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— ¿Dónde vamos, hyung? —Preguntó Yedam luego de quedarse en silencio la mitad del viaje.

— No lo sé, yo te seguía. —Respondió Yoshi.

Yedam se detuvo, y Yoshi volteó a él. Hubo un leve silencio, y Yoshi no pudo aguantar la risa antes de tomar su mano y dirigirlo dentro de un lugar muy bonito.

Yedam sintió un golpe de electricidad ante ese contacto, pero lo ignoró porque le había llamado muchísimo la atención ese lugar.

Era como una cafetería pero muchísimo más suave. Todas las paredes tenían colores suaves y pasteles, y el lugar era de luz clara en general. Los muebles eran todos blancos, y los pasteles y galletas en las blancas vitrinas adornaban tiernamente lo que parecía una cafetería de ensueños.

— Hyung.... —Murmuró Yedam sorprendido, aún mirando a su alrededor.

Yoshi le sonrió a su tiernamente fascinado rostro, y volvió a darle un tirón a su mano para que avanzara. Era grande el lugar, porque lo había llevado por un pasillo que había a un costado. El pasillo tenía las paredes rosa pastel, y unos cuadros de muffins y tartas dibujadas adornaban de forma minimalista.

Pero la concentración de Yedam ya no estaba en el lugar, sino en cómo Yoshi aún no soltaba su mano. Le llamaba la atención que fuera así de afectivo, pero no veía una razón exacta de por qué no podría caminar por sí mismo.

Pero quería más.

Yedam entrelazó su mano con la suya justo al terminar el pasillo, y Yoshi comenzó a caminar hacia una puerta de vidrio grande. Yedam esperaba alguna reacción de su parte, pero no había recibido nada en absoluto, así que soltó su mano en el momento en que Yoshi abrió la puerta.

Tal vez no debía pensar estupideces, siempre supo que Yoshi era afectivo con quien fuera. Pero entonces Yoshi volvió a tomar su mano, y esta vez las entrelazó él. Yedam se quedó atónito mientras caminaba detrás, y sin darse cuenta, en unos segundos estaban frente a un ventanal lleno de plantas.

— Te presento... mi cafetería favorita. —Dijo Yoshi usando su brazo libre para estirarlo y mostrar su alrededor.

Yedam reaccionó y miró a su alrededor.

— Woaaah... ¿Cómo descubriste este lugar? —Preguntó Yedam sorprendido.

Él sonrió.

— Jamás traigo a nadie aquí, siempre siento que no debería. —Dijo dirigiéndose a una blanca mesa con dos sillas junto a un rincón del ventanal.

Yoshi soltó su mano para sentarse, y Yedam intentó controlar el nerviosismo que se acababa de apoderar de su corazón y respiración. Realmente no sabía qué decir o de qué hablar en medio de ese silencio incómodo. Decidió fingir buscar algo en su mochila que había dejado en el suelo, y Yoshi sólo lo sonreía sabiendo perfectamente lo que hacía.

— ¿Qué quieres comer? —Preguntó Yoshi cuando Yedam se aburrió de actuar algo que no hacía.

— Uuuh... —Murmuró cabizbajo.

— Creo que no tienen de eso aquí, podemos pedir la recomendación. —Se burló Yoshi asintiendo.

— Yah... no dije nada. —Se quejó Yedam cruzándose de brazos.

Yoshi agachó los hombros y se quedó mirándolo con una leve sonrisa. Parecía que ambos esperaban que el otro siguiera la conversación, pero ninguno lo hacía. Ya había sucedido unas mil veces desde que comenzaron a salir de vez en cuando, a veces con Jihoon y otras veces con los chicos. Llevaban aproximadamente tres meses así, casualmente encontrándose en el hospital, y ya estaban relativamente acostumbrados a esos silencios vacíos.

— ¿Qué piensas? —Preguntó Yedam aún de brazos cruzados.

Yoshi sonrió, pero no respondió.

— Holiii, ¿Qué desean ordenar? —Interrumpió una voz conocida.

— Hey Jaehyuk-ah, ¿Tienes pastel de frutilla aún? —Preguntó Yoshi sonriente.

Yedam seguía con la boca abierta, porque no tenía idea de que Jaehyuk trabajaba de mesero, ni mucho menos en esa cafetería.

— Mmmh... creo que sí, pero se acaba rápido. —Respondió Jaehyuk asintiendo con una libretita y un lápiz entre sus manos.

Terminaron por ordenarlo rápido antes de que se acabara, más dos café con leche porque Yedam no pensaba pedir algo caro considerando que el mayor siempre era el que pagaba en Corea.

— ¿Por qué siempre me compras cosas, hyung? Estoy bien, no necesito de tu caridad. Ya tengo un mejor sueldo. —Se quejó Yedam cortando un último trozo de pastel, que le había parecido delicioso.

Yoshi rió unos instantes.

— No es caridad, Yedam-ah. ¿De verdad piensas que creo que eres pobre?

Yedam lo miró unos momentos y luego se llevó el trozo a la boca. Miró a Yoshi con los ojos entrecerrados unos segundos, como sospechando algo remoto.

— ¿Y entonces? Opino que tus sunbaes serían mejor compañía para ti, porque te pagarían en lugar de tú pagarle a ellos. —Dijo agachando los hombros.

Yoshi negó con la cabeza antes de tomar un sorbo de su café.

— Mis superiores no son tú, Yedam-ah. No son mejor compañía en absoluto. —Respondió asintiendo seguramente, mientras cortaba un trozo de su pastel.

Yedam sonrió, y agachó la mirada sin saber qué responder. Originalmente habría comido más pastel, pero su plato estaba vacío, así que tomó un sorbo de su café tímidamente. No sabía qué decir o dónde mirar, así que se quedó revolviendo el café con la mirada fija en su movimiento mientras subía y bajaba su pie izquierdo ansioso.

— Tal vez deberías practicar ocultar tu nerviosismo si eso quieres ocultar, Yedam-ah. —Sonrió Yoshi antes de dejar su tenedor vacío sobre el plato.

— Aaaggh... lo siento. —Murmuró Yedam nerviosamente tapando su sonriente rostro, porque sólo lo había empeorado.

Yoshi rió y negó con la cabeza dulcemente.

wrong road - yoshidamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora