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— Misun-ah... mereces mucho más, por favor créeme, mereces el cielo. —Dijo Yedam acariciando su espalda mientras ella lloraba hecha bolita entre la pared y el suelo.

Claramente todo había salido mal, y Yedam le dijo a Misun que fuera a su apartamento inmediatamente, ya que estaba cerca.

— Dijo que no... que pensó que era mucho mejor desde los ojos de mi mamá y que... que se decepcionó y... y se fue... —Dijo entre sollozos.

— Diji qui si dicipcinio, cállate Misun-ah, claramente no eres el tipo de un idiota como él, yo sabía que el estúpido imbécil haría algo malo, el hijo de su puta madre me miró y ya sabía que algo tramaba.

Misun levantó la mirada algo sorprendida con tantas groserías juntas, y Yoshi aguantó la risa tapándose la boca. Misun había llegado cuando Yoshi estaba en casa de Yedam, y claramente Yedam no le negaría la entrada por nada del mundo. Yoshi estaba completamente de acuerdo con que viniera, porque no le hacía ningún problema en absoluto... casi.

— Escucha, Misun-ah. Tú encontrarás a alguien que te va a amar, consolar, invitar a comer y pagarte las cosas, te va a apreciar por quien eres, te ayudará cuando lo necesites y te dirá siempre lo hermosa y valiosa que eres. A nadie le sirve un idiota como ese, necesitas a alguien que se preocupe por ti, ¿Oíste? Ahora finalmente olvídate de esa basura porque es sólo una piedra más en tu camino que deberás pisar y usar como escalón para darte cuenta de que eres inalcanzable.

Misun sonrió y rió limpiando sus lágrimas.

— No me sirve que tus lágrimas tan valiosas escapen por culpa de una basura como él, tienes que despertar y darte cuenta de que eres lo máximo. No te merece alguien que no te aprecia, ¿Escuchaste?

Yoshi sonrió. Sólo admiraba lo muy enamorado que estaba de ese chico que apoyaba a su mejor amiga. Admiraba las palabras que salían de su boca para expresar el consuelo y cariño que le tenía. Quería algún día aprender de él y poder hacer algo parecido.

Yedam terminó por salir con ella a comer un helado abajo, ya que justo al frente del edificio había una heladería. Yoshi entendió que él no era la prioridad, y luego de unos minutos decidió irse dejándole una nota adhesiva con lo mucho que amaba a Yedam en el espejo.

— Siempre han dicho que el chocolate quita la tristeza, ¿Lo has oído? —Dijo Yedam caminando junto a Misun.

El apartamento de Yedam era de esos en edificios de tres pisos que tenían una azotea arriba, y la dejaron como comunitaria junto a los vecinos, así que subieron ahí para ver el atardecer. Yedam estaba tranquilo porque sabía que Yoshi entendería la situación, y quería hacer sentir mejor a Misun porque le dolía verla triste.

— Yedam-aaaah... dejaste a Yoshi oppa solo... —Se quejó Misun luego de terminar de subir la escalera, notando que era un obstáculo.

— Cállate, tú eres mi prioridad ahora. No quiero que en lugar de dormir llores hasta quedarte sin energía, quiero que descanses y estés tranquila. —Respondió Yedam avanzado hacia adelante.

Había una especie de mesa grande, en la que se sentaban normalmente. En Corea estaba lleno de ellas, y es que en todas las azoteas había alguna, era prácticamente imposible que no hubiese una. Se sentaron sobre ella y terminaron ese pequeño y simple helado de chocolate. El sol se iba escondiendo rápidamente, y en realidad sólo hablaban del trabajo, porque después de todo, no había mucho más de lo que hablar si ya conocían las historias del uno y del otro.

— ¿Cómo es Yoshi oppa? ¿A ti te aprecia? —Preguntó Misun de pronto.

Yedam pensó unos segundos, y luego asintió con una leve sonrisa.

— Creo que sí... sí lo hace. Siempre que puede me dice que me ama, y le gusta mucho abrazarme y sonreírme... creo que sí me aprecia.

Ella sonrió.

— ¿Y tú también lo haces, verdad? Porque yo se lo recordaría de vuelta siempre que lo viera... me gustaría mucho estar enamorada. —Dijo ella mirando el oscuro cielo que de apoco comenzaba a ser estrellado.

Yedam agachó la mirada, y pensó unos segundos tranquilamente.

— El amor es muy lindo... pero creo que las estrellas de hoy son más bonitas. —Suspiró Misun recostándose sobre la mesa.

Yedam la miró y luego rió antes de copiarle. Se veían mucho las estrellas en comparación con otros días, así que era un lindo panorama.

— Me encanta ver estrellas... —Murmuró Yedam sonriente.

— Mmmh... son preciosas.

Yedam cerró sus ojos junto a un tranquilo suspiro, y disfrutó de ese silencio observando las estrellas cada ciertos segundos.

— Yedam-ah.

Yedam le dirigió su atención.

— ¿Sabes? Si alguno de los dos tuviera que morir... espero morir primero, porque no se que haría sin ti.

Yedam amplió su sonrisa.

— No digas estupideces, podrías vivir perfectamente sin mí. Así que mejor muero yo primero porque no pienso no tener a nadie para reírme todos los días. —Respondió entre risas.

Ella rió también, y Yedam pensó unos segundos qué más decir.

— Prometo siempre preocuparme por ti, Misun-ah.

wrong road - yoshidamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora