida ha sido una guerra constante en contra de mi única enemiga: Lauren Jauregui.

Odiaba a aquella chiquilla estirada con todas mis fuerzas. Pasamos de ser compañeras de equipo a un par de adolescentes rabiosas en la primera práctica de patinaje. Todo comenzó cuando la ojiverde me empujó en medio de la pista por un descuido, pero uno que me costó la burla continua de Austin Mahone, mi crush por aquel entonces. Ella ni siquiera se disculpó, simplemente se encogió de hombros y continuó con su rutina de saltos. Semanas después la vi de la mano con el idiota de Austin y descubrí entonces que el choque no había sido nada inocente.

Hoy habíamos tenido una fuerte discusión en el laboratorio de Química por el uso de un reactivo; la profesora Lovato tuvo que interceder antes de que derramara ácido clorhídrico en su inmaculado rostro pálido. Luego en el comedor se sirvió la última ración de pudín de plátano sólo para hacer hervir mi sangre. Ni siquiera le gustaba tanto como a mí. Y por si fuera poco, la entrenadora le cedió mi programa de patinaje favorito para la próxima competencia únicamente porque llegué cinco minutos tarde, de nuevo, culpa de ella. Me dejó encerrada en el aula de Matemáticas para poder elegir sin mi presencia. Bufé molesta cuando el primer giro no salió como lo tenía planificado, sin embargo, me molestaba más estarle prestando atención a su mirada burlona del otro lado de la pista que a mi entrenamiento. Los tres primeros puestos en aquel torneo tenían altas probabilidades de conseguir una beca para alguna universidad de la IVY League. Necesitaba aquella oportunidad, no por beca en sí, sino por la necesidad de demostrarle a mi padre que era una buena patinadora y que todos mis logros eran gracias a mi esfuerzo diario, no a su dinero.

- Sigue así, Cabello, no vas a clasificar ni a las infantiles. - Se mofó la ojiverde una vez que volví a fallar mi salto. Sólo le enseñé el dedo corazón para continuar. - A la princesa le molestan las críticas constructivas, ¿eh?

- Métete en tus propios asuntos, Jauregui. - Gruñí mientras me deslizaba por el hielo con unos deseos inmensurables de que fuese el cráneo de Lauren para destrozarlo lentamente. Ok, aquello había sonado menos macabro en mi mente.

- El prestigio del equipo recae también en tu actuación, no quiero verme asociada con una patinadora sin técnica. - Frené en seco para girarme hacia ella.

- ¿Cómo me has llamado? - Ya casi todas las chicas se habían ido, así que podía discutir con ella sin necesidad de escuchar a mis amigas reprenderme. - Repítelo si tienes los ovarios.

- Patinadora sin técnica. - Sonrió de medio lado una vez que me coloqué frente a ella, separadas por la barra de metal.

- Te voy a matar, Jauregui.

- Estaré en las duchas. Atrápame si puedes, Cabello.

Bufé exasperada mientras la veía perderse hacia los vestidores. Estuve debatiéndome si continuar con aquella tonta discusión o intentar otro par de saltos, sin embargo, mi ego acababa de ser lastimado por las palabras de aquella engreída niñata. Me quité los patines para dejarlos caer en medio de las bancas, más tarde los recogería. Como sospechaba, el vestuario se encontraba vacío excepto por el sonido de la última regadera. De seguro era esa idiota. Caminé decidida hasta encontrarme con una imagen que me cortó la respiración. Lauren estaba lavando su larga melena castaña mientras la espuma cubría su espalda y el agua le caía lánguidamente por su nívea epidermis como una obvia incitación a recolectar cada gota con la lengua. Cabeceé de manera negativa para apartar aquellos pensamientos intrusivos. ¿Desde cuándo pensaba así sobre una mujer? Y más importante aún: ¿desde cuándo la imagen de la ojiverde desnuda me había causado ese arrebato hormonal? Seguramente era el estrés. Me aclaré la garganta para llamar su atención, no obstante, ella prefirió ignorarme para continuar con su baño.

More Than That (Camren One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora