Dejaron a Undertaker con Michael y James quienes comenzaron a curar algunas heridas de su rostro, él había pasado a su funeraria por aquel antídoto puesto que desde antes se encontraba informado sobre esa clase de veneno, mientras tanto Ciel acompañado por Paula se dirigían a la habitación de Sebastian para darle aquel antídoto, al llegar se encontraron con él levantado, intentó dar unos pasos, sin embargo, se encontraba tan debilitado que sus pasos fueron torpes y antes de que cayera Ciel logró sostenerlo, llevándolo de nuevo a la cama para que se sentara por un momento.
—¿Acaso estás loco? no deberías levantarte en tu estado —le recrimino Ciel a Sebastian —. No me mires de esa manera, ¿a dónde pensabas ir? —Lo miraba serio.
—¿Por qué... te preocupa mi estado? —preguntó entrecortadamente —. ¿No prefieres que muera? sabes que este veneno... me consumirá poco... a poco. —Intentó levantarse de nuevo, pero esta vez Paula lo detuvo.
—Joven Sebastian, por favor... usted tiene que descansar ¿acaso quiere que la señorita lo vea así? —Paula se llevó las manos a sus labios, dándose cuenta de lo que acababa de decir —. Discúlpeme, no...
—Tranquila Paula... tal vez no la vea de... nuevo, el veneno... me matará. —En silencio Ciel poco a poco comenzaba a formar puños, tensándolos por la respuesta de Sebastian.
—¿Qué clase de respuesta es esa? —preguntó entre dientes Ciel, viendo con molestia al otro demonio —. ¿Acaso ya no te importa mi tataranieta? ¿perdiste el interés de buscarla? —Aquellas últimas preguntas le sorprendieron, ambos se miraron fijamente —. Contesta, no querrás hacerla sufrir cuando ella regrese ¿cierto?, sobre tus preguntas anteriores, en algún momento preferí que murieras, pero no puedo hacerle eso a mí tataranieta... después de todo me he dado cuenta que has estado más al pendiente de ella que yo... —El joven demonio dejó su orgullo a un lado para decirle aquellas palabras, costándole un poco de trabajo puesto que no siempre era capaz de admitir sus equivocaciones —. Por esa razón, Undertaker ha traído este antídoto, con esto te recuperarás, así que bébelo. —Le dio aquel frasco, Sebastian lo miró extrañado, pero podía saber que aquellas palabras realmente eran dichas con total sinceridad así que destapó el frasco dejando salir un olor poco agradable —. No quiero que lo escupas, es difícil de conseguir.
—Vamos, joven Sebastian —lo animó Paula, se llevó el frasco a la boca evitando pensar en aquel olor tan desagradable, sintió un enorme asco cuando aquel líquido tan espeso resbalaba por su garganta, pero recordó las palabras de Ciel logrando pasarse por completo el antídoto.
***
Desperté adolorida y desorientada, me encontraba acostada en una cama, la habitación se hallaba completamente a oscuras y supuse que ya era de noche... con esfuerzos logré sentarme en la cama dándome cuenta de que mi ropa había cambiado por un camisón liso, llevé mis manos a mis rodillas sintiendo en ellas un par de gasas. Con cuidado me levanté de la cama, debajo de mis pies sentí el frío del suelo y me quedé un momento de pie para después dirigirme a la puerta, tenía que saber en dónde me encontraba.
—¿Ah? —La puerta tenía colocado el seguro, varias veces intenté forzarla, pero no lo logré, así que caminé hacia el gran ventanal —. A esto no le pudieron colocar el seguro —me dije a mi misma, para mi desgracia también tenía el seguro —. ¿Qué es este lugar? —El paisaje que se encontraba frente a mis ojos era un enorme bosque y apenas se divisaban algunas luces. Me pregunté a mi misma si esta habitación contaba con luz eléctrica y comencé a palpar toda la pared hasta hallar el interruptor, el cual estaba posicionado cerca de la puerta —. ¿Por qué no me di cuenta antes? —Suspiré, en ese momento abrieron la puerta cayendo al suelo por el susto.
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Enamorada de un endemoniado mayordomo.
FanfictionElla era una joven que llevaba una vida normal antes de que sus padres y su pequeño hermano fueran asesinados, al encontrarse en medio de la desesperación, decide realizar un contrato con un demonio, aunque no con cualquier demonio; Sebastian Micha...