I hate her II

908 40 41
                                    

La ira se desplazaba por todo mi cuerpo con la misma fuerza de un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter. Si mis pensamientos se materializaran seguramente estuviera condenada a pena de muerte en más de 100 países. El simple hecho de imaginar a la idiota de Lauren Jauregui decapitada era una escena reconfortante. Contuve la respiración para no seguir fantaseando con el posible asesinato de la hermana mayor de mi mejor amigo.

Mis ojos analizaron el terreno y mis neuronas maquinaron un posible plan de escape de aquella vergonzosa situación en la que ella me había colocado. En una de las tumbonas yacía una toalla lo suficientemente grande para cubrir mi desnuda anatomía. De un salto logré salir de la piscina, sin embargo, mis piernas aún temblaban por la intensidad del orgasmo que me había provocado aquel ser inmundo.

En el comedor se respiraba ese ambiente familiar que siempre había adorado de los Jauregui. Era como una extensión de mi propia familia: los padres mirándose enamorados a pesar de los años, los hermanos discutiendo por quién fregará los platos al final de la cena, las cálidas conversaciones. El único punto que me molestaba de esa familia era Lauren.

Todavía no entendía cómo una señora tan dulce como mi tía Clara y un señor tan amigable como el tío Mike pudieron engendrar a la reencarnación de Satanás. Con su cabello oscuro, el maquillaje gótico que usaba para la escuela y la mayoría de su clóset siendo un cuadro monocromático parecía más la hija de Ozzy Osbourne que de los señores Jauregui.

Cuando todos notaron mi presencia enseguida me respondieron con sonrisas genuinas. Excepto el feto diabólico. Ella se limitó a lanzarme una mirada que no pude descifrar. Tampoco quería adentrarme en sus juegos retorcidos, bastante tenía con haberme dejado arrastrar por la tentación de sus ojos verdes. Enseguida Taylor me tendió una rebanada de pizza, que devoré en cuestión de segundos. Estaba famélica.

- Come despacio, Mila. Compramos una pizza extra para ti. - Informó Clara con ese cariño especial que profesaba hacia mí.

- Gracias, tía Clara. Eres la mejor. - Sonreí con la segunda porción ya en mis manos.

- ¿Cómo seguiste del tirón muscular, Mila? - Mi mejor amigo preguntó con genuina preocupación, pero yo casi me atraganto con un trozo de queso.

- Mejor. - Respondí escueta para que no notara los nervios que desató esa pregunta.

- Deberías hacer más cardio, Cabello, así adquieres algo de habilidad. - La muy idiota sonrió satisfecha cuando la fulminé desde el otro extremo de la mesa.

Los números no me parecieron infinitos en ese momento, necesitaría billones de cifras para alejar mis pensamientos intrusivos. Un cuchillo se vería perfecto en medio de su rostro, sin embargo, no valía la pena estar en prisión por su culpa. El resto del almuerzo transcurrió sin ninguna otra intervención de la inquilina del Infierno y para cuando creí que me libraría de ella, la tía Clara me pidió que ayudara a Lauren a cargar el lavavajillas. No podía negarme, por mucho que deseara estrangular a aquella chiquilla insoportable.

Nunca entendí cómo surgió esta profunda enemistad entre ambas. Siempre fui amable con ella, incluso cuando mis primeras visitas a su casa se vieron marcadas por un silencio sepulcral por su parte y miradas de desdén cada vez que pasaba tiempo con sus hermanos.

Después estuvo esa vez que me pilló besando a Austin en las gradas del gimnasio: la muy idiota me lanzó un balón de fútbol por la espalda. Desde ahí su odio no argumentado hacia mi persona incrementó. Primero creía que ella estaba enamorada secretamente del chico, pero en fiestas posteriores la veía enrollándose con una zorra diferente en cada ocasión.

- Te gustó tanto lo que te hice que no paras de pensar en eso, Cabello. - Se mofó por mi estado catatónico.

- Ni siquiera estaba pensando en ti. - Mentí para no incrementar su ego. - He tenido mejores polvos que ese, honestamente.

More Than That (Camren One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora