Ser infiel nunca había tenido espacio ni en mis más mezquinos pensamientos. Siempre que estaba en una relación, ya fuese con un hombre o una mujer, me escabullía con facilidad de los pecados carnales. Me parecía una falta de respeto tanto para la otra persona como conmigo misma. ¿Si estaba satisfecha sexual y emocionalmente, para qué iba a destruir la confianza por algo tan superfluo como una noche de sexo casual? Al menos aquel era el dogma que intentaba predicar. Pero todo cambió unas dos semanas atrás cuando Camila irrumpió en mi vida, sin previo aviso y con una fuerza desestabilizadora que hizo tambalear cada arista de mi cotidianeidad.
Llevaba alrededor de un año y medio saliendo con Normani. No tenía quejas de ella en ningún aspecto. Mi novia era estudiante de Diseño y modelo en sus ratos libres. En más de una ocasión me salvó de caer en crisis por falta de contenido artístico; brindaba su cuerpo para que fuese delineado en una porción de celulosa vacía. Sus curvas se plasmaban a la perfección entre el carboncillo y mi mente, su abdomen tonificado se estremecía en los bosquejos de mis dedos para buscarle profundidad al dibujo, sus pezones erectos amenazaban con disparar, sin embargo, me invitaban a una silente guerra entre sus aureolas y mis dientes.
Unas cuántas hojas quedaron desparramadas por el piso de mi habitación cuando empujé a Normani hacia la cama, cansada de resistirme a sus invitaciones de pausar el dibujo para ver de cerca los detalles de mi musa. Mis manos recorrieron su piel morena hasta chocar con una húmeda intimidad.
- Mmm, ¿te calienta que te dibuje desnuda? - Ronroneé contra su oreja, la cuál mordisquié mientras la sentía retorcerse ansiosa.
- Muchísimo, Lolo. - Sus labios succionaron mi piel con fuerza, pero la necesaria para no dejar ninguna marca. - Me pone demasiado cada vez que me desnudo para que me pintes.
- A mí me pone más cuando gritas mi nombre. - Introduje un dedo sin previo aviso, escuchando un gemido en retribución.
Mi boca enseguida se apoderó de su pezón izquierdo. Tenía una debilidad enorme por los pechos de mi novia. Otro dígito se perdió en su interior a la vez que mordisqueaba su rígido pezón. Conocía a Normani y sabía que su primer orgasmo se estaba formando, así que aceleré los movimientos de mi muñeca hasta que sus paredes comenzaron a apretarme.
Para cuando iba a liberarse, el timbre sonó por toda la casa. Dejó escapar un quejido mezclado con una clara señal de haber llegado pero no con la fuerza habitual. Salí de encima de ella para empezar a vestirme.
¿Quién habría osado a interrumpir nuestra sesión de dibujo? Las tetas de mi chica se perdieron bajo la tela de una de sus camisetas de los Houston Rockets, no es que ella fuese una gran fanática al bascket, pero sí amaba todo lo relacionado a su ciudad. Yo en cambio preferí colocarme mi pullover holgado de Bob Marley y unos short de yoga más cortos de lo permitido por mi padre.
Sí, Mike Jauregui no era partidario de que anduviese exhibiendo mi piel más de lo necesario porque decía que de ese modo los chicos no se fijarían en mí y sólo tendría que buscar una forma de ahuyentar a las chicas. Él y sus dramas de padre sobre protector.
Fui a la sala luego de unos minutos escuchando la euforia en la voz de Normani, contrarrestando la presencia de otra fémina en la sala. Me congelé al pie de la escalera cuando observé aquel cuerpo por primera vez en mi vida. En realidad, la había visto otras veces en fotos, sin embargo, distaba mucho de aquella adolescente desgarbada que solía ser una gran amiga de mi novia en la adolescencia. Tragué en seco al chocar en esas curvas sinuosas. "Perdóname, Señor, sabes que nunca he mirado más de lo que necesito." Pero joder, se me había antojado perderme en esas caderas en menos de tres segundos. Sus pozos marrones ondularon despacio para llamar mi atención y advertirme de que llevaba un tiempo considerable mirándole las piernas. Me aclaré la garganta.
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More Than That (Camren One Shots)
FanfictionUn poco de g!p, un poco de sadomasoquismo, un poco de tríos... Vamos, un poco de todo. Sólo entra a leer y que Allysus te bendiga.