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— Misun-aaaah... te dije que avisaras si necesitabas alcanzar algo. —Dijo Yedam entrando al pequeño salón de medicamentos, otra vez encontrándose a Misun de puntillas, pero sobre un pequeño sillín que servía para alcanzar cosas altas... sólo que a ella no, aparentemente.

Misun se rindió y suspiró.

— Lo siento, es que de verdad pensé que alcanzaría. —Murmuró bajando del sillín.

Yedam levantó un brazo y tomó lo que ella parecía intentar alcanzar.

— No es ese, oppa. Es el de la derecha. —Corrigió ella apuntando un frasco verde.

Yedam volvió a dejar el anterior arriba, y luego bajó el verde. Sin intención, empujó con el codo un frasco, entrando en pánico. Estiró su pierna contra el estante con la esperanza de que no cayera al suelo ya que era de vidrio, pero en lugar de evitar la caída, sólo hizo el vidrio explotar por la presión del golpe.

— Oppa... —Murmuró Misun asustada, antes de agacharse rápidamente hasta su pierna.

Yedam no entendió bien hasta que comenzó a sentir el ardor que el vidrio había provocado en la zona superior a su tobillo.

— Dios... —Murmuró Misun al notar que un gran vidrio estaba enterrado en su piel.

Yedam se quedó quieto mientras Misun corría a la recepción, pero no sabía qué hacer porque no quería ver lo grave que podía ser la escena, ya que eso podía hacer que le doliera más o asustarlo más.

Ella volvió apresurada y quitó el profundo vidrio que ya había pasado probablemente la estructura subcutánea de su piel, inmediatamente deteniendo el sangrado con una venda, y amarrando esta con otra más.

— Misun-ah...

— Vamos, te llevaré a una camilla libre. —Dijo ella levantándose para tomar su brazo y pasarlo por su cuello, y así ayudarlo a caminar.

— Misun-ah... ¿Tan grave es? —Preguntó Yedam preocupado.

— No es de vida o muerte pero llegó realmente profundo el vidrio, respondió tranquilamente.

Llegaron a la camilla más cercana que estuviese vacía, y Misun comenzó a buscar cosas en un cajón que había a la derecha. Yedam decidió mirar la herida, e hizo una mueca de dolor al verla descubierta cuando Misun quitó la venda.

— Llama a algún doctor mientras alisto esto, así te hacen puntos rápido y no nos preocupamos tanto. —Explicó ella sacando unas pinzas.

Yedam asintió, y Jihoon apareció de pronto por la puerta corrediza.

— ¿Qué hace Yedam sobre una camilla pediátrica? —Preguntó Jihoon luego de abrir.

Yedam miró a Jihoon, y detrás de Jihoon apareció Yoshi, empujando a Jihoon al instante luego de escucharlo.

— Yedam-ah... —Murmuró Yoshi acercándose.

— Yoshi oppa, necesitaba un doctor rápido. Claramente no tengo autorización para suturar, pero está sangrando mucho. —Dijo Misun dejando una bandeja con cosas sobre la camilla.

Yoshi miró a Yedam y suspiró con una leve sonrisa.

— ¿Cómo te hiciste esto, Yedam-ah? —Preguntó sentándose en una pequeña silla para comenzar los puntos.

— Sólo... intenté que no cayera un frasco de remedios y... y pues lo reventé al presionarlo contra el estante. —Explicó desanimado.

— ¿Y dejaron todo el desastre ahí? —Preguntó Jihoon saliendo de la habitación carente de pacientes.

Yoshi rió al imaginarse algo así, y desinfectó la herida tranquilamente. Yedam frunció el ceño por el profundo dolor que se apoderó de su pierna, y apretó los puños con fuerza. El ardor pasó relativamente rápido, y pudo volver a relajarse.

— Gracias, Misun-ah. De no ser por ti no sé qué habría hecho... una vez más eres la mejor, como siempre. —Agradeció Yedam algo decepcionado de él mismo.

— ¿Querías que te dejara ahí? Claramente te ayudaría, oppa. —Dijo ella tranquilamente entre una suave risa.

Yedam le sonrió y siguió mirando la herida. Yoshi tomó las pinzas que habían en la bandeja.

— Mmmh... puedes irte si quieres, Misun-ah, seguro tenías pacientes que ver. —Dijo Yoshi con una leve sonrisa antes de volver a mirar la herida.

— Ah... claro, adiós. —Respondió ella energéticamente haciendo una reverencia antes de trotar hacia  afuera.

Yedam levantó una ceja.

— ¿Por qué le dijiste que se fuera? —Preguntó Yedam sin entender lo antipático que había sido.

— Porque... necesito concentración. —Dijo luego de pensarlo unos instantes.

— No es cierto, has hecho esto mil veces. —Intervino Yedam seriamente.

Yoshi no respondió hasta unos segundos más.

— Porque me gusta estar a solas contigo. —Corrigió cruzando el hilo por un punto de su piel.

Yedam sonrió levemente.

— Ya sabía, me he dado cuenta. —Respondió rodando los ojos.

Yoshi sonrió también, pero aún concentrado en sus movimientos.

wrong road - yoshidamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora