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Yedam llevaba sus audífonos puestos, mientras leía impresa la guía de reglamentos internos en su camino al  hospital. Había encontrado un bus que lo recogía exactamente frente a su departamento, y lo dejaba exactamente frente al hospital. Le llevaba aproximadamente veinticinco minutos con el tráfico, así que sabía que tenía tiempo de repasarla por si realmente la exigían.

No tenía uniforme aún, así que tenía en los bolsillos de su hoodie los accesorios que siempre llevaba sobre él. Estaba ansioso por conocer a sus nuevos mejores amigos pequeños, y sólo esperaba que fueran amables con él. Guardó la guía y bajó de su asiento para quedarse frente a la puerta, y más adelante tocar el botón para bajar.

Estaba realmente nervioso, así que caminó rápidamente hacia el costado de la cuadra, que tenía el hospital de niños. Su trabajo sería en el piso tres, y él estaba en el uno. Entró al ascensor junto a una chica bastante linda. Su cabello era castaño claro pero estaba recogido en un moño bajo muy hecho a la rápida, sus pequeñas pero largas y delicadas manos sostenían una pila de papeles no tan grande, y su uniforme azul oscuro hacía resaltar sus curvas y la credencial que colgaba en uno de los bolsillos abrochada por un panda bebé que la sostenía a la tela.

Yedam se sorprendió al ver su propia ficha en sus manos, con su foto e información.

— ¿Estoy yo ahí...? —Preguntó confundido.

Ella le dirigió la mirada con sus profundos y rasgados ojos color chocolate, y luego la agachó hasta el papel que él observaba.

— Ah... ¿Eres Bang Yedam-ssi? —Preguntó sorprendida pero amigablemente.

Yedam asintió sonriente y el ascensor se abrió.

— Qué coincidencia, ahora te estaría esperando en la recepción pero llegaste exactamente a las siete. —Dijo ella sonriente.

Yedam sonrió de vuelta, y luego la siguió.

— ¡Llegó Yedam-ssi! —Exclamó ella dejando los papeles sobre la recepción.

Parecía más amable de lo que aparentaba, y aunque su apariencia era muy tierna hasta cierto punto, llegó a darle la sensación de que tanta belleza junta la haría egocéntrica. Pero al parecer estaba equivocado, porque según cómo caminaba y hablaba transmitía todo lo contrario a amargura.

De pronto un rostro conocido salió de una habitación que había tras el mesón.

— ¿Jihoon hyung? —Exclamó Yedam sorprendido.

— Yaaaah, yo sabía que quedarías igual. —Dijo Jihoon abrazándolo entusiasmado.

Yedam rió y luego llegó un chico alto y delgado, bastante serio intentando abrir una botella de café.

— Déjame abrirla, sunbae. —Dijo Jihoon quitándosela.

— Ah, tú debes ser Yedam. —Dijo el chico de pronto convirtiendo su rostro en el más amable del hospital hasta ahora.

Parecía un universitario pero su voz era más grave de lo que esperaba. Sus ojos eran más rasgados que los de la chica que había conocido en el ascensor, y su nariz encajaba perfectamente con las facciones de su rostro. Su cabello era bastante oscuro pero no café, sino más azabache, y sus ojos negros resaltaban su mirada desde lejos. La sonrisa que Yedam no se esperaba de él transmitía una calidez muy repentina, y parecía ser de las personas más amables ahí.

Yedam sonrió ampliamente e hizo una reverencia.

— Déjame ir a buscar tu uniforme, ya vengo. —Dijo la chica del ascensor tranquilamente pasando por la puerta.

— Yo soy Choi Hayoung, él es Park Jihoon, la que te encontraste antes era Kim Misun y... y falta Lee Jaewoo que no sé dónde se metió. —Dijo energéticamente el de sonrisa cálida.

Yedam hizo una reverencia otra vez, y Misun volvió con un paquete transparente que hacía ruido.

— Ahí está, hay baño aquí atrás. —Dijo ella amablemente.

— Jihoon-ah, ya que lo conoces, puedes hacerle un tour si no estás ocupado. —Sugirió Hayoung sentándose en una de la sillas que habían frente a la recepción.

— Sí jefe. —Respondió Jihoon exagerando, para después pasar su brazo por sobre Yedam y guiarlo.

— Esta es nuestra habitación, aquí comemos y en esa puerta hay camas, pero sólo dos. En este mesón también a veces hacen reuniones pequeñas y en esa nevera guardamos la comida.

Jihoon fue explicándole todo del alrededor, y después de un rato Yedam fue a cambiarse. En el espejo sonrió, notando lo extraño que se sentía estar usando el logo de ese hospital sobre su identidad. Tomó un pequeño zorro naranja y lo enganchó en su bolsillo cuidadosamente, aún sin tener una credencial propia pero esperando pacientemente a recibirla. Dejó tres lápices en el bolsillo de la corta y gruesa bata blanca, y guardó su estetoscopio en el bolsillo más grande de la camiseta. Se alejó del espejo y dio una vuelta, para después sonreír y salir del baño tranquilamente.

— Puedes dejar tus cosas en un locker, Yedam-ah. —Dijo Jihoon, quien justo en ese momento sacaba unas gafas de un estuche dentro del suyo.

Yedam se acercó y se quedó frente a los diez lockers que habían.

— Cualquiera está vacío menos los que tienen nombre. —Añadió antes de voltear y volver a salir a la recepción.

Yedam dejó su mochila y zapatillas dentro de uno vacío, y configuró una contraseña tranquilamente, para después salir y mirar a su alrededor.

— Ah, Yedam-ah. Te asignaremos tres pacientes que eran de Jihoon, se está imprimiendo la condición de cada uno y puedes preguntarnos a cualquiera de nosotros lo que necesites. En unos minutos te llamaré para el proceso de tu credencial nueva. —Dijo Hayoung frente a una pantalla grande.

— Gracias, sunbae. —Agradeció Yedam junto a una reverencia.

Al menos tenía trabajo, pero seguía ansioso por saber qué haría ahora. Le aterraba no poder adaptarse, pero siempre le agradaron los cambios así que daría lo mejor de él.

wrong road - yoshidamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora